¿Bien-estar del poder a costa del virus?

  • Marcela Cabezas
Cosa común en gobiernos previos.

Según la encuestadora mexicana Ipsos los presidentes que gozan de mayor popularidad hoy son Iván Duque de Colombia, Sebastián Piñeira de Chile y Luis Lacalle Pou de la república de Uruguay; de manera contraria, los menos populares son López Obrador en México y Jair Bolsonaro del Estado Brasileño. Dos eventos confluyen a tal resultado, la emergencia sanitaria a causa del Covid- 19 que aplastaría la efervescencia social experimentada al interior de algunos de éstos países.

En tiempos de ingobernabilidad emergencias salubres garantizan la pervivencia de la clase dirigente, aún de “sorpresa”; así estamos en el Cono Sur y en específico en Colombia y Chile dado a que la emergencia sanitaria del Covid-19 vendría a abatir la efervescencia social que en meses previos amenazo con un quiebre democrático al estilo de la década del noventa.

Recapitulemos un poco. En Octubre de 2019 Chile y Colombia experimentan movilizaciones sociales de gran calado a causa de la desigualdad económica y políticas coercitivas del gobierno en turno, el clamor popular encabezado por diversos sectores recaía en el cuestionamiento a la clase política y sus privilegios; la alza de los boletos del metro en Chile y el costo de vida elevado en Colombia será la bola de nieve que empezó a echar mano de problemáticas económicas, politicas y sociales diversas que tendrán como punto de encuentro manifestaciones sociales de la capital a diversas ciudades del territorio. 

La magnitud de los hechos en Chile condujo a Piñeira a sacar nuevamente los cuarteles a la calle -situación bastante criticada debido a la herencia militar de Augusto Pinochet –,  al tiempo que el número de civiles heridos y desaparecidos escalaba: se hicieron constates las denuncias sobre violaciones a derechos humanitarios.

En Colombia, por su parte, la estrategia de Duque se tradujo en deslegitimar las manifestaciones, dividirlas -cosa común en gobiernos previos- por lo que tras la primera marcha contra el “paquetazo de Duque” convocada por gremios sindicales, profesores, estudiantes y otros sectores, las demás tendrán menos concurrencia civil. El asesinato del estudiante Dilán Cruz por parte del Esmad sería la punta de lanza para un escenario titánico que tras varios años se mostró como un contexto de oportunidad social y política.

En ese escenario tanto Duque como Piñeira experimentaban el peor índice calificativo por parte de sus gobernados. Más, algo mas fuerte que la ingobernabilidad de ambos mandatarios difuminaría casi por completo el auge social, quedando todo en stand-by; en tiempos pandémicos nadie volvió a hablar del tema: los medios a la orden del gobierno se concentran en aterrorizar a la población mientras el jefe de la barca se reviste de sendos poderes constitucionales.

No es la primera vez que se gobierna bajo la política del terror y estado de sitio, ya que en los setenta y ochenta se experimenta el ascenso de gobiernos militares en la región. Mientras en Colombia el congreso colombiano dejo de sesionar casi por un mes, en Chile se aplazó el referendo que daría paso a la redacción de una constitución post dictadura.

En este orden de ideas, el Covid-19  para mal o para bien, le “callo como aniño al dedo” a Duque y a Piñeira. Si bien es cierto, las politicas precautorias que se han impartido al interior de estos países debido al inminente quiebre del sistema de salud han tenido aceptación en gran parte de la población, hay sectores que aún se resisten, sobre todo quienes debido al confinamiento se ven imposibilitados para ganar el pan de cada día, y,  hoy desde su encierro y con hambre reclaman condiciones socioeconómicas mínimas.  

A lo mejor, ¡pueda ser! Que la realidad que dejo descubierto el aislamiento social en Chile y Colombia no es diferente a la que previo al estallido pandémico puso en vilo a sus gobiernos. 

Por tal motivo, la cuestión que atañe no es sólo cuándo volveremos a la normalidad, sino y ante todo a qué tipo de normalidad nos referimos, y, si ¿no es mejor que tras el amotinamiento en hogares halla uno social de gran calado que logre aunar las diversas problemáticas que de hace un buen tiempo invitan a cuestionar el papel de gobierno,  instituciones y la misma democracia en realidades harto convulsas y desiguales.

Una cosa es real, en tiempos de coronavirus algunos mandatarios repuntan en popularidad, caso de los presidentes en mención y otros como Alejandro Hernández en Argentina tras la sucesión de escándalos del Kirchnerismo; caso contrario, los que no han tomado medidas oportunas como Obrador y Bolsonaro quienes aún no comen el cuentohttps://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-52186602.

A lo sumo, en la clandestinidad hoy resuenan cacerolazos en los sectores mas desfavorecidos, ésta vez se hace por el hambre y la supervivencia, más la temática no se presenta distante de lo acaecido a finales del año pasado. Aunque no es lo mismo Chile y Colombia -¿Chilombia?- en términos de desarrollo económico, si resultan semejantes en cuanto a desigualdad socioeconómica, costo de vida elevado y el inminente privilegio de la clase política.

En últimas, aunque en tiempos pandémicos el instinto de conservación humano resuena, también debería fraguarse el de rebeldía social ante una realidad económica y política inaguantable. Si, de hecho “la política es entre las elites, y, la historia es un cementerio de aristocracias” al entendido de los teóricos elitistas(1), en un escenario post pandémico habría que aventurarnos a retomar el hilo de la cosa social que podría causar en el peor de los escenarios la circulación de la clase política y un horizonte aún por escribir en desafío a la selección de las especies (…)

 

Notas

  1. Pareto, W. (1980): Forma y equilibrio sociales, Alianza, Madrid.

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Marcela Cabezas

Magíster en Ciencias Políticas y politóloga colombiana. Catedrática y columnista en prensa independiente.