Guerra asimétrica

  • Rodrigo Rosales Escalona
A su vez, cualquier soldado del mundo respaldaría la liberación de un capo

Partamos de que en ningún operativo de alta envergadura se organiza con un libro de texto en la mano, siempre se improvisa, pero ahora hay que analizar si las fuerzas federales contaron con apoyo táctico, aéreo y cibernético para emprender la captura de un capo de la droga en Sinaloa. A su vez, cualquier soldado del mundo respaldaría la liberación de un capo si sus fuerzas se ven superadas en gran número o en potencia de fuego, porque nadie buscaría una masacre "inútil".

También no separemos que ante las acciones de los grupos del crimen organizado de amenazar familiares de los militares y tener detenidos a 20 de ellos, difundiendo de que, si no liberaban a Ovidio Guzmán López, hijo del “Chapo” Guzmán, los resultados serían lógicos.

Claro que la estrategia operativa careció de la misma para tal envergadura, porque se tuvo que elaborar una serie de acciones tácticas operativas para contener toda reacción, asegurar perímetros, implementar una logística de aseguramiento para las mismas fuerzas del Estado, así como prever que, en un combate, el cómo proteger a la ciudadanía, ante el llamado “daño colateral”.

Lo anterior no tuvo efecto, porque las fuerzas beligerantes del narcotráfico, superaron a las del Estado, al grado de que implementaron acciones de “guerra asimétrica”, es decir, corresponde al choque en que se miden contrincantes de fuerzas muy dispares; por contraste, la guerra simétrica es la que opone fuerzas equivalentes.

En este caso, los aparatos de seguridad del estado, se vieron rebasados por un contingente mayor, siendo unos 800 contra 300 militares. En toda guerra se juega la supervivencia, cada contendiente hace todo lo posible para hacerlo lo menos simétrica posible.

Luego entonces, tener una gran superioridad sobre el adversario, provocando la debilidad de respuesta del enemigo, mediante fuerzas abrumadoras, al actuar con métodos clandestinos.

Los ejércitos regulares, por lo general, están preparados para combatir a ejércitos regulares similares a los suyos y estudian estrategias para librar batallas con todos los medios disponibles. A los militares no les agrada y sí les disgustan las tareas policiales, en cuanto a que su poder de fuego y entrenamiento no están orientados a perseguir bandas criminales.

Claro que sumemos que les molesta enfrentar grupos guerrilleros o insurgentes dispersos entre la población civil. Consideremos que los movimientos guerrilleros recurren a tácticas de combate terrorista, realidad donde muchos ejércitos han debido enfrentarlas.

A lo largo de la historia bélica en el mundo, citemos unos ejemplos, donde además del enfrentamiento de fuerzas beligerantes, si los combates se efectúan en las ciudades, el desgarre de muertos son incalculables, sobre todo entre los civiles como daño colateral. Tenemos en la Segunda Guerra Mundial en Stalingrado, Sebastopol, en Berlín, donde se efectuaron batallas cruentas, derivando que, por cada militar muerto o herido, tres o cuatro son civiles. Sin olvidar que, durante la revolución sandinista contra la dictadura de Augusto Somoza, ya al final de esta, desde el 13 de junio de 1979, ciudadanos nicaragüenses huyen de Managua para escapar a los encarnizados combates entre guerrilleros sandinistas y las fuerzas de Anastasio Somoza. Los enfrentamientos continúan también en las ciudades de León, Chinandega, Matagalpa y Estelí. La aviación somocista al bombear posiciones sandinistas, también lo hicieron contra la población, falleciendo cientos de ellos.

El imperialismo norteamericano determinó la Invasión a Panamá. Operativo militar realizado en la República de Panamá por el ejército de Estados Unidos en el año 1989, que representó una de las mayores infamias de las muchas perpetradas por el Imperio en Latinoamérica, porque el objetivo de eliminar a Norberto Noriega, acusado de narcotráfico, en los hechos, fue para impedir que Panamá lograra tener soberanía en el canal. Las consecuencias fueron cientos de civiles asesinados.

En cuanto a lo ocurrido en Culiacán, Sinaloa, la estrategia del cartel, fue actuar con balaceras, quema de vehículos y bloqueos de vialidades, amenazando al estado con masacrar ciudadanos, familiares de militares y ejecutar a soldados presos.

Una vez más, todo ejército o grupos guerrilleros e insurgentes, como también organizaciones criminales, recurren a la “guerra psicológica”, mediante la coordinación de y el uso de todos los medios que tienden a destruir la voluntad del enemigo para alcanzar la victoria y a dañar su capacidad moral, emocional y psicológica, privar al enemigo de apoyo, asistencia o simpatía por parte de aliados y ciudadanos.

En Culiacán, se actuó bajo ese esquema, en cuanto a que, a nivel nacional, la población está enteada de las atrocidades criminales de estos grupos, donde las ejecuciones, descuartizados, violaciones, etcétera, hieren profundamente la psicología de la población. La brutalidad con la que asesinan, queda claro para el pueblo.

Aclaremos, si el gobierno federal determinó liberar a Ovidio Guzmán bajo esas amenazas criminales, corresponde a una postura realista como de valorar la vida de los ciudadanos, además de los militares. Insisto, en una batalla en las ciudades, los estragos de muerte se reflejan con crueldad en los civiles.

Ahora bien, si se acusa al presidente Andrés Manuel López Obrador, de ceder a las exigencias criminales, entonces qué flaca memoria tienen la oposición y poderes fácticos, así como quienes se asumen como periodistas y columnistas, de demandar su renuncia a la presidencia.

Entre los demandantes, tenemos al supuesto representante del PAN, Marko Cortés, quien ufanamente dijo que, con la liberación de Ovidio Guzmán López, hijo de El Chapo Guzmán, se vulnera al Estado mexicano.

“Ya estando en ese momento, me atrinchero, deteniendo al delincuente mientras llega respaldo terrestre y aéreo para poder controlar la situación, pero yo no soy el experto, yo soy contador público, y lo que puedo decir es que vulnera al Estado mexicano”.

Otro más, es el presidente de la Comparmex Puebla, Fernando Treviño Nuñez, lamentó lo ocurrido en Culiacán e invitó a López Obrador a presentar su renuncia.

Así es como de simple opinan sectores diversos que actúan motivando agitación diversa contra la actual administración, considerarndo que Nemesio Oseguera Cervantes, mejor conocido como “El Mencho”, fue capturado el 26 de agosto de 2012 en Zapopan, Jalisco. Su detención fue realizada por elementos de la Secretaría de Marina y derivó en diversos enfrentamientos y narcobloqueos a lo largo de los estados de Jalisco y Colima; sin embargo, fue liberado dos horas después por la presunta intervención del gobierno del panista Emilio González Márquez, quien lideraba Jalisco en aquel momento. La liberación del capo se debió a que autoridades ligadas con el CJNG corrían el riesgo de exponerse, por lo que se optó por su libertad.

Un dato curioso. El director de la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés), Uttam Dhillon visitó Sinaloa por invitación del gobierno de Quirino Ordaz, ambos sostuvieron una reunión privada con autoridades estatales y federales, a un mes del operativo realizado en Culiacán para la captura de Ovidio Guzmán.

Marcos Vizcarra, periodista, consignó para Río Doce dicha reunión, la cual se llevó a cabo el pasado 16 de septiembre, ahí estuvieron presentes los comandantes Maximiliano Cruz Ramos (Novena Zona Militar), Carlos Ramón Carrillo del Villar (Tercera Región Militar) y representantes de la Guardia Nacional y la Secretaría de la Marina, mientras que al director de la DEA, lo acompañó el ministro consejero de la Embajada de Estados Unidos en México,John S. Creamer.

La reunión se realizó en las instalaciones de la Secretaría de Seguridad Pública de Sinaloa, encabezada por el militar, Cristóbal Castañeda Camarillo.

Al cierre del sexenio de Felipe Calderón, el Cártel de Sinaloa creció tanto que llegó a controlar entre el 40 y el 60 por ciento del tráfico de drogas de México en 2012 y se calculaba que sus ganancias anuales serían de hasta 3 mil millones de dólares, indica el reporte.

Por lo consiguiente, tenemos que, si los narcos enfrentan al ejército con armamento pesado y salieron a las calles de la capital sinaloense cerca de 70 hombres con armas de alto poder, entre su arsenal pudo verse una ametralladora Browning M2 calibre .50, un fusil Barret .50, una gran cantidad de fusiles de asalto AR-15, AK-47 y armas cortas de 9mm.

Las armas provienen de los Estado Unidos. No olvidar que dicha nación, sus presidentes en turno, junto con intereses económicos poderosos en venta de armas, han entrado a México al servicio de los distintos carteles del narcotráfico.

El hecho de que López Obrador determinó la liberación de Ovidio, bajo las condiciones críticas del momento, retomo que, en conflictos bélicos en medios urbanos, los más de daños colaterales, los padece la ciudadanía indefensa.

La crueldad del crimen organizado, no tiene límites. Si en las dictaduras se cometen crímenes de lesa humanidad, en México, está presente. Vamos, en nazismo, la dictadura de Pinochet, en América Latina donde las dictaduras cometieron atrocidades, solamente los poderes fácticos evaden la historia. Sin más.

rodrigo.ivan@yahoo.com.mx

Analista político y de prospectiva social

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Rodrigo Rosales Escalona

Periodista y analista político en medios locales y nacional, filósofo, docente en nivel superior, activista social, comprometido con la justicia.