Partidos políticos, elecciones y educación

  • José Guadalupe Sánchez Aviña
¿A quiénes representan? ¿Qué significan las elecciones? Y la educación para qué sirve?

¡Que se acabe ya esta temporada de elecciones por piedad! pensamiento que de repente me ataca y ante el cual tengo que realizar un esfuerzo considerable, por controlar e intentar un proceso de razonamiento medianamente aceptable y que me permita aprovecharlo como experiencia de vida. Me disculpo por escribir sobre estos aspectos pero me resulta inevitable el mantenerme ecuánime ante tanta… “insistencia electorera” y presencias tan francamente deleznables.

 

De la misma forma que los partidos políticos han dejado de representar a la sociedad, las elecciones han mutado su significado; no se crea que estoy despreciando la existencia de partidos políticos, o despreciando el ejercicio ciudadano de las elecciones, no, de ninguna manera, por el contrario, considero fundamental su recuperación ciudadana.

 

¿A quiénes representan los partidos políticos? ¿Acaso son los mejores de nosotros? ¿Y qué es hoy la democracia? ¿Qué significado tiene el ser ciudadano?... ¿Para qué las elecciones? ¿Y después de estas qué? En fin, muchas interrogantes que permanentemente danzan en mi cabeza; “a bote pronto diré” ¡A grupos de interés perfectamente definidos y lejanos al interés público! ¡Por supuesto que no, solo son adoradores de una cultura que los perpetúa en una posición de vivir de los demás! ¡Es una caricatura que encubre los vicios de una sociedad sin ciudadanos! ¡Ya ninguna, solo el de adaptarse o morir! ¡Para validar la ilusión de una vida social en donde las decisiones nos pertenecen! ¡Nada, a volver a la vida cotidiana mientras llega la siguiente elección!

 

Vaya pesimismo ¿verdad? Pero… ¿cómo pensar en una democracia en donde el propio ciudadano entrega su dignidad a otros? Pensando en que su responsabilidad y derecho, se limita a emitir un voto, en el mejor de los casos. Pero por supuesto que hay que votar, pero como producto de una toma de decisión auténtica, realmente nuestra, sobre la base de la información y la reflexión, en plena consciencia de que al votar, se decide el presente y futuro de muchas más personas que uno mismo. De la misma forma, el votar se convierte solo en el principio de una postura de observación y seguimiento participativo de que lo votado efectivamente se cumpla; la responsabilidad de que lo prometido se cumpla es nuestra, del ciudadano, y no de quienes, idealmente, han sido contratados para servir por un periodo determinado y hacer realidad las decisiones sociales.

 

Pero… ¿qué relación tiene la educación con esto? Pues total y directa, el sistema educativo corresponde fielmente a la sociedad que la concibe y alienta, en otras palabras, la educación define y alimenta el perfil del ciudadano que actúa a través de cada uno de nosotros; que conste que cuando digo educación, me refiero a todos los procesos educativos que se presentan tanto en las escuelas como fuera de ellas. También hay que mencionar que los sistemas no son perfectos y que gracias a esto es posible el tener esperanza de que aparezcan actores promotores de cambio. Urge movernos en la esperanza, urge intentar rutas distintas para revivir la representación ciudadana, urge participar, urge educarnos.

 

 

[El autor es profesor de la Universidad Iberoamericana Puebla.

Sus comentarios son bienvenidos]

 

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José Guadalupe Sánchez Aviña

Doctor en Educación, Sistema Universitario Jesuita ademas de ser maestro en Investigación Educativa por la Ibero Puebla realizó su licenciatura en Sociología por la UNAM . Actualmente es Académico de Ibero Puebla