Innovación y emprendimiento. ¿Vamos por el camino correcto?

  • Manuela Gutiérrez Leefmans
Tomar riesgos es imprescindible para esta formación. Además, ser independiente y tomar decisiones.

En la última década hemos visto esfuerzos en países de la región Latino América por parte de la industria, gobierno e instituciones educativas para destinar recursos al desarrollo de la innovación y el emprendimiento. Y efectivamente, en los últimos años, las inversiones de capital riesgo han incrementado en la región (OECD, 2016). Esto indica que hay más start-ups o nuevas empresas que son producto de algún tipo de innovación.

Sin embargo, vale la pena cuestionarse si vamos por el camino correcto. ¿Estamos realmente desarrollando las capacidades necesarias en nuestro país? Es decir, más allá de cursos que bien dejan en el alumno conceptos y estrategias para el mundo empresarial y de instituciones que brindan apoyo, ¿qué más se está haciendo para impulsar y educar a profesionales que crezcan con las capacidades necesarias para innovar y emprender?

Israel es el país con el mayor número de start-ups en el mundo y vale la pena ver en qué se basó su éxito. En su libro Start up Nation, Senor y Singer (2009) relatan la forma en que Israel logró llegar a donde está. Entre los factores de éxito de este país de reciente creación, está la capacidad de asumir riesgos, la actitud ante el fracaso, el tener seguridad en uno mismo y ser asertivo y tener libertad de decisión. Los autores muestran cómo la población israelí descubrió “las riquezas de la escasez”, al enfrentar peligros que la impulsaron a ser creativa si es que quería subsistir.

Ello invita a reflexionar si en México estamos realmente desarrollando la capacidad de asumir riesgos. ¿Estamos formando jóvenes que saben cómo hacer frente a la adversidad y la necesidad que eventualmente fomenta la innovación?  La cultura y la legislación israelí, según narran Senor y Singer (2009), consigue que aquel que fracasa se base en su experiencia para construir e intentar algo nuevo. Es decir, esa persona tiene una segunda o tercera oportunidad porque ahora es más valiosa. Es interesante preguntarse si esto es una práctica común en la industria. Según la cultura organizacional que se vive, puede ser que la tolerancia al fracaso sea mayor o menor.   Y, ¿qué tanto estamos formando generaciones de jóvenes responsables?  Cuando se delega, se ayuda al otro a crecer y desarrollar su creatividad. Según la investigación de los autores, los tenientes en el ejército israelí tienen más libertad de decisión que la que pudieran tener en cualquier ejército del mundo. A sus veintitrés años, muchos de ellos se enfrentan a tomar decisiones cuyas consecuencias incluyen la vida o muerte de otros.

Por ejemplo, ¿creamos ambientes en donde se permite desafiar a la autoridad, y se alienta el cuestionamiento? ¿Qué tanto se desarrolla el pensamiento crítico en las universidades, donde haya más ensayos por escribir y menos exámenes de conocimiento? Tal vez en unas disciplinas más que en otras. Sin embargo, si miramos a sistemas como el anglosajón, donde se alienta la argumentación y contra-argumentación, aún tenemos mucho por aprender.  No es que en nuestro país no tengamos ideas, pero es el saber expresarlas, de manera oral y escrita lo que aún es deficiente.  Ser asertivo, tener un pensamiento crítico, mostrar ambición y visión son parte de los elementos del emprendedor israelí (Senor y Singer , 2009). Y, ¿cómo se logra ser visionario? Solo alguien que se allega de información de diversos ámbitos logra comprender las tendencias actuales y puede vislumbrar lo que sigue.

Dentro del programa Startup América Latina de la OCDE, los países están i) introduciendo reformas de política para combinar apoyo al financiamiento con servicios empresariales y establecer vínculos con las grandes empresas; ii) experimentando con nuevos instrumentos de política, como el fondeo colectivo o los espacios co-work; y iii) avanzando en lograr un cambio de mentalidad favorecedor para la creación de start-ups. Llama la atención el rubro que busca “transformar mentalidades” dada la escasa cultura empresarial e innovadora de la región, por lo que se sugieren acciones dirigidas a la sensibilización sobre el fenómeno de las start-ups a través de premios y eventos (OECD, 2016). Éstas son prácticas que están tomando fuerza en los distintos ámbitos del sistema nacional de innovación. Sin embargo, ¿habrá algo dentro de nuestra cultura que deba cambiar también?

Como parte del evento organizado por la Red iCluster Puebla recientemente se discutieron las oportunidades y perspectivas de la vinculación academia-industria para la innovación. Por parte de cada uno de los actores hay esfuerzos por impulsar la innovación y el emprendimiento, que van desde entrenamientos, concursos de ideas y el fomentar una cultura organizacional de innovación. Dentro de este marco, se planteó la necesidad de contar con recién egresados con buenos conocimientos básicos de matemáticas y redacción. Este último punto llamó mi atención pues a pesar de los talleres que las universidades ofrecen, es una realidad que aún queda mucho por hacer.

A pesar de escenarios optimistas de la región en cuanto a las inversiones de capital de riesgo, y de esfuerzos de instituciones educativas, industria y apoyos gubernamentales, el problema parece ser más fundamental. Si queremos tener un país de emprendedores se requiere formar gente independiente, que asuma riesgos, sea responsable, tenga pensamiento crítico y libertad de decisión; que esté bien informada y sepa comunicarse adecuadamente. Esta es una tarea que, a mi parecer, si bien debe reforzarse a nivel de educación superior, debiera comenzar temprano en la formación del mexicano.

Referencias:

OECD (2016) Start-Up Latin America 2016: building an innovative future. Assessment and Recommendations. OECD Publishing, Paris.

Senor, D. and Singer, S. (2009) Start-up Nation: The Story of Israel's Economic Miracle, Ed. Hachette, UK.

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Manuela Gutiérrez Leefmans

Ex-becaria CONACYT, Doctora en Negocios y Administración y Maestra en Ciencias en Sistemas de Información por la Universidad de Manchester, Reino Unido. Es también Maestra en Administración de Empresas por la Universidad Iberoamericana con estudios en la ESC de Rouen, Francia y Licenciada en Relaciones Económicas Internacionales por la Universidad Autónoma del Estado de México. Trabajó por diez años en el sector privado en la industria alimentaria, naviera y farmacéutica. Su experiencia abarca Logística, Cadena de Suministro, Negocios Internacionales, Comercio Exterior, Mercadotecnia y la Administración de Proyectos para la implementación de Sistemas de Información a nivel región América Latina, para lo cual trabajó en Basilea, Suiza. Trabajó como docente en Westhill University, Ciudad de México. Actualmente es profesora asociada de tiempo completo de la Universidad de las Américas Puebla. Se especializa en temas de investigación relacionados con Sistemas de Información e Internet (Tecnología Web 2.0, Social media, Internet of things), Modelos de Negocio, Estrategias de Innovación, Emprendimiento y Economía Compartida, Análisis Estratégico de búsqueda en línea y Redes Sociales y el impacto de las nuevas tecnologías en las PYMEs. Ha presentado su trabajo en foros internacionales como NITIM en Holanda, UK Academy for Information Systems y British Academy of Management, Reino Unido.