La tecnología en nuestro beneficio ¿Uso o abuso?

  • Manuela Gutiérrez Leefmans
Con el paso de los años, la tecnología para protegerse se ha vuelto más compleja

Antiguamente la construcción de fortalezas buscaba proteger a los habitantes de determinada región. Con el paso de los años, la tecnología para protegerse se ha vuelto más compleja y promete, por ende, darnos más seguridad. A pesar de ello, seguimos viendo accidentes que nos llevan a pensar qué tanto la tecnología nos está ayudando. Los ejemplos son innumerables. Por nombrar algunos, está el derrame de petróleo en la costa del golfo hace algunos años, múltiples accidentes aéreos, el desastre nuclear de Fukushima y más recientemente el tsunami en Indonesia. Algunos de ellos provienen de desastres naturales, otros de fallas en los propios sistemas que no fueron previstos, o simplemente de un error humano.

Sin embargo, en otros de ellos es triste saber que, a pesar de existir la tecnología, como en el caso de Indonesia, fue el hecho de que la red de sistemas de advertencia estuviera destruida por actos de vandalismo y muchas boyas hubieran sido robadas, lo que no permitió salvar más vidas. Los expertos indican que, si se hubieran tenido datos disponibles de las boyas, su sistema de advertencia hubiera sido más exacto al indicar la altura del tsunami.

Esto lleva a pensar, que por un lado tenemos gente con escasos recursos y poca educación, que no llega a comprender y valorar la inversión que existe en tecnología y que finalmente está ahí para su beneficio. Por otro lado, preocupa ver las siguientes cifras que hablan de usuarios de todos los niveles socioeconómicos:

En México, la gente pasa 8 horas y 17 minutos en promedio al día en Internet (wearesocial, 2018). Esto ya sea por trabajo, aprendiendo cosas nuevas, realizando investigación o por entretenimiento. Llama la atención ver que en el país hay una penetración del 64% en redes sociales (wearesocial, 2018), por encima de la media global.  México entre los diez países con mayor crecimiento en el uso de redes sociales y se estima que los usuarios pasan poco más de tres horas al día usando dichas redes.

Esto podría parecer natural, ya que se puede argumentar que el uso de las redes sociales es más reciente que en países desarrollados. Sin embargo, ¿para qué estamos usando dichas redes? ¿Estamos generando más transacciones que aumenten la actividad comercial? Aun cuando es muy probable que éstas se usen para fines de mercadeo, en 2017, el comercio electrónico tuvo una penetración tan sólo del 43% en el país (wearesocial, 2018).

Podría tratarse de un patrón cultural. En España, por ejemplo, donde socializar es una actividad importante (que implica salir y conversar), vemos que el uso de las redes sociales está por debajo de la mitad del tiempo que los mexicanos pasan en las mismas. Podría ser también algo que responde a la edad promedio de los usuarios. Sin embargo, lo preocupante es, a mi parecer, el uso (o abuso) que le estamos dando a la tecnología. Volviendo a las boyas de Indonesia… ¿será que no la estamos valorando?, que es un recurso inagotable que podemos explotar sin medida?

Según Henry Chesbrough (2010), aun teniendo la mejor tecnología, si no se tiene el modelo de negocio, se fracasará. En este caso, podríamos pensar en un modelo de país donde la gente cuente con la tecnología y la conozca. Sin embargo, cómo educar a la gente para que comprenda que las alcantarillas tienen un propósito, que nos proporcionan un beneficio a todos y que vale la pena cuidarlas, por dar un ejemplo sencillo. Y, si contamos ya con cierta tecnología como son las redes sociales, incentivar su uso medido. ¿Se podrían ocupar esas tres horas al día en algo más? No necesariamente en actividades laboralmente productivas, pero ¿será que en este tiempo podemos ejercitarnos o hacer algo más que se traduzca en salud mental, que a su vez redituará en ciudadanos con mejor calidad de vida?

Tal parece que no basta con proporcionar la herramienta si ésta no viene acompañada de educación. Tenemos, por lo tanto, un reto: el educar para dominar la tecnología, sin que ésta nos domine.

Referencias

Chesbrough, H. (2010). Business model innovation: opportunities and barriers. Long range planning, 43(2-3), 354-363.

We are social & Hootsuite, (2018) “Digital in 2018. Essentials insights into Internet, social media, mobile and ecommerce around the world” Special Report. En línea. Disponible en https://wearesocial.com/blog/2018/01/global-digital-report-2018

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Manuela Gutiérrez Leefmans

Ex-becaria CONACYT, Doctora en Negocios y Administración y Maestra en Ciencias en Sistemas de Información por la Universidad de Manchester, Reino Unido. Es también Maestra en Administración de Empresas por la Universidad Iberoamericana con estudios en la ESC de Rouen, Francia y Licenciada en Relaciones Económicas Internacionales por la Universidad Autónoma del Estado de México. Trabajó por diez años en el sector privado en la industria alimentaria, naviera y farmacéutica. Su experiencia abarca Logística, Cadena de Suministro, Negocios Internacionales, Comercio Exterior, Mercadotecnia y la Administración de Proyectos para la implementación de Sistemas de Información a nivel región América Latina, para lo cual trabajó en Basilea, Suiza. Trabajó como docente en Westhill University, Ciudad de México. Actualmente es profesora asociada de tiempo completo de la Universidad de las Américas Puebla. Se especializa en temas de investigación relacionados con Sistemas de Información e Internet (Tecnología Web 2.0, Social media, Internet of things), Modelos de Negocio, Estrategias de Innovación, Emprendimiento y Economía Compartida, Análisis Estratégico de búsqueda en línea y Redes Sociales y el impacto de las nuevas tecnologías en las PYMEs. Ha presentado su trabajo en foros internacionales como NITIM en Holanda, UK Academy for Information Systems y British Academy of Management, Reino Unido.