Las sociedades actuales han hecho pensar que con sus programas asistenciales pueden ayudar al mexicano pobre, no se les ha enseñado a trabajar, se les ha dado un infantilismo que es necesario para obedecer. El gobierno no se preocupa por la cultura ciudadana de los mexicanos; se preocupa por conservar el poder. El gran problema de esto, es que una gran sociedad infantil -como lo decía Carlos Monsiváis- en relación a la selección de libros de texto para escuelas primarias, que es la edad cuando el niño debe aprender a descubrir, a interesarse por las letras y el mundo; misma que hemos hecho una repetición constante de los libros de texto que sirven para infantilizar a la sociedad, situación que acontece en secundarias, en instituciones profesionales e incluso en posgrados donde se piden ciertas horas de cursos para solamente albergar la información.

“Unos infantiles bien informados serán la carne de cañón para aquel que les prometa con fórmulas mágicas, con un bocho o con una tienda el hecho de superar esa pobreza”

El mexicano hoy está inconforme con su destino. En los últimos sexenios de este país se ha hecho ver que la pobreza no radica en el Gobierno, y el Gobierno injustamente nos ha hecho creer que todo se resuelve con la democracia, cuando nuestros problemas tienen otra connotación de origen, de naturaleza, económica, de falta de capacitación, de falta de educación y sobre todo, de amar a la patria. Que el día de mañana no se cuestione esta generación de mexicanos si algún mesiánico viene a ofrecerles –y no lo digo por algún candidato en particular-, porque en esta sociedad el término está latente y solamente falta alguien que abandere estas causas para que veamos “nuestra primavera mexicana”, así como se sucedió en la primavera de Egipto y los países de Oriente; así como sucedió en España, es necesaria una conciencia de ciudadanización del pueblo mexicano, es necesario que se comprenda un concepto de nación, sobre todo, porque todos estamos en un mismo barco y ese barco no han sabido llevarlo a buen destino, pensando que le pueden robar la carga en cualquier momento, ese barco se puede hundir y nos hundiremos todos.

Se necesita también un inmenso amor a la patria, creer en México; el ejecutivo no es el culpable de todas nuestras desdichas… hay miles y miles de personas construyendo la burocracia y miles y millones de personas que jamás se han atrevido a decir una palabra en contra del Gobierno por un error garrafal, por una mentira siniestra: el miedo. El miedo es el peor engaño de la sociedad, al ser libres se mejora la calidad de vida y  se mejora no por generación espontánea; la solución no es ir contra el Gobierno, la soluciones de una sociedad que se fractura sólo se da en quien gana la guerra. Todos unidos podemos sumar a un gran esfuerzo y ese esfuerzo se llama México.