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Gabriela fue golpeada al salir de un karaoke en Plaza W; el agresor, libre

  • José Ramos
El agresor es hijo del abogado Carlos Hernández, quien fue funcionario durante el gobierno de Mario Marín Torres
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La noche en que Gabriela auxilió a una amiga que estaba siendo golpeada, después de salir a divertirse en un karaokesu vida dio un giro inesperado.

La madrugada del pasado 12 de febrero Gabriela recibió una brutal patada de Carlos Hernández, lo que le dejó el brazo fracturado en seis partes y una contusión en el cráneo.

Su único error fue intentar ayudar a una amiga que estaba siendo golpeada tanto por el sujeto, como por Patricia Vergara, supuesta pareja de éste.

Según algunos testimonios el agresor es hijo del abogado Carlos Hernández Hernández, personaje ligado al exgobernador Mario Marín Torres, en cuya administración fungió como subsecretario del Trabajo. Además, fue delegado de la Procuraduría Federal del Consumidor en el mandato de Enrique Peña Nieto y posee el influyente bufete jurídico Hernández Hernández y Asociados S.C., en la ciudad de Puebla.

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Las versiones apuntan a que el hijo agresor se dedica al canto y a la música ranchera, aunque su carrera no repunta ni tiene notoriedad en Puebla y su pareja, Patricia Vergara, en 2019 fue encargada de Relaciones Públicas e Institucionales de Morena en Puebla.

Esta agresión se dio después de que ella y un grupo de amigas y amigos decidieron salir a relajarse al karaoke “La Cantada”, alojado en Plaza W, cerca del Museo Internacional del  Barroco, la noche del sábado 11 de febrero.

Por la madrugada del domingo 12 el grupo se dispuso a retirarse del lugar, previas compras en la tienda Oxxo de la misma plaza. Gabriela se adelantó por su auto al estacionamiento.

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Mientras Gabriela esperaba en su coche notó que una amiga más, de nombre ‘Lili’, alcanzó a quienes ya se encontraban comprando y antes de que terminaran las compras, una mujer y un hombre comenzaron a agredirla afuera de la tienda.

Gabriela alcanzó a percatarse de que los golpes provocaron una herida en la cabeza y hasta el desprendimiento de dientes, por lo que decidió aproximarse a la tienda para tratar de detener las agresiones, al ver que nadie más podía ayudarla.

La agresora de ‘Lili’ fue identificada como Patricia Vergara Macías, a quien se le sumó su supuesta pareja de nombre Carlos Hernández. De pronto ya eran tres las personas atacándola.

A decir de testigos, Patricia azuzaba a Carlos para que golpeara a ‘Lili’ mientras se acercaba Gabriela para intentar detener la agresión.

— “Dejen a mi amiga”, gritó mientras avanzaba.

— “Hija de tu p__ madre, vas a valer madre, te voy a matar”, respondió Carlos mientras se acercaba a ella de forma intimidante.

Carlos le propinó un fuerte empujón. Ella y otra amiga salieron proyectadas contra el piso, lo que le causó una fuerte contusión al caer hacia atrás. La amiga pudo incorporarse casi de inmediato; sin embargo, al intentar reaccionar Gabriela recibió una fuerte patada de Carlos Hernández.

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De no haberse protegido con su antebrazo las lesiones no solamente le hubieran desfigurado su rostro, sino que el golpe pudo causarle la muerte: tras el golpe, la extremidad derecha que utilizó como escudo terminó fracturándose en seis partes.

En video captado por cámara de video vigilancia se puede apreciar cuando estando Gabriela en el piso, el agresor le propina una patada que terminó lanzándola hacia atrás. Incluso un video muestra cómo antes de la patada el agresor, desencajado, golpea a una mujer en medio del tumulto ocasionado por Patricia que aparece de suéter blanco con rosa, y a otro acompañante de la pareja que lleva ropa negra.

Un par de hombres intervinieron y frenaron al agresor.

Gabriela debió ser intervenida quirúrgicamente. Desde ese día su vida dio un enorme giro. A la cirugía que se le aplicó por la fractura se le sumaron un injerto de hueso, una placa y ocho clavos para lograr la reestructuración del hueso.

Mientras espera justicia, su movilidad es limitada por las lesiones y está imposibilitada para ejercer actividades cotidianas elementales. La rehabilitación va acompañada de dificultades físicas que le dificultan comer, ir al baño, ducharse, vestirse.

No sólo vive con el dolor físico que sigue mitigando con medicamento. Depresión, ansiedad y miedo la acompañan todos los días.

Ella describe todo esto como una pesadilla que vive quien dedicaba gran parte de su tiempo al spinning, pesas y atletismo. Ahora pasa los días encerrada, tanto por los cuidados que requiere como por el miedo no infundado, ya que a pesar de haber presentado una denuncia ante la Unidad Especializada de Investigación de Delitos contra la Vida y la Integridad Corporal, el agresor sigue en caminando libre por las calles.

En el expediente se señala la responsabilidad de Patricia Vergara y su pareja Carlos Hernández. Gabriela, de 29 años de edad, asegura no conocer y nunca haber tenido contacto previo con sus agresores. Personas y testigos que se encontraban en La Cantada aportaron las identidades a ella y a su abogado.

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