La reciente entrega de ‘México Evalúa’ bajo el título “Hallazgos 2023” confirma que la impunidad en México, al menos en los delitos de alto impacto como homicidio doloso, desaparición, secuestro, extorsión, despojo, fraude, feminicidio, violencia familiar y narcomenudeo, goza de cabal salud.

De acuerdo con dicha organización, la impunidad directa implica la falta de atención, investigación o resolución de los casos que fueron conocidos por la autoridad, es decir que fueron denunciados ante el agente del Ministerio Público.

Dicho en otras palabras, los casos no fueron resueltos por no haberse logrado un acuerdo reparatorio o la suspensión condicional del proceso, por no aplicarse alguna medida anticipada o criterio de oportunidad o bien por encontrarse sin sentencia.

De hecho, existen entidades federativas como Jalisco, Durango y Colima en las que el homicidio doloso registró una impunidad del 100%, es decir que ninguno fue resuelto en su totalidad durante 2023. Las mejores en este rubro fueron Yucatán con 65.52%, Querétaro con 71.43 y Baja California Sur con 78.95%, las cuales pese al reducido número de casos, tampoco pudieron resolverlos todos. La media nacional de impunidad en este delito fue de 96.86% después de que en 2022 fue del 95.7%

En materia de feminicidio, fueron seis los estados donde la impunidad fue del 100%, siendo estos Veracruz, Oaxaca, Jalisco, Guerrero, Durango y Colima. En esta materia el mejor fue Michoacán con 21.21% de impunidad, seguido de Hidalgo con 30% y Yucatán con 44.44%, algo de lo más positivo de dicho reporte. La media nacional de impunidad en este rubro fue del 86.78%, mientras que en 2022 fue del 88.6%

Lo anterior pese a que el homicidio doloso y el feminicidio tienen una cifra negra de las más bajas a nivel nacional e internacional, además de que son delitos que en México se persiguen de oficio.

En cuanto al secuestro, al igual que el feminicidio, fueron seis las entidades federativas que registraron una impunidad del 100%, siendo estas San Luis Potosí, Oaxaca, Jalisco, Chiapas, Campeche y Baja California. Las que tuvieron un menor porcentaje fueron Querétaro con 38.89%, Chihuahua con 40% y Quintana Roo con 50%. La media nacional de impunidad en este delito fue del 87.08% después de que en 2022 fue del 82.8%

Respecto de la extorsión, los peores estados fueron San Luis Potosí, Oaxaca, Durango, Colima, Campeche y Baja California Sur con 100% de impunidad, mientras que los mejores fueron Michoacán con 92.33%, Chihuahua con 92.73% y Zacatecas con 93.39%. La media nacional de impunidad en este ilícito fue de 98.36% luego de que en 2022 la cifra fue de 96.4%

Cabe referir que la extorsión y el secuestro son los delitos que, según la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE 2024) y el Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP), registran la más alta cifra negra con 99.8% y 98.7% respectivamente.

Así es que si solo el 0.2% de las extorsiones que se cometen en México se denuncian ante el Ministerio Público y de esas el 98.36% no se resuelve, la impunidad ponderada es del 99.998%, lo cual traducido a números cerrados es prácticamente el 100%.

En materia de secuestro si solo se denuncia ante el Ministerio Público el 1.3% de los casos cometidos y de esa cantidad no se resuelven el 87.08%, la impunidad ponderada es del 99.83%, que para fines prácticos es del 100%.

Dicho en otras palabras y para no abusar más de la numeralia, del total de delitos de alto impacto que se cometen a nivel nacional casi todos quedan en la impunidad; esa es una de las razones por las que las personas siguen delinquiendo, a sabiendas que no será detenido y si es detenido no será sancionado, total es más fácil sacarse la lotería a que los detengan, configuren el delito, prueben su responsabilidad y los condenen.

Es por eso que sostengo que en México la impunidad goza de cabal salud y contra eso cualquier narrativa triunfalista como la difundida hasta ahora se eclipsa; sin embargo, todos merecemos una oportunidad y la administración entrante la tiene, pero deberá dar resultados convincentes pronto, antes de que el bono que la mayoría de los ciudadanos les otorgó en las urnas termine consumiéndose.