El reino del revés
- Héctor Guerrero
Puedes estar o no de acuerdo con Carlos Loret, te puede gustar o no su estilo, incluso te puede caer hasta mal y todo eso se entiende como ser humano las diferencias y desencuentros.
Lo que estamos viendo, lo que hemos visto durante el sexenio es a un presidente que no tolera saber que su narrativa de la no corrupción, de vivir con 200 pesos y su honestidad valiente, son solo mamotretos populistas.
De algún modo siempre lo hemos sabido.
López Obrador solo acepta el periodismo militante, el propagandista, el que exalta la imagen de un líder político y moral, hoy con los pies de barro.
Hoy queramos o no, como periodistas y sociedad debemos analizar lo que está sucediendo con Carlos Loret.
No hay que perder el hilo de por qué las cosas llegaron a un límite en el que el periodista fue demandado por daño moral por el hermano del presidente.
Todo a raíz de que fue exhibido recibiendo dinero para "presuntamente" financiar el movimiento de AMLO, quien, asegura el propio Pío, estaba perfectamente enterado.
Y esto no es nuevo para los periodistas críticos al régimen desde los gobiernos priistas y panistas y si no recuerden qué le pasó a Manuel Buendía.
Recordemos que el 30 de mayo de 1984, Manuel Buendía, uno de los periodistas más leídos e influyentes que ha tenido México, que desde su columna "Red privada", hacía temblar al poder desde Luis Echeverría, José López Portillo y el inicio del sexenio de Miguel de la Madrid.
Buendía fue asesinado en la Ciudad de México al salir de su oficina, en el cruce de las avenidas Paseo de la Reforma e Insurgentes.
Este tipo de cosas justifican, abonan a exhibir el por qué México es el lugar más peligroso para ejercer el periodismo en el mundo, incluso más que en Palestina, pues en lo que va de este sexenio van más de 69 compañeros asesinados por ejercer su profesión.
Por eso es importante que lejos de filias y fobias, analicemos lo que está sucediendo con uno de los periodistas más críticos al régimen y que cada tanto les destapa, uno tras otro, casos de corrupción, no solo en su gobierno o en su primer círculo de colaboradores, sino en su propia familia.
Es un ejemplo burdo y claro de la situación que viven los periodistas críticos al régimen.
El tratar de intimidar a Carlos Loret todos los días es un ejemplo de la situación que viven los periodistas críticos.
Imagínense los periodistas que no tienen la presencia mediática que el yucateco, los que están ahí en los pueblos y comunidades asolados por el crimen y la política corrupta.
Nadie en un país democrático quiere ver a un periodista en la cárcel por exhibir a un hermano corrupto del presidente. Es muy peligroso.
Si la autoridad termina por servir al poder y fallar a favor de Pío, imagínense lo peligroso que sería sentar ese precedente no solo para Loret o los periodistas, sino para la sociedad en general. Luego de toda la situación en los juzgados, del careo, López Obrador, como el estadista que es, se pone del lado de su hermano.
“Si le puedo hacer alguna recomendación a mi hermano, y a cualquiera, es que no sirven de nada las denuncias, porque no se puede denunciar a un mafioso que está protegido por un Poder Judicial mafioso”.
Por eso Pío quiere 200 millones de pesos para reparar el daño que le hicieron por exhibirlo como el corrupto que es.
Hoy es simbólico que el medio de comunicación y el periodista son los acusados por los corruptos.
Hoy no queremos saber cuánto gana Loret ni quiénes son sus amigos ni si tiene casas o departamentos en Miami. Queremos saber cuánto dinero ha recibido Pío y el origen y destino de esos recursos.
La libertad de expresión es básica en cualquier sistema democrático; este caso por muy ajeno que lo veamos nos va a definir el país que tenemos y el que vamos a tener si las cosas siguen como van.
Desde aquí mi solidaridad con Carlos Loret y todos los periodistas, que un día y otro también, sufren los embates del crimen y políticos corruptos por ejercer su labor periodística.
Aquí no nos vamos a callar.
Tiempo al tiempo.
@hecguerrero
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