Sin duda la participación de nuestros connacionales que radican en el extranjero será muy importante en el proceso electoral del próximo 2 de junio.  Podrán votar por la renovación de la Presidencia de la República, senadurías y, dependiendo de su lugar de origen, por las gubernaturas de Chiapas, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Puebla, Yucatán y la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México; así como diputaciones locales en Oaxaca, Jalisco y Estado de México.

A un mes del cierre del Sistema de Registro para Votar desde el Extranjero, 100 mil 156 mexicanas y mexicanos han solicitado su registro para ejercer su voto en el Proceso Electoral 2024 en alguna de las tres modalidades dispuestas por el Instituto Nacional Electoral (INE):  De manera electrónica por internet, por correo postal y presencial en 23 sedes consulares.

El 75 por ciento de los registros se han hecho con una credencial para votar expedida en el extranjero; el país que concentra la mayor cantidad de registros es Estados Unidos con 68 mil 898. En el caso de la entidad de origen, la Ciudad de México, Jalisco y Michoacán son los estados con mayor número de solicitudes con 24 mil 036, 9 mil 194 y 6 mil 271, respectivamente.

Sin embargo, aunque podrán ejercer su derecho para elegir a sus gobernantes y quienes los representarán en el Poder Legislativo; lamentablemente, los índices migratorios se siguen incrementando todos los días, nuestros compatriotas tienen que seguir abandonando las tierras que los vieron nacer.

La oficina de inmigración y de aduanas de Estados Unidos reportó hace un par de días que hubo un aumento del 59 por ciento de deportaciones de mexicanos. En el 2023 la agencia cuantificó más de 55 mil los mexicanos que habían sido deportados. ¿Por qué? Porque siguen sin encontrar esas oportunidades de empleo, de bienestar y de seguridad que merecen todas y todos los mexicanos.

El Gobierno Federal también presume que cada año se incrementa el número de remesas que ingresan al país, que se rompen récords y desde Palacio Nacional se felicita a nuestros connacionales por la solidaridad hacia el pueblo de México por los recursos que envían a nuestro país.  Pero no hay nada que celebrar, todo ello es un reflejo de la fallida política económica de esta administración, no se han podido generar las condiciones adecuadas de crecimiento para que nuestros compatriotas dejen de perseguir el sueño americano.

Es un hecho innegable que, para combatir el fenómeno migratorio, es urgente dar respuesta a realidades dolorosas de un país que carece de crecimiento económico, que rompe récords en la violencia y la inseguridad, factores que han incrementado los índices migratorios.

No todo se puede solucionar con programas sociales ni con una idea única de economía sostenible, debido a que resultan insuficientes para generar competitividad y romper las brechas de pobreza que siguen prevaleciendo en el país.