Los años no son viejos ni son nuevos

  • Ana Teyssier
Que los años no nos hagan daño, que los años nos hagan más sabios e indulgentes

El tiempo no alcanza, el tiempo se va muy rápido, no me da tiempo, no tengo tiempo, el tiempo es oro, el tiempo se va como agua, tiempos aciagos, cómo pasan los años, etcétera, son expresiones cotidianas de las personas; algunas contabilizan y agendan todo, otras sólo se mantienen expectantes o a la deriva.

El conteo de los años nos mantiene ocupados resumiendo edades, vicisitudes y prospectivas. Despedimos años viejos y celebramos años nuevos como marcadores existenciales y absurdamente a veces decimos estar haciendo tiempo o espacio.

En 2007 el periodista y escritor español Víctor Amela entrevistó a Moussa Ag Assarid, un tuareg, un señor azul u hombre nómada del desierto del Sáhara quien le manifestó la siguiente ironía: “Aquí tenéis reloj, allá tenemos tiempo” [Tú tienes el reloj, yo tengo el tiempo].

Inevitablemente, la percepción del tiempo cambia conforme a nuestra edad biológica y nuestras circunstancias. Creemos que el tiempo pasa más rápido como una vorágine o quizá sólo estamos pasando sobre el tiempo (una percepción de nuestros sentidos). Un par de obras de divulgación científica que nos pueden dar luz sobre el tema son El fantasma cuyo andar deja huella: La evolución del tiempo, y Los disfraces del fantasma que nos horada: El concepto de tiempo en las ciencias y la tecnología de la colección Leamos la Ciencia para Todos del FCE.

El conteo de los años es una referencia no una carga para nuestra existencia afectada por el edadismo y los estereotipos. Los años no son viejos ni son nuevos, evocan nuestra existencia, son murmullos y anotaciones, hojas sueltas para escribir antologías personales.

Que los años no nos hagan daño, que los años nos hagan más sabios e indulgentes.

anateyssi@gmail.com

 

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Ana Teyssier

Escritora emergente, emprendedora social e investigadora independiente. Se desempeña como periodista cultural, narrativa y de opinión. Premio Municipal de la Juventud y el Galardón Poblano Distinguido. Trotamundos y otras manías.