-Claro que he sido tentado. Soy humano y como tal no dejo de ser un animal que responde a los olores, los colores, las emociones, y más a las pasiones

-Tenía 50 años, estaba en un centro comercial; como todos también compro mis camisas y como todos me las fui a medir, me quedé viendo unas mancuernillas, no eran de marca ni nada, pero tenían una cadena, que pasaban de un lado a otro, algo muy especial que solo lo vi una vez en una cena.

-A mi derecha estaba una joven, muy joven, no hay duda que siempre el uniforme impone y más los hilos dorados de un general.

-Me pareció extraño, le vi dos veces más en dos diferentes lugares, tomé mis precauciones, la cuarta vez que se cruzó en mi camino, una de mis asistentes sigilosamente pidió sus identificaciones y solo eran casualidades.

-Por usted llegué aquí, por usted, quise hacer carrera militar, decía la nota.

-Un tipo en mi posición no puede perder la vertical por recibir unas flores; mi asistente me vio y me dijo que buscaría en las cámaras y en todo indicio, y sí, allí estaba ella, no tenía más de 17 años. ¡Qué le pasa a esta juventud!

-Ya sé lo que pasa, me dijo mi secretaria.

-Lo vió en la tienda de camisas a la cual acompañó a su papá, lo vio y se enamoró, buscó muchas fotos en la red hasta que lo identificó, se metió a estudiar en una institución militar para saber más, y siempre lo ha buscado, no sabía ni qué era ni el poder ni nada, solo se enamoró de usted.

-Entro ella a mi despacho, con mi auxiliar como testigo y escuché la historia, decidí nunca verle más… le di las gracias y me retiré.