Durante casi una década Casa Puebla albergó entre sus muros el máximo poder del morenovallismo. Una residencia donde muy pocos entraban, acceso VIP, un alto nivel de vigilancia. Zona protegida. interiores de lujo y muchas otras amenidades.

Casa Puebla durante los últimos años concentró el máximo poder político y gubernamental que pudiese existir en el estado después de darse la alternancia en el poder, sumado a la salida por la puerta de atrás del exgobernador Mario Marín después del escándalo de la periodista Lydia Cacho

Tenemos que decirlo con todas sus letras, para un poblano mortal -como nosotros- era prácticamente imposible acercarse a esta residencia, siempre rodeada de elementos policíacos; solo se veía entrar camionetas blindadas de políticos y afuera más camionetas blindadas protegiendo a las camionetas que ya habían entrado.

Se decía muchas cosas de lo que ocurría al interior de Casa Puebla, desde tener un chef personal para el gobernador, colección de arte de altísimo nivel, muros inteligentes que bloqueaban la señal, detector de micrófonos, áreas restringidas sólo para la élite política y muchos otros excesos pagados con nuestros impuestos.

Sin embargo, todo esto quedará en la historia. El Gobierno del Estado decidió abrir las puertas de este bunker político, transformándolo en un espacio cultural y recreativo -así lo dice la publicidad- donde 'todos' los poblanos tendrán acceso. Una idea que podríamos aplaudir por innovadora, pero recordemos que López Obrador decidió hacer lo mismo con Los Pinos al inicio de su sexenio.

Nadie podría decir que la idea de abrir las puertas de Casa Puebla es mala, pero también vale la pena cuestionarse si ¿esta acción era realmente importante para la sociedad poblana? Lo pregunto porque la entidad está sumergida en una crisis de inseguridad severa, no hay generación de empleos ni obras importantes, ni una estrategia para reactivar la economía del Estado.

Desde el punto de vista de una servidora, la campaña de abrir Casa Puebla obedece a la "venganza" que todavía tiene el Gobernador con el pasado morenovallista. Nos queda claro que su objetivo es desaparecer hasta el mínimo símbolo que dejó el exgobernador panista. Esto no tendría nada de malo si las acciones por borrar las obras que dejó Rafael Moreno Valle fueran las mismas acciones que dejará la era "barbosista" en Puebla.

Lo cierto es que a casi cuatro años de distancia en Casa Aguayo no superan todavía aquella dura derrota electoral de 2018, su venganza seguirá hasta desaparecer el mínimo vestigio panista.

La gran pregunta es, ¿cómo quiere ser recordado el "barbosismo"?

@NoticiasVicky