Semáforo… ¿rojonaranjaamarilloverde?

  • Oscar Barrera Sánchez
El semáforo epidemiológico se parece a los de tránsito: están, pero nadie los respeta

Es claro que el semáforo epidemiológico se parece a los de tránsito: están, pero nadie los respeta. Diversas entidades del país se encuentran en luz roja ante la segunda ola de la pandemia por Covid-19, aunque es solo en el discurso, ya que las tiendas departamentales y grandes negocios fueron abiertos días antes de la festividad comercial del 14 de febrero. Entonces, ¿sirve de algo este dichoso semáforo?

La política de salud implantada por el gobierno federal ha demostrado un rotundo fracaso en el ámbito sanitario, ya que los contagios continúan, el personal de salud no ha sido vacunado en su totalidad, los grupos de alto riesgo no han comenzado con la inmunización, la página en Internet para inscribir a las personas de la tercera edad es deficiente y la famosa curva no se aplana y se usa a antojo de la Secretaría de Salud.

La propia enfermedad del presidente, Andrés Manuel López Obrador, parece más una ramplona propaganda para elevar su popularidad, ante una racha de golpeteo mediático por asuntos como las vacaciones del subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell Ramírez, la exoneración y el perdón inmoral del general Salvador Cienfuegos, así como la disminución del suministro de vacunas y, por lo tanto, el incumplimiento de las metas establecidas por el gobierno para vacunar a toda la población antes de las elecciones del próximo junio.

El ejemplo de la imagen tan deteriorada del semáforo epidémico lógico como signo característico de la política de salud del gobierno federal es inversamente débil a la súperheroica respuesta del sistema inmunológico del presidente. Unos cuantos días guardado, regresa como si nada, sin contagiar a integrantes de su gabinete, muchos de ellos población de riesgo, y diciendo que es inmune porque ya tuvo el virus, además de no usar cubreboca.

Si el presidente no hace caso a las indicaciones de la Secretaría de Salud, entonces él o la institución están equivocados y metiéndose el pie. Tal como ocurre en la Ciudad de México donde la luz roja sólo es para estar acorde con lo que dicta el gobierno federal, pero se vive como en luz naranja, amarilla y verde.

Algo esta raro. Algo no cuadra estimado lector. Estamos cerca de cumplir un año de "encierro" y todo va en aumento: los contagios, las muertes y también la pobreza, la violencia en los hogares contra las mujeres, niñas, niños y adultos mayores, la deserción y el abandono escolar, la soledad, el miedo, el desánimo...

La imagen de este semáforo epidemiológico es un buen ejemplo de las discordancias de este gobierno, el cual señala rojo, dice naranja y actúa como verde. Semáforo rojo como el típico color comercial del amor y la amistad, celebración a la que hay que abrir las puertas para no quedarse en casa. Y, usted, amigo lector, ¿qué hará este 14 de febrero?

 

Picaporte
En aumento la popularidad del presidente, Andrés Manuel López Obrador, aunque también la percepción de comandar un gobierno corrupto. Parece ser que la bandera de este sexenio se está cayendo y el propio gobierno está contribuyendo a tirarla

Opinion para Interiores: 

Anteriores

Oscar Barrera Sánchez

Doctor en Ciencias Sociales y Políticas por la UIA. Comunicador y filósofo por la UNAM y teólogo por la UCLG.