¿Libertades a la carta?

  • Verónica Mastretta
No hallo justificación a la resistencia de López Obrador contra el cubrebocas

“Prohibido prohibir”, dice el presidente , y más lo ha dicho cuando se refiere a la posibilidad de hacer obligatorio el uso del cubreboca en espacios públicos. No encuentro una justificación a esa resistencia a estas alturas de la pandemia. Entre más grande y compleja es una sociedad, más necesitada de reglas para poder convivir en mínima armonía.

No me imagino a nadie cuestionando la existencia de un semáforo en el cruce de una vialidad de alta velocidad. No me parece que atente contra las libertades ni los derechos de quienes la usan y requieren de la alternancia del semáforo para poder cruzarla.

Las reglas que regulan la convivencia sacrifican parte de nuestras libertades con el fin de evitar el caos. ¿Prohibido prohibir qué? ¿Es posible la convivencia sin prohibiciones o remontar una emergencia sin acotar ni un poquito las libertades individuales? De por sí observamos una gran cantidad de reglas en la vida cotidiana; durante una emergencia salvan vidas.

Hoy, un cubreboca bien regulado y usado con determinación por las personas que ejercen un fuerte liderazgo ayudaría mucho a acotar los contagios. El cubreboca es la única herramienta gratuita que el gobierno puede darle hoy a la ciudadanía. El hacerlo obligatorio en espacios públicos, particularmente en espacios cerrados, evitaría muchísimos conflictos de convivencia.

Todos estamos cansados; sumar energía adicional a discutir con personas que irrumpen sin protección en una farmacia, mercado, la ventanilla donde se hace un trámite, la caja de cobro de una papelería y sobre todo en el transporte, es un desgaste que no debiera existir.

No entiendo al presidente. No entiendo porqué se resiste a ejercer su autoridad con respecto a una herramienta reconocida mundialmente como útil para frenar los contagios. A todos se nos han muerto personas conocidas o cercanas. En muchas de sus historias el contagio se dio en espacios públicos en los que el uso del cubreboca era opcional. Quizá muchos de los que murieron ejercieron la engañosa libertad de andar sin cubreboca o fueron víctimas de la manera de actuar de un Noroña. ¿Cruzar un semáforo en rojo es un ejercicio de libertad? ¿Prohibido prohibir? Las reglas son el mínimo de amor necesario para vivir en sociedad.

En el caso del covid, los más afectados son los que ya tienen predisposiciones que les complicarán la enfermedad y los que tendrán que peregrinar buscando atención hospitalaria. Prevenir no es una medida dictatorial.

La polio, el sarampión, la viruela, la tuberculosis y otras enfermedades terribles, se fueron erradicado en nuestro país a base de disciplina, políticas públicas enérgicas y de la obligatoriedad de tener una cartilla de vacunación infantil para entrar al colegio.

El presidente López Obrador ha podido darse el lujo de no usar cubreboca. Como presidente tiene o tendrá los mejores tratamientos en caso de enfermarse. Él mismo ha dicho que se hace pruebas regularmente, a las que pocos mexicanos tienen acceso fácil y gratis.

Seguramente harán pruebas a quienes se acerquen a él. En caso de enfermarse, su primer círculo tendrá cuidados extraordinarios. Cuando todos los mexicanos tengamos acceso a eso, entonces, solo entonces, hablemos de libertades a la carta y de olvidar las prohibiciones que salvan vidas.

 

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Verónica Mastretta

Licenciada en Relaciones Internacionales, especializada en temas de comunicación, sustentabilidad, medio ambiente y gestión social