La semana pasada se llevó a cabo el primer debate presidencial entre los candidatos del Partido Republicano, Donal Trump y el del Partido Demócrata Joe Biden. Había generado mucha expectativa este encuentro sobre todo después de los últimos años que se ha cuestionado la salud física y mental del presidente Biden porque en eventos públicos se ha visto confundido o incluso las frases que plantea no tienen sentido.

Esta vez no fue la excepción. Se vio a un Donald Trump agresivo y asertivo en sus comentarios, firme en sus cuestionamientos sobre la administración de Biden e incluso se contuvo al sólo mencionar una vez que no entendía lo que el presidente en funciones comentaba. Por su parte, el candidato demócrata -que busca la reelección y cuenta con 81 años-, se le vio dubitativo, nervioso, tartamudeaba, emitía palabras sin sentido, olvidaba sus argumentos, lo que generaba la imagen de un líder débil.

En una encuesta de la compañía CBS mostró que el 72 por ciento de los votantes estadounidenses, están a favor de que Biden no se postule porque no tiene las condiciones físicas, cognitivas y mentales para desempeñar el puesto de presidente de los Estados Unidos.

Con esta evidente débil candidatura, ¿quiénes son los más interesados en que Biden continúe su campaña?, ¿quiénes gobiernan actualmente los Estados Unidos?, ¿Biden sólo está para ponerle rostro a la administración, e intereses externos manejan al país más importante del mundo?

Lo más sensato para los demócratas sería cambiar de candidato, pero a sólo cuatro meses de la elección, ¿qué tan efectivo sería? Hay legisladores que incluso piden que Biden renuncie voluntariamente a la candidatura, ya que un proceso legal para removerlo sería muy complicado, sobre todo con el tiempo encima.

El mejor escenario para los demócratas de aquí a la elección es sustituir a Biden por la vicepresidenta Kamala Harris y elegir un candidato o candidata presidencial que sea una figura con la presencia mediática y el perfil político que pueda parar a Trump y ganar la elección lo cual se ve complicado en la actualidad.

También dar un giro a la política exterior en Europa pasando por el apoyo al gobierno de Ucrania y a la guerra que enfrenta a Europa con Rusia y al conflicto en Oriente Medio protagonizado por Israel contra el bloque de países árabes que lo enfrentan.

Trump se ve imparable porque Biden no es el contrapeso a su candidatura y en el debate se confirmó lo que se veía a simple vista: Biden ya no le es útil al gobierno de EE. UU., sino sólo a los grupos de interés económicos y políticos del país del norte que lo respaldan desde las sombras en la Unión Americana y en los organismos multinacionales a nivel global.