La corte de los milagros y el árbol de los Moreira

  • Miguel Ángel Rodríguez
Los cuatro funcionarios van al mismo psicólogo, mismos servicios periciales, a los mismos abogados.

Para Rodolfo Ruiz, mi amigo

 

 

Hace uno días nos enteramos de una acción política de Estado contra la libertad de expresión que revela, lo digo con tristeza, con desencanto, rasgos preocupantes de anquilosamiento en las estructuras de organización y comunicación política, muy pobre o nula intermediación del poder, del gobierno del estado de Puebla, que encabeza Luis Miguel Barbosa Huerta de MORENA.

Escribo con el ánimo de entender cómo, de qué manera, el ejercicio del poder tiene una estructura comunicativa que, en contextos de democracia, lo hace casi invisible, imperceptible, el arte estriba no en vencer violentamente sino en crear horizontes de sentido para los gobernados, donde el sentido es cuidado como si la vida nos fuera en ello. Por el contrario, en contextos autoritarios, en los que el miedo y la ira se confunden, el poder es pornográficamente visible, porque la sangre tiñe, como marca, como señal de escarmiento, la voluntad del poder político.

Es el poder despojado de cualquier intencionalidad comunicativa, porque cuando el miedo y la ira se apoderan de los políticos, al poder le importa un bledo lo que el otro haga, diga o exponga, se trata de extinguirlo por completo, a toda costa a la obediencia, la deshonra, la ruina y  la muerte: “la violencia pura pretende un exterminio completo de la alteridad”.

La antigüedad helena y la república romana reconocieron en el miedo y en la ira dos estados anímicos, dos disposiciones afectivas que obstaculizaban el buen funcionamiento de la democracia. La ira expresaba el miedo que nace de la certeza de la fatalidad, del sentimiento de vulnerabilidad, del timor mortis, del temor a la muerte violenta, que es el fundamento del Jusnaturalismo y de los albores del Estado moderno –el Leviatán de Hobbes.

Martha Nussbaum, a quien siempre será provechoso consultar, tiene la idea, después de leer y reflexionar sobre las obras y el pensamiento de los historiadores y los discursos de los oradores, de que las escenas de aquel tiempo no son muy diferentes de las que acontecen en la actualidad, así es posible mirar: “…individuos en obsesivo litigio contra personas a las que culpan de haberlos agraviado; grupos que culpan o otros grupos de haberlos dejado sin poder; ciudadanos que culpan a políticos destacados y a otros miembros de la élite de haber traicionado los valores más preciados de la democracia; otros grupos culpando a los visitantes extranjeros, o incluso a las mujeres, de sus propias calamidades políticas y personales…Lucrecio escribió incluso que toda ira política es hija del miedo, del desvalimiento infantil…”, muchos males políticos se anidan en ese par de sentimientos conjugados, uno de ellos, quizá el peor, es la obsesión por el estatus de los gobernantes y el infinito sentimiento de venganza que albergan para quienes ponen en tela de juicio o critican su autoridad.

Los griegos y los romanos se vieron obligados a librar una épica batalla en el ámbito de la política cultural de las emociones, con el propósito de evitar que el miedo y la ira condujeran la democracia a una obtusa tiranía, la representación más cristalina de la violencia pura, del anquilosamiento de las estructuras de organización y comunicación políticas. En un país con la esperanza ciudadana de la democracia estamos asistiendo, lamentablemente, al recrudecimiento de la lógica de una polarización política.

¿Qué sentido tiene crear en la ciudadanía la imagen del ejercicio del poder como expresión de la venganza y la violencia pura?

Ensayé varias maneras de abordar el tema, buscando equilibrios, a veces indignado y otra veces meditando sobre la dimensión del acontecimiento, así pasó una semana sin que encontrara la mejor manera de hacerlo, no creo que lo haya hecho, pero se me ocurrió pensar en Víctor Hugo y en la Corte de los Milagros parisina.   

 

¡Arriba el telón de La corte de los milagros…!

 

 

Los personajes de La corte de los milagros

El presidente de la junta de gobierno del congreso del estado, Gabriel Biestro Medinilla, el subsecretario de Movilidad y Transportes, Seth Yassir Vázquez Hernández, el director del Instituto Estatal de Educación para Adultos, Jesús de la Luz Sánchez Cuevas y el subsecretario de Administración, Juan Pablo Cortés Córdova, conversan alrededor de una mesa de cedro, se escucha el mismo discurso jurídico, citan la famosa “malicia efectiva”, que el priísta Humberto Moreira enderezó contra el articulista Sergio Aguayo. La misma acción del poder político que Andrés Manuel López Obrador criticó públicamente es ahora resucitada -y multiplicada la dineraria terapia.  

Los cuatro funcionarios van al mismo psicólogo, a los mismos servicios periciales, a los mismos abogados, a los mismos argumentos y, en conjunto, calculan en 20 millones de pesos el costo de los daños psicológicos y morales (mismos que serán conocidos en el segundo acto).

Los tres poderes de Puebla al unísono, como en los mejores tiempos del partidazo, como en los años de la abundancia petrolera, como si fuera un capítulo poblano de El vendedor de silencio, todos en concierto, sin pizca de rubor por Montesquieu, prenden la hoguera para quemar al culpable.

¿Para quién se organiza este auto de fe…? Veamos.

 

Primer acto:

Rodolfo Ruiz, director de e-consulta, el periódico digital más leído del estado de Puebla y del sur del país, dos veces ganador del premio nacional de periodismo José Pagés Llergo, una de las víctimas más visibles del morenovallato, pues el diario fue asaltado dos ocasiones y su casa invadida por agentes secretos, amén de las amenazas policiales a los hijos en sus propias escuelas, ahora se encuentra demandado por “daño moral”.

No es un poderoso exgobernante el que lo acusa de daño moral, como en el caso de Humberto Moreira contra Sergio Aguayo, no, no es eso, que ya es decir bastante. En este caso es la maquinaria del Estado la que quiere someter al periodista por la vía de la coerción económica, embargarle sus bienes, incluido el local y las computadoras, en pocas palabras, callarlo: el propósito evidente es extinguir su voz.

Empezaré por el lado científico de la obra.

Una vez que el licenciado en psicología José Luis Guillén Gordillo, por más que busqué en la red alguna referencia académica del profesionista no encontré nada, ni siquiera la universidad de la cual egresó, especialista en bulimia, ansiedad y anorexia nerviosa (así se presenta él mismo) y residente en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, valoró la situación psicológica del cuarteto afectado en su estabilidad emocional, evaluó por medio de la observación sistemática, científica, la conducta y los desórdenes nerviosos de los tres distinguidos miembros del gabinete del gobernador y el presidente de la junta de gobierno del congreso del estado, concluyó que no están muy bien que digamos de las entendederas, pues fueron afectados en su honor, fama pública, horizonte político y, sobre todo, ingresos futuros.

Los cuatro políticos descubrieron, cada uno por su lado, las capacidades taumatúrgicas del psicólogo Gordillo, y, no se sabe si los cuatro juntos, viajaron hasta la capital de Chiapas para ser sometidos a una rigurosa serie de pruebas científicas de frontera, el diagnóstico del licenciado no deja lugar a dudas: las letras de Ruiz les han traído descrédito, han lastimado  el buen nombre de los demandantes, en las calles los insultan, los violentan, de tal suerte que se encuentran atravesando una especie de duelo por la fama pública perdida. Se podría pensar, incluso, leyendo el dictamen psicológico, que no se encuentran capacitados para desempeñar las tareas que el ejercicio de la vida pública demanda en los tiempos de la cuarta transformación, pues el disgusto, el desánimo y otros padecimientos emocionales los perturban hasta el grado de la angustia.

No se muy bien lo que significa la angustia en la dimensión psicológica, aunque consultando con un buen amigo, juez valedero en la materia, me dice que son síntomas que bien pueden configurar un cuadro psicótico. En cambio medio entiendo lo que es la angustia, comprendida como Stimmung, como dimensión ontológica. Es una disposición emotiva que linda con la nada, con el desamparo, con un sin para qué, con el desgarramiento del nihilismo. Con la necesidad de otra manera de nombrar al mundo.

En cualquier caso, lamentablemente, tampoco la angustia es una emotividad compatible con el optimismo y con el impulso a la acción y la idea de movimiento que caracteriza el ideario político y el ejemplo de Andrés Manuel López Obrador.

Una vez que el psicólogo concluyó que las filosas letras del periodista develan el otro yo de la clase política poblana, que la desnudan y ponen frente al espejo, que ser actor de “La corte de los milagros” se paga casi con la locura; digo, con esa verdad científica en la manos, el camino estaba desbrozado para evaluar el costo de los daños a los circuitos neuronales de los funcionarios.

 

Segundo Acto

El cuarteto viajó otra vez a la Ciudad de México, esta vez para encontrarse con el especialista en servicios periciales Guillermo Alfonso Ponce Yépez, quien, aplicando la tasa de interés compuesta al narcisismo freudiano, arribó a la certeza de que los perjuicios psicológicos y morales de cada uno de los tres funcionarios del gobierno de Luis Miguel Barbosa Huerta y el presidente del Congreso del estado, serán curados si el periodista Rodolfo Ruiz transfiere a la cuenta personal de cada uno la friolera de cinco millones, en total, 20 millones de pesos -si no continúan las demandas civiles en su contra. 

¿Quién lleva el caso del concertado equipo de afectados…?

Extraños caminos conducen casi todo el proceso, menos el origen, al bello estado de Chiapas. Como si no supiéramos que los mejores abogados chiapanecos se forman en la BUAP, los cuatro afectados fueron de nuevo a Chiapas, para contratar a los polémicos abogados Florencio Madariaga Granados, ex-subprocurador de aquel estado (detenido en febrero de 2006 en Madrid, España, a donde huyó para eludir la acusación penal de haber desviado 900 millones de pesos durante el gobierno de Pablo Salazar Mendiguchía, el abogado fue acusado, en el proceso administrativo 173/DPA/2001, de tres delitos contra la hacienda pública del estado de Chiapas que son: enriquecimiento ilícito, ejercicio indebido de funciones y asociación delictuosa.

El otro abogado contratado fue Roberto Morales Torres, representante del ex gobernador de Chiapas, Juan Sabines Guerrero, quien demandó por “daño moral” al radio comunicador Horacio Culebro Borrayas cuando éste exigía juicio político contra Sabines.

Rodolfo Ruiz nos cuenta el contenido de las demandas redactadas por este par de finos personajes de la Corte de los Milagros : “En todos los casos, los funcionarios y políticos barbosistas solicitan a los juzgados primero, segundo, tercero y cuarto en materia civil embargos precautorios de mis bienes, propiedades, cuentas bancarias y de inversiones, así como los de la empresa propietaria del periódico digital que dirijo, para garantizar la reparación de supuesto daño moral que les provoqué”.

Me quedo pensando y no hay dudas, por donde se le vea, el expediente es una réplica o, mejor dicho, tiene el mismo ADN que la onerosa demanda de Humberto Moreira, el exgobernador priista, contra el profesor Sergio Aguayo, de El Colegio de México, por “daño moral”. Por lo cual, para restaurar la fama pública de Moreira, un juez a modo decidió que el articulista debía depositar 10 millones de pesos a la cuenta del político.

Desde luego, por fortuna, lo anterior no ocurrió ni ocurrirá, porque aunque los jueces venales otorgarán la razón jurídica a Moreira, la victoria moral, la de la opinión pública, está claramente del lado de Sergio Aguayo, como lo estará del lado de Rodolfo Ruiz. El mismísimo López Obrador comentó la injusticia y se colocó sutilmente del lado del escritor.

En este escenario no puedo dejar de preguntarme algo: ¿por qué los comunicadores políticos de Luis Miguel Barbosa no le advirtieron que lo estaban enfilando a una aventura cuyo final se había escrito por la opinión pública de México a favor de la libertad de expresión?

Vivimos tiempos en los que una comunicadora puede dirigirse al Presidente de la república para enmendarle la plana, para decirle con voz firme, enérgica y públicamente, con respecto al movimiento feminista: “no se equivoque señor Presidente, no se equivoque”. Una expresión simbólica que ya es un signo de la nueva relación, más horizontal, entre la opinión pública y el poder político.

 

Tercer acto

No se de qué hondonadas provenga la escalada contra el reconocido periodista Rodolfo Ruiz, pero la interpreto como el oleaje de la amarga rabia, la de la ira de las furias, de un coletazo cruel del Estado contra una expresión crítica del periodismo poblano contemporáneo, quizá la más crítica desde hace por lo menos tres décadas, pues representa un espacio plural, en el que el propio Barbosa encontró hospitalidad cuando más la necesitaba, cuando, justo es reconocerlo, enfrentó con valor al régimen de terror de los Moreno Valle, por entonces, en aquellos días aciagos, pocos entre los comunicadores le daban bola.

En realidad creo que todo el asunto proviene del miedo, de ver cómo se diluye la legitimidad del triunfo en las urnas, del terror de perder las elecciones del 2021, pues la pérdida de poder se experimenta como la muerte. Y hermanados por el miedo a la muerte política que los resultados de las encuestas y consultas ciudadanas más recientes arrojan sobre la gestión del gobernador Luis Miguel Barbosa y sobre el gobierno de los municipios más importantes de Puebla, gobernados por MORENA, decidieron realizar un ritual de sacrificio público para el escarmiento, una huella de sangre que eduque a la opinión pública, para que sepan los críticos con quién están tratando.

Y en lugar de volver los ojos a las saludables prácticas políticas de la autocrítica, el gobernador y su cuadro administrativo compacto identifican un enemigo mortal al que es necesario aplastar, aniquilar, destruir a toda costa. No es extraño, porque sabemos que el miedo es la precondición necesaria para la concentración de las sustancias tóxicas que pueden desatar el sentimiento de la ira, la hybris, la desmesura: el mayor de los pecados de casi todas las religiones del mundo. Como se sabe, la ira lo reduce todo a blanco y negro, conmigo o contra mí, no deja sobrevivir las verdades complejas ni a las dudas, en ese estado anímico las verdades complejas no tiene cabida, porque son de más difícil digestión cerebral y requieren de un estado de serenidad para una comprensión más clara del sentido.

La ira estalla cuando la impotencia y la frustración del poder político tiránico se enfrenta en el mundo histórico con la voluntad de los otros, cuando no puede extender su voluntad de dominio absoluto porque el discurso no comulga con las acciones, o por lo que sea, entonces el poder se pone a dar palos de ciego, busca por todos lados a los culpables, víctimas propiciatorias sobre las cuales inyectar las oscuras tintas de la venganza.

Los comunicadores políticos cercanos a Luis Miguel Barbosa Huerta construyeron con la columna del periodista Rodolfo Ruiz al personaje portador de las fuerzas contrarias a la voluntad política del gobernador de Puebla, cuando, en los hechos, el autor de La corte de los milagros podría ser un aliado imprescindible en la batalla contra la corrupción de la burocracia estatal y en el nacimiento de una nueva conciencia moral.

¿Qué clase de comunicación política, quiero decir, qué mensaje manda el gobierno de Morena, de Luis Miguel Barbosa, ya no digamos para los enemigos sino para los simpatizantes de las más diversas corrientes liberales e izquierdistas del territorio poblano y del país ?

Escribí desde el primer párrafo que observaba en la forma y en el contenido del ejercicio del poder político una muestra evidente del anquilosamiento de las estructuras de organización y comunicación política del gobierno del estado, pero aunque no es difícil desprenderlo de mis argumentos, trataré de explicitarlo de otra manera.

La eficiencia y flexibilidad del ejercicio del poder político se revela por su capacidad de intermediación. Como medio de comunicación el poder es superior cuando, lejos de la violencia disciplinaria, es capaz de construir una estructura de sentido, una visión de futuro compartido para los gobernados. El ejercicio moderno del poder no se opone a la libertad, no trata de sofocar, de asfixiar el no de la voluntad del otro, sino que convierte ese espacio de libertad de los ciudadanos en el lugar desde el cual construye un horizonte de futuro. Esa elección del poder político hace la diferencia entre un régimen autoritario y fascista y un régimen democrático, pues no hay que olvidar jamás, por nada, que el poder político es un fenómeno de la forma.

 

Epílogo

Ahora que disfruto de las complejas habilidades narrativas de Enrique Serna, de la construcción psicológica de un personaje tan patético como Carlos P. Denegri, es imposible que no venga a mi memoria el criminal episodio contra el periódico Excelsior. No se me olvida la vil manera en que el Estado mexicano, cerrando toda posibilidad de acceso al papel y sin publicidad gubernamental, cegó el proyecto periodístico más crítico de la segunda mitad del siglo XX.

Es cosa juzgada, se trató de una escalada fascista contra el libertario periódico (1968-1976) de Julio Scherer -en cuyas páginas nació Plural (1971- 1976), la revista dirigida por Octavio Paz. La memoria histórica de nuestro tiempo tiene bien registrado el acontecimiento, pues fue un crimen de la espada contra la pluma, de la violencia contra la libertad de expresión.

Sigo como al principio, nunca encontré ni la forma ni el tono adecuado para tratar un tema tan complejo como lo es el de la relación de los medios con el poder político,  me quedan en el tintero muchas interrogantes y la esperanza de que los personajes de la Corte de los Milagros desistan pronto del propósito de escenificar el vergonzoso episodio del Excelsior de Julio Scherer, ahora en la figura del periodista Rodolfo Ruiz y el periódico digital e-consulta

Entre las preguntas que me hago comparto dos para hoy: ¿el gobierno del miedo y de la ira, de la venganza, será el signo de la historia que el gobierno de Morena quiere escribir para Puebla?

¿Tenemos que aceptar como un hecho que el envenenado árbol de los Moreira también de resentidos frutos amargos en Puebla…?

 

¡Se cierra el telón…!

Opinion para Interiores: 

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Miguel Ángel Rodríguez

Doctor en Ciencia Política y fundador de la Maestría en Ciencias Políticas de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP). Investigador y filósofo político. Organizador del Foro Latinoamericano de Educación Intercultural, Migración y Vida Escolar, espacio de intercambio y revisión del fenómeno migratorio.