El lunes inicia un nuevo ciclo escolar y con ello la esperanza renovada de que la tarea educativa podrá compartirse con todos los actores sociales, porque la educación no solamente es responsabilidad de los maestros y de las escuelas, comprende a toda la sociedad.

Se está construyendo la propuesta educativa a través de un proceso participativo y con la flexibilidad necesaria para tomar en cuenta la gran complejidad y diversidad que caracteriza a nuestro estado.

Estamos iniciando en Puebla un nuevo gobierno y por tanto una nueva gestión educativa, que implica la necesaria revisión de las prácticas existentes para ir monitoreando sus fortalezas y debilidades. Seguramente el proceso se está realizando de manera rápida y no sin complicaciones, porque las decisiones en materia educativa en Puebla se habían caracterizado por la toma de decisiones verticales, sin la decisiva participación de todos los actores que necesariamente, deben de involucrarse. 

 Lo que todos debemos tener presente, es que debemos de unir esfuerzos para lograr que los aprendizajes escolares y los aprendizajes para la vida, permitan a todos los niños, adolescentes, jóvenes, adultos y adultos mayores lograr una mejor calidad de vida en todos los aspectos. Recuerdo que cuando me preguntaron cuál sería el principal propósito de una educación de calidad, no dudé al responder que la felicidad.

Si bien la felicidad es relativa porque cada persona de acuerdo a sus experiencias, interacciones e historia de vida tiene una acepción diferente de felicidad, creo que en general, si logramos que a través de la educación el ánimo de las personas se sienta satisfecho y disfrute de la vida en un estado de plenitud en cualquier etapa de su vida, estaremos logrando uno de los principales fines educativos.

Lo anterior implica un reto enorme, puesto que la escolarización se ha planteado lejos de las emociones, si bien se ha intentado insertar curricularmente las habilidades emocionales, aun nos resta mucho trabajo educativo por delante en ese tema.

Sabemos que todo proceso, para que pueda desarrollarse de manera acorde con los cambios sociales vertiginosos, los principales desafíos comprenden el logro de la equidad y la inclusión, conceptos que suponen el reconocimiento de lo diverso, asegurando la igualdad de oportunidades en cuanto al acceso, permanencia y éxito en los logros de los aprendizajes para todos, sin distinción de condición socioeconómica, física, étnica, de género o de cualquier tipo. Reforzando la idea de que ambas son prioridades fundamentales e inseparables de la política y la acción educativas.

La tarea educativa es inmensa, porque además de asegurar una educación de calidad en todos los niveles y modalidades educativas, es importante lograr que la educación para la vida se vaya promoviendo dentro de la sociedad poblana, porque la educación es demasiado importante para no unir fuerzas en torno a ella.

Además, toda la ciudadanía tiene que involucrarse, no olvidemos que la familia es el primer referente de formación para todos los seres humanos dentro de la socialización primaria; la escuela por su parte, es solamente uno de los elementos a considerar dentro de los aprendizajes de las personas dentro de su socialización secundaria, por eso la escuela no puede sola, requiere del vínculo integrador con la comunidad y con la sociedad en general.

Coincido con el lema del Secretario de Educación de Puebla: “El fin de la educación es formar ciudadanía para la transformación”. Requerimos no solamente formar a los que queremos, sino formar a los ciudadanos que realmente necesitamos y eso no se logra si el proceso educativo se centra solamente en las escuelas.

La tarea educativa no es solamente responsabilidad de los maestros, transformemos esa responsabilidad y compartámosla todos. Buen inicio de ciclo escolar 2019-2020.