Un centro de detención para niños migrantes en Texas

  • Laura Carreto Tirado
Los menores están separados de sus familias, a pesar de la decisión de un juez de no hacerlo

Hablar de la estancia de los niños migrantes en un centro de detención fronterizo, es en sí preocupante porque se trata de seres indefensos; este lugar ubicado en El Paso, Texas, se encuentra ocupado por menores cuyos padres intentaron cruzar la frontera y quienes están procesados legalmente, ya que según las leyes de EE.UU esto se considera una falta grave. Los menores están separados de sus familias, a pesar de la decisión de un juez de no hacerlo. Esta práctica es parte de la política “Tolerancia Cero”.

A partir de las separaciones de familias, durante el ejercicio “Tolerancia Cero” se dijo que se iba a poner en ejercicio un acuerdo llamado “Flores” (1997) que son lineamientos especiales que protegen los derechos de los niños de no ser detenidos por más de 20 días, mientras sus padres están en proceso. Sin embargo, esto no ha sido así.

Recientemente periódico “The New Yorker” en este país entrevistó a un grupo de abogados quienes a su vez se dieron a la tarea de hacer lo mismo con 60 niños migrantes que se encuentran actualmente en este centro de detención. Aquí hay menores que fueron separados de sus padres, provenientes principalmente de Honduras, Guatemala, El Salvador y Ecuador (The New Yorker, 2019). Este lugar supuestamente es exclusivo para adultos con capacidad de 104 personas, sin embargo, los abogados se percataron de la presencia de 350 niños y un “área de expansión” improvisada con 500 niños más.

Esta política tan radical es preocupante porque pone en peligro los derechos humanos de los niños. En este lugar existen varias faltas, en primer lugar: la sobrepoblación; sorprende el hacinamiento, la ausencia de cuidados por personal calificado, pero sobre todo la indiferencia de las autoridades. Los infantes se encuentran totalmente desprotegidos pues son “cuidados” por niños mayores quienes por obvias razones no les dan la atención necesaria, e inclusive muchas veces están solos, duermen con dos cobijas y en el suelo, además de que se contagian de piojos o enferman constantemente. Los menores informaron a los abogados que no se habían lavado los dientes, ni se habían bañado por más de una semana, que sus comidas eran inadecuadas.

Los abogados exigen que los niños estén con un familiar, pues la mayoría tiene alguno en EE.UU o también que sean regresados a sus países de origen donde tendrían a alguien que los cuidara. Además, expresaron que es violatorio el que no se puedan comunicar con ellos al menos vía telefónica. Esto va en contra de la ley pues un juez determinó que la unidad familiar es un derecho constitucional. 

Es necesario pensar acerca de la razón de mantener a tantos niños en un centro de detención, cuando el gobierno de EE.UU tiene las condiciones económicas para mandarlos de nuevo a sus países, o con un familiar cercano dentro de este país: se trata de un mensaje de intolerancia.

Está claro que se trata de una injustica y que estos niños no merecen estar en estas condiciones y a corto plazo es necesario que haya gente especializada que los cuide y que procure su salud. Sorprende que no se hayan pronunciado en contra, los gobiernos de Honduras, Guatemala, El Salvador y Ecuador. Recientemente la Alta Comisionada de Derechos Humanos de Naciones Unida:s Michel Bachelet se mostró consternada ante tal situación. También la congresista demócrata Alexandra Ocasio-Cortéz ha lanzado duras críticas al gobierno de Trump y él ha respondido agresivamente como es costumbre. Es importante que los periódicos y los medios de comunicación estadunidenses retomen esta información de primera mano y que los abogados luchen para que los niños puedan estar al lado de su familia, pero aún más urgente que el gobierno de EE.UU solucione esta grave situación.

Este fin de semana hubo un tiroteo ahí mismo en El Paso, Texas, donde murieron 22 personas, y resultaron heridas 26. Esta masacre se le atribuye a un supremacista blanco, quien tenía el objetivo de matar a “hispanos”, ya que unas horas antes había publicado un manifiesto contra los “invasores hispanos”. Trump afirmó que: “el odio no tiene lugar en su país” (Bloomerang, 2019) sin embargo sus políticas y discursos desde que se encontraba en campaña demuestran lo contrario. Es un presidente que ha creado y alimentado retórica de odio e intolerancia, en un país donde existen tantos resentimientos y una historia cargada de actos racistas.

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Laura Carreto Tirado

Licenciada en Relaciones Internacionales, Maestra en Ciencias Políticas ambos grados por la BUAP. Especializada en temas migratorios y en la Relación México-Estados Unidos. Ha investigado y escrito al respecto en libros y revistas