Relectura

  • Víctor Reynoso
En México tenemos "una arraigada tradición de gobernantes callados".

Víctor Reynoso

Profesor de la UDLAP

Borges decía que más que escritor, era lector. Y más que lector, relector: se disfruta más un texto cuando se lee por segunda o tercera vez. En este ánimo hedonista releo a don Daniel Cosío Villegas. Sus últimos libros, sobre la política mexicana a mediados de los setenta del siglo pasado. No es que don Daniel cada día escriba mejor: es que el gobierno de López Obrador ha actualizado sus análisis.

En el primero de la serie de libros que publicó durante el sexenio de Echeverría, El sistema político mexicano, Cosío compara a este presidente con Lázaro Cárdenas. Ve dos características comunes. La primera, obvia para todos, que ambos políticos causaron una gran expectación cuando empezaron su sexenio. La segunda, que casi nadie vio, es que ambos se centraban en un problema "sin situarlo dentro de la perspectiva global de todos los problemas nacionales".

Es clara la primera característica común entre Cárdenas, Echeverría y el gobierno actual: López Obrador despertó grandes expectativas. La segunda es resultado de un observador sutil. Pocas veces se ha hecho esa crítica a Cárdenas y no recuerdo que se haya dirigido al gobierno actual: descontextualizar los problema que tratan.

Pero por ahora interesa más la diferencia que el fundador del Fondo de Cultura Económica establece entre Cárdenas y Echeverría. El michoacano, dice, "era un hombre de poquísimas palabras". Echeverría, en contraste, tuvo desde su campaña un rasgo distinto: "el valor increíble que le da a la palabra como instrumento de gobierno". Tanto que don Daniel caracterizó a este presidente como un "predicador".

Luego pasa una lista de políticos extranjeros y nacionales y su relación con la palabra. De Gaulle y Churchill fueron oradores y escritores extraordinarios, reconocidos dentro y fuera del ámbito político, pero hablaron muy poco como gobernantes. Algo similar puede decirse de Wilson y Roosevelt. En México tenemos "una arraigada tradición de gobernantes callados". Encabezada por dos admirados por López Obrador: Juárez y Cárdenas.

El tabasqueño rompe con esta tradición: es seguramente el político mexicano que más ha hablado en público, en toda la historia del país. El que mucho habla, mucho yerra, y nuestro presidente acaba de cometer dos terribles dislates sobre la antigüedad de México como nación y sobre la presencia de homo sapiens en nuestro continente.

Peña Nieto tuvo su primer tropiezo cuando, en su campaña, le preguntaron sobre los tres libros que más habían influido en su vida. A López Obrador nadie le preguntó nada, él cayó solo. Y cuando quiso corregir, salió peor.

El único gobernante que el autor considera que se centró en la palabra como eje de su gobierno es Fidel Castro. Pero el cubano fue un caso excepcional como orador y en un contexto muy distinto al mexicano. No parece ser un caso imitable.

Sigue don Daniel preguntándose si la prédica puede ser un buen instrumento de gobierno. Considera que con ciertas características y en ciertos temas sí. Pero en algunas cuestiones ("la balanza de pagos, la sustitución de importaciones, la ciencia y la tecnología, el turismo...") la prédica no tiene nada que hacer.

Termina reconociendo las buenas intenciones del nuevo presidente, pero concluye que su mucho parlar ha creado ante todo confusión.

La analogía entre el gobierno de Luis Echeverría y el de López Obrador no es novedosa. El mismo Andrés Manuel la ha planteado o al menos sugerido, cuando él y sus seguidores consideran que "la noche neoliberal" comenzó en México en 1982. Es decir, antes de esa fecha, al menos con los gobiernos de Echeverría y López Portillo (otro presidente afecto al monólogo), vivíamos los mexicanos días luminosos. Quienes vivimos esa época y quienes la hemos estudiado sabemos que no fue así.

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Víctor Reynoso

El profesor universitario en la Universidad de las Américas - Puebla. Es licenciado en sociología por la UNAM y doctor en Ciencia Social con especialidad en Sociología por El Colegio de México.