La catarsis del conocer, o el <<empezar de nuevo>>

  • Samuel Tovar Ruiz
Aquí el modo de conocer es la generalidad que subsume el desarrollo cognitivo de X cosa

Desde hace mucho un teórico marxista de indudable trascendencia e influencia en muchos círculos y corrientes no sólo de izquierda sino revolucionarios planteaba de manera harto sencilla que la ideología no puede entenderse sino como cemento que le da fijeza y cohesión al muro, sin cuyo pegamento sus unidades, tabiques, podrían venirse a tierra con cualquier ventarrón.  Esta sencilla manera de definir, de explicar, lo que es la ideología se debe, en efecto, al gran pensador francés Lois Althuser, autor de obras como Posiciones, la revolución teórica de Marx, para leer el capital, etc. La ideología sin embargo no sólo es eso. También de manera epistemológica podemos conceptuarla como <<falsa conciencia>> o <<conocimiento errático de la realidad>>, o también  como un conjunto de valores, intereses, representaciones comunes,  conceptos, prejuicios, puntos de vista, que perteneciendo a la clase económica y socialmente dominante e permiten ejercer una hegemonía o poder de dominación sobre aquellas clases que ele están socialmente subordinadas.

El primer sentido de estos dos últimos, como ya lo indicamos es esencialmente epistémico; es decir, filosófico cognitivo, o un punto de vista general mediante el cual se encara el conocimiento de un objeto o de una materia o de un tema. Aquí el modo de conocer es la generalidad que subsume el desarrollo cognitivo de X cosa. No es la cosa sino el procesamiento cognitivo de muchas, lo que permite arribar a ese punto de vista, desde el cual puede encararse más en su detalle cualquier cosa encausada de esa manera epistémicamente. La hipostización de la generalidad, o la sobredeterminación de la cosa perdiéndose en el “has nebuloso” de la generalidad puede conducir a posiciones idealistas, que sólo dan realidad a las ideas mientras pierden de vista la realidad de la cosa.  Subjetivismo e idealismo aquí se emparentan.

Por otra parte, si la generalidad se exime de gobernar de modo absoluto la cosa, y más bien decide ser sólo expresión de ella, entonces,  su opacidad o su “carácter nebuloso” estaría en vías de desaparecer, mientras se enriquece con lo que aparece como propiedades, determinaciones, rasgos, características internas y externas, cuyo dominio cognitivo tiene como punto de partida el hallazgo, descubrimiento, o percepción de esos elementos que objetivamente aparecen como componentes de la cosa, que así se autorefiere a sí misma en la generalización que les correlativa; es decir que no existe sino como expresión puntual, precisa, de la cosa. Cuando la idealización deja su lugar a la cosa o se deja configurar por ésta.  Cuando la búsqueda y el hallazgo se juntan, y permiten la reconfiguración de la cosa como generalización, entonces, percibimos que se trata de una tarea que se pone más allá de lo subjetivo o de lo arbitrario o de lo contingente, mientras, en cambio, se da paso a la necesidad de la construcción de la generalidad  cognitiva. Tal resultado no puede ser otro que el científico, que en efecto partiendo del <<ensayo y error>> no sólo cualquier generalidad la hipotetiza, sino cualquier materia en cuanto la problematiza, la tematiza, y por tanto así se convierte, por un lado, en susceptible de procesamiento vía la reflexión, pero por otro supone de modo necesario la aplicación del método científico.  El método científico no se “desidealiza” sólo da un nuevo uso  a la idea, a la generalización. Tampoco se sobrematerializa, pero hace del conocimiento de la materia un conocimiento asintótico cuyo infinito  no termina  sino para empezar de nuevo. Este empezar de nuevo es una <<catarsis permanente>> que esta en el fondo del impulso de conocer       

<<Empezar de nuevo>> se recomienda a quienes no pueden ni saben hacer política de otro modo que el corrupto, el deshonesto, el inmoral, el prepotente, el arbitrario, el excluyente, el discriminatorio, el sabelotodo, el antidemocrático,  el populista, el autoritario, el totalitario, el fascista, el del destino manifiesto, el colonialista, neocolonialista, el imperialista, el prianista, el oligárquico, etc.   Urge que MORENA libere recursos para sostener los talleres de formación política e ideológica.  De otro modo las escenas del “gran déficit” de “oficio político” se repetirán por todas partes.

Opinion para Interiores: