Los foros de consulta ciudadana de Vivanco

  • Juan Enrique Huerta Wong
El instrumento de la movilidad social para calificar políticas públicas.

Este viernes y sábado se llevaron a cabo los Foros de Consulta Ciudadana por un Gobierno Incluyente, 4 mesas de trabajo donde unas 35 personas fueron invitadas por el equipo de la alcaldesa electa, Claudia Rivera Vivanco, a establecer propuestas que contribuyan al establecimiento de una ciudad donde todas las personas vivan mejor.

 

Un grupo de personas fuimos convocados al Foro de Seguridad Ciudadana y Previsión Social. Y ahí estaban en la mesa los policías y funcionarios con experiencia en seguridad ciudadana, y analistas con propuestas en previsión social. Yo fui de éstos últimos, casi resulta obvio mencionarlo. El responsable de los Foros, Carlos Figueroa Ibarra, comentó que lo que buscan es escuchar propuestas que acaso fortalezcan las propuestas de campaña, que por supuesto ya tienen un plan de Gobierno Incluyente.

 

Fue un ejercicio sumamente interesante, y se lo  cuento (a ustedes) con detalle en otra entrega. Aquí, lo que yo dije, a propósito de los informes de Movilidad Social en el Estado de Puebla, que dimos a conocer en 2017, y el Informe de Movilidad Social en la Zona Metropolitana de Puebla, que dimos a conocer en 2018, desde UPAEP, en el marco de la Cátedra Manuel Espinosa Yglesias, esfuerzo que sostenemos con el Centro de Estudios Espinosa Yglesias, y la Fundación de Empresarios Por Puebla.

 

Movilidad Social, hemos dicho, es el indicador global de desigualdad de oportunidades. En esta medida, resume el grado de éxito de un Estado (con mayúscula). Movilidad Social se refiere a la posición de una persona, en una escala de bienestar, en comparación con la posición que ocupaba una persona como ella, una generación atrás. Dado que gran parte de la discusión de clases sociales ha ocurrido en los mercados laborales, con frecuencia preguntamos por la posición que en los mercados laborales, ocupa una persona, y si ha habido un desplazamiento en comparación de la que ocupó su padre o madre en el mercado laboral.

 

Así pues, el interés del análisis de la movilidad es identificar si una persona ha experimentado un cambio positivo, por ejemplo si se ha movido de una posición manual a una ocupación profesional. Este cambio además se espera que sea resultado de la trayectoria de una persona, y no de cambios en los mercados de ocupaciones, por ejemplo, que no sea resultado de la transición al sector servicios, o a la economía del conocimiento. Si más personas logran desvincularse de su origen social, ese gobierno funciona en el compromiso con sus gobernados. También interesa al análisis de movilidad social con enfoque de clases sociales si estas transiciones son resultado de cambios en la inclusión en el sistema educativo. Un tercer eje de interés es si a los cambios en el mercado laboral corresponden mayores ingresos y calidad de vida.

 

Porque de lo que se trata en el análisis de movilidad social es de observar en qué medida se brindan oportunidades para todos, éste será eje fundamental para entender si en el tiempo, Puebla es una sociedad incluyente. Dado que de lo que se trata es de entender los mecanismos que colocan a alguien en el mercado laboral, así como las recompensas asignadas a estas posiciones, la movilidad social es un tema de previsión social.

 

Los informes de Movilidad Social en Puebla dan cuenta de luces y sombras. En Puebla capital observamos movilidad social ascendente, medida bajo cualquier dimensión, superior a prácticamente cualquier análisis que se haya realizado en el país. Es decir, en esta ciudad, hay mayor igualdad de oportunidades que en casi cualquier otro. Esto ocurre, si se ha nacido hombre. Para las mujeres, la probabilidad de salir de pobreza es casi la mitad. Puebla es una entidad con números altos de población de origen indígena. La encuesta también encontró una menor probabilidad de salir de pobreza, o de posiciones laborales donde los ingresos son bajos, si se es indígena.

 

Una razón es que el acceso y calidad de la educación actúan como cuellos de botella. Por ejemplo, las diferencias entre la población que declara un origen indígena, y la que declara un origen no indígena, se amplían a medida que progresa la transición educativa, una diferencia de 12 veces la probabilidad de completar el ciclo de educación superior. Las mujeres que no cuentan con padre con educación superior, tienen la tercera parte de probabilidad de acceder a educación superior, en comparación con los hombres de la misma condición. La probabilidad de cruzar el umbral de secundaria para las personas con origen económico en los quintiles más pobres, es menor a 10%. En cambio, la probabilidad de estudiar al menos preparatoria, el umbral marcado por la Ley General de Educación, es de 75%, si el origen social se encuentra en el quintil más rico. Los relativamente ricos asisten a la educación superior, quienes son relativamente pobres se quedan en los escalones más bajos del sistema educativo, dificultando con ello la posibilidad de acceder a las recompensas de posiciones no manuales en el mercado laboral, perpetuando con ello su condición. Así vamos de una foto de igualdad de oportunidades (para hombres en la ciudad) a la del estado más desigual, del país más desigual, de la región más desigual del mundo. Se trata de una sociedad de discriminación efectiva, donde tienes oportunidades si naciste con una condición, y muy pocas si naciste en otra, mujer, periférica, de origen indígena.

 

¿Qué podemos hacer? Hay varias cosas que un Estado puede hacer, y pocas que una ciudad puede hacer. En principio, se pueden ofrecer mejores servicios. Nos encontramos en medio de una crisis de seguridad a la que la ciudad puede responder de manera incluyente, pues el reciente reporte de pobreza persistente en Latinoamérica, del Banco Mundial, muestra que los servicios son peores para quienes menos recursos cuentan. Pero de manera definitiva, podemos hacer una cruzada por la educación obligatoria. Resulta que el gran cambio de algunos países, ha ocurrido cuando las sociedades reconocieron la obligación de la educación por el lado de la demanda. La educación es un tema de protección social bajo la definición de las Naciones Unidas. No basta con ampliar la oferta educativa. Las historias de vida que hemos conducido en la ciudad identifican que la población cuenta con escuelas, incluso de nivel superior. Hay una oferta no despreciable en la ciudad. Hay que encontrar las razones por las cuales la gente no acude a las mismas. No sabemos mucho acerca de los mecanismos que dificultan a las personas el ingreso al sector educativo.

 

En concreto, proponemos que se continúe el diagnóstico de la movilidad social con enfoque de igualdad de oportunidades en el tiempo, convocando a especialistas con experiencia en Puebla, México y otras partes del mundo. Será la única manera de identificar el éxito o fracaso de un conjunto de políticas públicas. Con base en este monitoreo, podremos identificar los mecanismos que pueden establecer exitosamente la educación obligatoria desde el lado de la demanda. Mayor educación a los sectores menos privilegiados será la única llave para su inclusión sostenible en los mercados laborales futuros. 

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Juan Enrique Huerta Wong

Profesor de Estrategia en Posgrados UPAEP. Soy miembro del consejo permanente del Programa de Movilidad Social, del Centro de Estudios Espinosa Yglesias. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores