Todo se vale

  • Guadalupe Carrasco
En el gran teatro de la política: traiciones, acusaciones, todo queda atrás con tal de ganar votos.

Hoy, como en los últimos años, vemos a los partidos políticos hacer “alianzas” y “frentes”, aceptando en sus filas a personas que en otro momento hubiesen sido consideradas non gratas, incluso defendiendo lo otrora indefendible. Y es que en el Mercado del voto, como en la guerra y el amor, todo se vale.

Se vale hacer “alianzas” con el enemigo político, sí, el que te puso el pie hace seis, o doce, o dieciocho años, total, el tiempo ha pasado y con tal de ganar, la afrenta se escribió en el hielo.

Se vale buscar al partido político con un aparato ideológico irreconciliable con el propio, total, sólo es para sumar unos votos y una deuda política (o pagar la antrerior).

Se vale utilizar las marrullerías que hace un tiempo criticaron, rechazaron y vilipendiaron.

Se vale cambiar el discurso utilizando las palabras que agradarán al pueblo y que atraerán votantes a las urnas, qué importa que sean contrarias a los estatutos, o que ni siquiera conozcan el significado, o las usen mostrando una total incongruencia entre su decir y su hacer.

Se vale también que todos los actores políticos se traicionen en público, se enfrenten y hasta se ofendan y luego asistan todos juntos a reuniones, eventos sociales y compromisos familiares, sin dejar de lado la toma de la foto, por si pierden, qué tal si después les tienen que pedir chamba.

Se vale comprar el voto, cada día más cínicamente, con un refrigerio después de asistir obligadamente a un mitin; con una donación de tres láminas después del terremoto del 19 de septiembre de 2017; con una tarjeta de débito con depósitos mensuales o bimestrales otorgada por un sinfín de programas sociales; con una beca que no da el candidato ni el partido, ya que está en un presupuesto federal con recursos también federales, es decir, desembolsados por las pocas personas físicas o morales que sí pagan impuestos.

Se vale, por qué no, entrarle al juego, como con la pirinola, todos ganan, o mejor dicho, todos ellos, los políticos, ganan. Los que perdemos somos los demás, los que sólo obtendremos lo mismo de siempre, un gobierno que desgobierna, corrupción, deuda política, deuda pública, crisis económica, social y moral; alianzas, frentes, acuerdos en público y en “lo oscurito”, concerta-cesiones, hipocresía, mentiras y “atole con el dedo”.

Pero a nadie sorprende, pues para los votantes, también, todo se vale, con tal de obtener un beneficio, aunque sea temporal o imaginario.

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Guadalupe Carrasco

Licenciatura en Psicología de la Universidad de Londres. Psicoterapeuta en consulta privada, Orientadora Educativa