Ser líder es una propuesta comprometedora, no sólo es dar órdenes o dirigir un grupo, tampoco implica ser jefe o ayudar en lo que imaginamos que se requiere.

Ser líder implica saber qué es lo que se desea como persona y encontrar la manera de poder lograrlo, es apasionarse por lo que se hace, confiar en las decisiones que se toman y así mismo enfrentar los resultados que esto implique, se requiere actuar de manera fluida, sin miedo ni temor por lo que pueda ocurrir, firme en la actitud, indulgente consigo mismo, ser audaz y actuar con astucia para lo que se deba enfrentar, implica entender y tener claro qué es lo que se quiere y actuar con congruencia respecto a ello, ser empático con el equipo de trabajo y comprender la personalidad que cada integrante tiene.

En el contexto actual se han roto las estructuras jerárquicas rigurosas, pues se sugiere que haya un desarrollo pronunciado de la persona; amable, agradable, que motive e inspire a dar lo mejor de sí , cuando esto se logra cualquier misión es posible llevarla a cabo e incluso es el propio equipo quien da propuestas de mejora.

La persona líder actúa con convicción, firme y seguro de estar haciendo lo mejor para su equipo, potencializando sus capacidades y desarrollando habilidades, contagiando pasión y entrega, sin embargo el propósito no se cumple si no se hace de una manera genuina y leal.

Es necesario tomar en cuenta que para desarrollar características de un líder solo se debe identificar: ¿Qué es de su agrado? ¿Qué hacen bien? Y, ¿cómo puede proyectarlo a los demás? Es tener espíritu humano más que de poder.

A partir de esta propuesta podemos darnos cuenta y entender por qué algunas personas con bastante poder no han podido concretarse como líderes, quizá no es algo que les agrade hacer, o bien, les falta desarrollar su sentido humano.