Relatos decembrinos

  • Xavier Gutiérrez
La otra cara de la moneda. Un cajero automático en la CDMX. Otro caso en un banco de Puebla.

El mundo de la inseguridad tiene facetas insospechadas. Narro dos casos que me fueron contados por personas de absoluta confianza. No cito los nombres de los protagonistas por razones obvias.

Son  como la otra cara del peligro, tensión y fatalidad que amenaza a la sociedad en cualquier parte. El revés de lo que vemos en las páginas policiacas. La otra cara de la moneda, literalmente hablando de monedas.

Primer caso: El protagonista  es un hombre que siempre ha usado armas. Siempre ha andado armado en su legítima defensa. Un día fue a la ciudad de México, armado como es su costumbre. Lleva una sobaquera y en ella una pistola. Va a un cajero bancario a hacer un retiro de dinero.

Una actividad rutinaria en el país  para muchas personas como él. Sólo que él está acostumbrado a manejar la pistola. No me precisaron si tiene o no licencia para portar armas.

Está haciendo  una operación en el cajero de una sucursal bancaria. Desconfiado como es, luego de hacer la operación en el teclado con la mano derecha, se lleva la misma mano a la sobaquera  y echa una mirada discreta hacia izquierda y derecha. Al parecer no hay  nada anormal.

De pronto escucha un grito a sus espaldas: “¡esto es un asalto..!”

Instantáneamente voltea ya con la pistola en la diestra y grita igualmente:

“¡Y esto es otroooo….!”

Apunta firme y decidido hacia el tipo que gritó, apuntándole con la pistola.

El asaltante queda petrificado una fracción de segundo y en seguida emprende una fuga despavorida. Un cómplice va tras de él y la víctima sale de la sucursal y lanza tres disparos al aire. Los dos frustrados asaltantes  corren como bólidos y se pierden en la calle.

Una señora que  también entraba al cajero a hacer una operación se queda boquiabierta y sólo atina a comentar: ¡este valor necesitamos contra los malditos…!

El tipo termina su operación y sale de la sucursal con la mano en la sobaquera…

Camina  seguro y  con el ánimo templado.

El otro caso sucedió en Puebla.

Un médico sale de una sucursal bancaria donde hizo una operación rutinaria. Con parsimonia se sube a su coche, revisa sus papeles del movimiento bancario, hace lo mismo con su celular y enciende el motor.

Todo con absoluta tranquilidad. En eso dirige la mirada a la puerta de la sucursal y ve salir a un individuo bien vestido, con una serie de paquetes sostenidos con ambos brazos. Al parecer son documentos y pequeños envoltorios que sujeta al pecho con ambas manos.

Nota una sonrisa de satisfacción, pero más que eso, como sardónica. El tipo va hacia su coche, muy cerca del auto del médico que observa de reojo la escena.

El doctor no mira directamente. Observa de soslayo cuando el sujeto abre la puerta de su coche, y al subir nota cómo se le cae un pequeño paquete. Cierra la puerta y sale con un arrancón brusco, como con prisa.

El doctor se queda unos instantes ya con el motor de su coche prendido y ve en el piso el paquete caído. Mira a su derredor y nadie se ha percatado de ese detalle. Con la misma tranquilidad  abre la portezuela de su coche, baja y toma el paquetito. Lo sube y deja en el asiento y empieza a salir. Lentamente.

Vuelve a atisbar por todos lados y observa que una fajilla del paquete dice “Cien mil pesos”. Titubea unos instantes, como queriendo encontrar de regreso al sujeto que perdió el paquete para entregárselo, pero comprueba que no hay la menor seña del tipo.

Sale lentamente del estacionamiento de la sucursal y cuando ya ha circulado por varias calles hacia su destino se detiene en una arteria  solitaria. Vuelve a mirar a su derredor y con cierto nerviosismo quita la fajilla del paquete y comprueba que, en efecto son billetes de alta denominación que suman cien mil pesos.

Guarda el paquete y se va a su casa.

Se queda con ese dinero y tranquiliza su conciencia porque, aunque hubiese querido devolverlo, el dueño se perdió en el mundo urbano sin pista alguna.

Son hechos ciertos, parte del diario vivir. Raros, curiosos, como  la otra cara de la moneda.

Ahí  se los dejo para su reflexión decembrina…

xgt49@yahoo.com.mx

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Xavier Gutiérrez

Reportero y director de medios impresos, conductor en radio y televisión. Articulista, columnista, comentarista y caricaturista. Desempeñó cargos públicos en áreas de comunicación. Autor del libro “Ideas Para la Vida”. Conduce el programa “Te lo Digo Juan…Para que lo Escuches Pedro”.