Peligros de la ilusión

  • José Guadalupe Sánchez Aviña
Panorama educativo 2017. Formar personas, fin de la educación.

En una sociedad en donde las certificaciones, acreditaciones, vistos buenos, aprobaciones… de lo que sea, los resultados que presenta para México el “Panorama de la educación 2017” de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), por supuesto, provocarán muchas reacciones; vale la pena estar informados y darle una revisada.

 

De acuerdo al estudio, el sistema educativo mexicano da síntomas de una radical mejora, no ahondaré en estas halagüeñas cifras ni siquiera las cuestionaré, por ahora, lo que quisiera hacer en este texto es cuestionarme algo diferente: ¿Debemos pensar que estos avances reflejan y se reflejan en un mejor país? Como se aprecia, este cuestionamiento tiene dos componentes que aunque de manera breve, buscaré considerar: uno referido al sentido o valor que puede tener la educación a nivel social, y el otro a la forma que impacta los niveles de bienestar en las diversas realidades de nuestro país.

 

Cuando encontramos razones relacionadas con el ascenso social y asociadas a lo económico, es decir, cuando la educación es vista como un intersticio de capilaridad social, la educación toma diferentes rutas que la despojan de la esencia que le da sentido, la construcción de la persona humana. En estas condiciones, escolaridad se confunde peligrosamente con educación. O como dirían algunos padres de familia cuando se les consulta sobre sus motivos para enviar a sus hijos a la escuela: “Para que sean alguien en la vida”. Situación condenatoria para ese individuo que sin saberlo desde que nace ya es una persona y que tendrá que resistir año con año su peregrinar por las aulas tratando se alcanzar el sueño…; pero por otra parte, condenatorio para una escuela que en sus aulas atenderá a personas cuya valoración de la educación es meramente instrumental.

 

Directamente relacionado con lo anterior, es el reflejo de ese incremento en la escolaridad de la población; ese impacto que se supondría debe ser percibido con una población más educada. Eliminando la relación mecánica de más educación – mejor país, habría que buscar las evidencias de esa sociedad mejor educada, desde luego que es diferente “más” que “mejor”, no olvidemos que la educación pretende mejores seres humanos; el pensar que toda la población tenga acceso a la educación resulta comprensible, sin embargo, habría que reflexionar sobre el tipo de educación de la que se habla; demos una rápida y superficial mirada a nuestro alrededor y encontraremos posibles respuestas, muchas veces en forma de interrogantes.

 

Sin dudar, hay que promover el ejercicio al derecho a la educación que tenemos como mexicanos, como seres humanos, las cifras pueden alentarnos, pero no debemos confundirnos ni distraernos de focos de atención centrales como los anteriores. Seguiremos el análisis y comentando al respecto.

 

[El autor es profesor de la Universidad Iberoamericana Puebla.

Este texto se encuentra en: http://circulodeescritores.blogspot.com

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José Guadalupe Sánchez Aviña

Doctor en Educación, Sistema Universitario Jesuita ademas de ser maestro en Investigación Educativa por la Ibero Puebla realizó su licenciatura en Sociología por la UNAM . Actualmente es Académico de Ibero Puebla