A partir del antecedente de que sólo de la muy buena relación que Rubén Sarabia sostuvo con Rafael Moreno Valle, pudo éste sumar significativa cantidad de votos para ganar la gubernatura en 2011 -bajo la siglas del PAN-, resulta ilógico y/o insuficientemente argumentativo que sin considerar los antecedentes de corrupción y represión del hoy ex Gobernador de Puebla, y los vengativos que propiciaron la ruptura de éste con “Simitrio” –junto con el encarcelamiento de sus hijos-, tajante, unilateralmente y sin contexto, sin más la Fiscalía del Estado haya apresuradamente esgrimido un ajuste de cuentas por drogas en el asesinato de Meztli Sarabia Reyna.

En principio, la razón de fondo para poner en duda la presunción de que Sarabia Reyna fue objeto de un posible –o sea, no confirmado- ajuste de cuentas por drogas, parte del autoritarismo represivo y la total ausencia de credibilidad en todo lo que huela a Moreno Valle, pues quiérase a no, su sucesor José Antonio Gali Fayad, carga con la herencia de su antecesor.

Y de entrada valen las interrogantes: ¿A quién Moreno Valle no le ha mentido? ¿A cuántos y por qué ha reprimido?

Por principio de cuentas aquello de que “Cumplo mis compromisos o me voy”, tiene de sobra para no concederle el mínimo de credibilidad pensante a todo lo que huela a “morenovallismo”, y esto aplica para los casi 6 millones de habitantes en el Estado. A todos engañó; o sea, a todos –conscientes o inconscientes- defraudó, y de una u otra forma acalló.

¿Quiere el lector mayor contundencia contra la credibilidad de Moreno Valle y quienes hoy le cuidan las espaldas en las filas del PAN, el Congreso y el Gobierno del Estado? No tiene más que recurrir a lo que recientemente señaló el ex dirigente estatal blanquiazul, Juan Carlos Mondragón en su entrevista con Álvaro Delgado, de Proceso:

“¿Y Moreno Valle cumplió con estos compromisos?” Respuesta: “¡No, de ninguna manera, en absoluto! No hay un solo punto que se haya cumplido: Ni en el tema de la corrupción ni de transparencia, mucho menos en la división de poderes. Inclusive la conformación de su gobierno no fue de verdadera transición. De ninguna manera cumplió”.

¿Qué más se deduce de lo revelado por Juan Carlos Mondragón? Que los intereses y “poder tras el trono” de Moreno Valle, siguen “cogobernando” en Puebla, y ello incluye la persecución y cuentas políticas que tiene pendientes con Rubén Sarabia “Simitrio”, quien –hay que subrayarlo- sólo por razones médicas permanece preso en su domicilio.

Así que aunque bajo el supuesto de que el origen del homicidio de Meztli Sarabia Reyna fuera tráfico de drogas, ¿acaso el hecho sería reciente?, ¿por qué no “tronó” desde que Moreno Valle era Gobernador? ¿Acaso no lo supo? ¿No el consumo y tráfico de drogas circula por doquier?

En el haber represivo de Moreno Valle hay de sobra, cada que sus intereses han sido cuestionados o colocados en riesgo.

Está el caso Chalchihuapan con el homicidio del niño José Luis Tehuatlié y el encarcelamiento del edil Javier Montes Bautista.

Destacan los presos de San Andrés Cholula, donde de por medio estuvo un frustrado tráfico de Moreno Valle con la escandalosa y corrupta brasileña Odebrecht. Para eso modificó la Ley de Expropiaciones. Con ese instrumento de inmediato podía tomar posesión de tierras –como lo hizo-, y pagar miserias a los afectados, o mandarlos a la cárcel, tal como sucedió.

Se suma el encarcelamiento del ex Director del SOAPAP y ex Secretario del Medio Ambiente, Francisco Castillo Montemayor por denunciar los turbios negocios de Moreno Valle en Flor del Bosque.

Y cómo no agregar el caso del ex edil Eduardo Rivera, “compañero” de partido cuyas cuentas están mediatizadas por el ex Gobernador. Es ésta también una forma de represión y autoritarismo.

Pero observación importante: en ninguno de los reprimidos por Moreno Valle hay antecedentes represivos o de venganza. En cambio en Moreno Valle sí los hay y de sobra.

Ah; y tampoco sobra agregar lo que ahora el domingo pasado publicó en Proceso el periodista Álvaro Delgado: “Moreno Valle: el espía que quiere gobernarnos”, y quien al respecto resumió:

“A su llegada al gobierno poblano, Rafael Moreno Valle creó una instancia estatal de espionaje –con equipo comprado a Hacking Team– y se la encargó a Eukid Castañón, quien a su vez contrató a un ex agente del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) para la operación del sistema. Éste resultó tan efectivo que nadie escapó de ser fisgado… ni el mismo gobernador y su esposa. El mecanismo presuntamente sigue en uso, aunque no se sabe a quién se dirige la información que extrae de los dispositivos electrónicos intervenidos en forma ilícita. Estas son las prácticas de quien aspira a gobernar a los mexicanos en 2018.”

¿Quiere más la Fiscalía General del Estado (FGE) para ir más allá de meras presunciones en el caso Meztli Sarabia Reyna? Con Moreno Valle puede tener para dar y prestar información. Al fin fue él, quien inició el espionaje y persecución contra “Simitrio” y su familia, y para ello contaba con la tecnología de punta de que lo acusa el periodista Álvaro Delgado.

Una interrogante de interés:

¿Será que durante la reciente visita del obispo Raúl Vera y del sacerdote Alejandro Solalinde, éstos habrían escuchado revelaciones acerca de lo sucedido con el tráfico de droga, gasolina robada y demás corruptelas durante la gestión de Moreno Valle? (La visita ocurrió hace un mes en el mercado de la 28 de Octubre).

Por lo pronto lo que si vale remarcar es lo que recién aseveró el periodista Álvaro Delgado: “…Rafael Moreno Valle creó una instancia estatal de espionaje –con equipo comprado a Hacking Team– y se la encargó a Eukid Castañón, quien a su vez contrató a un ex agente del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) para la operación del sistema. Éste resultó tan efectivo que nadie escapó de ser fisgado… ni el mismo gobernador y su esposa…”

Esto equivaldría a que la Fiscalía del Estado tiene allanado el camino para despejar a plenitud el homicidio de Meztli Sarabia Reyna. O como dice el refrán: “Para qué tantos brincos estando el suelo tan parejo”.