Educar en realidad
- Juan Martín López Calva
“Cuando las ideas no te dejan ver la realidad, no son ideas, son mentiras”
Rafael Chirbes.
(http://www.frasesypensamientos.com.ar/frases-de-realidad.html )
Estamos en la época del culto a las ideas y la sacralización de las opiniones. Una era en la que “todas las ideas son respetables” y “todas las opiniones son válidas” sin importar para nada su contenido, sin preguntar siquiera por su posible fundamento.
Vivimos en un mundo en el que los gobernantes toman decisiones con base en las encuestas de opinión, no con base en lo que se descubre como lo que es más pertinente, razonable y responsable para el bien social. Un mundo en el que las empresas y negocios orientan sus acciones por las “evaluaciones” de la opinión de sus clientes y no por lo que es más sano o respetuoso del ambiente. Nos movemos en una sociedad consumista en la que los productos no se generan pensando en cuidar los recursos naturales o en servir a largo plazo a los usuarios sino en la obsolescencia planificada que garantice la cadena interminable de dependencia del cliente a la marca a través de la compra constante de las novedades y las versiones más recientes de los productos.
Nos ha tocado enfrentar un escenario en el que los medios de comunicación refuerzan la dictadura de la opinión y el sacramento de las ideas que valen simplemente porque alguien famoso las dice o porque a la mayoría de la audiencia le resultan simpáticas o agradables. Suena muy familiar escuchar a un conductor de programas de radio o televisión diciendo que “la mejor opinión es la de cada uno de los que integran nuestra audiencia”.
La realidad ha pasado a segundo término en este momento de crisis en el que “todo es según del color del cristal con que se mira” porque hemos confundido las percepciones con el mundo, las ideas con lo existente, las opiniones con los absolutos. La realidad se encuentra arrumbada en un rincón próximo al olvido y cercano a la descalificación porque este mundo en el que las interpretaciones han remplazado a los dogmas, volviéndose los nuevos dogmas que guían nuestras vidas.
El culto a las ideas y la sacralización de las opiniones nos lleva directamente al culto al individuo y la sacralización del yo: no importa la realidad, importa lo que yo pienso, no importa lo que alguien fundamente con pruebas y evidencias, importa que yo opino diferente.
Las ideas han construido una noosfera –una esfera con existencia propia- que se ha vuelto un muro contra el que choca cualquier esfuerzo por afirmar la realidad de las cosas y cuando las ideas no nos dejan ver la realidad, ya no son ideas sino mentiras.
Como afirma Edgar Morin, “poseemos las ideas que nos poseen” y en este mundo del culto a las ideas nos encontramos hoy poseídos por estas ideas que no nos dejan ver la realidad, por estas mentiras.
La educación no está exenta de este contexto porque como subsistema social y cultural es a la vez generada por el reino de la opinión y generadora del culto a las ideas. Las escuelas y universidades viven cotidianamente esta cultura de sacralización de las ideas en la que resulta cada vez más complicado educar en realidad.
Educar en realidad es uno de los retos de nuestras instituciones y nuestros docentes. Promover la reflexión crítica que tenga como punto de partida el respeto incuestionable a la persona que opina o expresa una idea pero el cuestionamiento a todas las ideas y el debate sobre todas las opiniones con la mirada puesta en la búsqueda de conocimiento de la realidad como es, más allá de la forma en que cada uno la mira o la entiende.
Porque una cosa es que la realidad sea respectiva –relacional, compleja, dinámica, multidimensional- y otra muy distinta es que no exista más realidad de la que nosotros entendemos o interpretamos y hoy más que nunca resulta imprescindible formar a nuestros estudiantes para estar alertas frente al riesgo del error y la ilusión del conocimiento, del que las ideas y las opiniones no reflexionadas son causas fundamentales, frente al riesgo de que las ideas se conviertan en mentiras porque nos impidan ver la realidad o nos hagan olvidarnos de ella.
Dijo Paulo Freire que “(...) El hombre es un ser de relaciones y no sólo de contactos, no sólo está en el mundo, sino con el mundo. De su apertura a la realidad, de donde surge el ser de relaciones que es, resulta esto que llamamos estar con el mundo”. La educación tiene por tanto un compromiso ineludible con la realidad, más allá de la diversidad de ideas y de la multiplicidad de opiniones que nos inundan hoy la conciencia.
Opinion para Interiores:
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Doctor en Educación UAT. Tuvo estancias postdoctorales en Lonergan Institute de Boston College. Miembro de SNI, Consejo de Investigación Educativa, Red de Investigadores en Educación y Valores, y ALFE. Profesor-investigador de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP).