Inseguridad pública

  • Pablo Rangel Sarrelangue
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Es un secreto a voces, Puebla se ha vuelto un estado inseguro muy a pesar de las maquilladas estadísticas oficiales, pues   para el ciudadano que no viaja en helicóptero la realidad contrasta notoriamente con el dicho de las autoridades y si a ello agregamos los atracos oficializados desde las secretarías de seguridad puública tanto municipal como estatal por vía de sus retenes, claro nos queda la vulnerabilidad  en que se sitúa a  la sociedad.

He de referirme  de manera sintetizada   a la afectación que sufriera por agentes de vialidad municipal un conocido académico poblano que me pide el anonimato y quien fuera bajado de su vehículo con lujo de violencia por delincuentes uniformados que supuestamente habían montado uno de los denominados alcoholímetro, esta persona quien  por prescripción médica tiene prohibida la ingesta de alcohol aun en mínima cantidad debido a los medicamentos con los cuales contrarresta un padecimiento congénito severo que le afecta considerablemente riñones sufrió en un par de horas vejación, burla, chantaje y violencia.

Los hechos se suscitaron este fin de semana en céntricas avenidas de la ciudad donde los gorilas policiacos despojaron de su unidad a un ciudadano respetable por demás a quien lo despojaron de sus documentos personales y desde luego de su vehículo, el conflicto se suscitó por no haber detenido su unidad en el lugar exacto donde le ordenaron los agentes policiacos lo cual les dio motivo para violentarlo física y moralmente al grado tal de incomunicarlo.

El problema de violación a las  garantías individuales y derechos humanos es una constante generada desde los más altos órdenes de gobierno simplemente  porque  como reza el viejo principio de derecho  “ lo accesorio sigue la suerte de lo principal”, esto es, en el más vulgar de los léxicos, “lo que hace el chango, lo repite la changa”, de tal suerte que la actitud despótica del inferior tiene su origen en aquello que ve del superior jerárquico ya que además  grave resulta otorgar poder a personajes sin el mínimo criterio y con escasos estudios de educación secundaria, quienes sintiéndose respaldados por el ánimo recaudador del estado, ante la negativa a la dádiva aprovechan cualquier pretexto para violentar los derechos ciudadanos.

Esta problemática auguran muchas personas, se verá incrementada con la desbandada de agentes policiacos del Distrito Federal y el estado de México que están siendo contratados por el recién llegado Secretario Seguridad Pública en el estado. En los proliferantes retenes de policía llegamos a ver incluso a dos agentes viales conteniendo todo el traáfico de una avenida para detener con cualquier pretexto y sin el mínimo trabajo táctico a damas, personas de la tercera edad, comerciantes pero nunca a unidades del servicio público porque evidentemente éstas tienen normalmente cubierta su cuota mensual en SCT.

Mientras las calles de la ciudad son un caos por el tráfico en horas pico, los agentes de vialidad pueden ser ubicados detrás del penal de San Miguel, en la entrada y salida a San Francisco Totimehuacan, en la lateral a la recta Cholula, en la Avenida las Torres, en el Periférico o en la avenida cadete Vicente Suarez, desde luego haciendo de las suyas apoyados por diferentes empresas de grúas que extrañamente también han proliferado, el próspero negocio de montar retenes en Puebla se extiende a la autopista Atlixco, carretera federal a Tecali, autopista a Teziutlán, etcétera.

Mientras las policías poblanas utilizando altos niveles de táctica operativa e investigación policiaca cumplen con las cuotas que les requieren sus altos mandos, los asaltos a cuenta habientes, los robos a casa habitación, los robos de vehículo y autopartes, los secuestros y desapariciones como el de la profesora del IMEX, el artero asesinato al estudiante de medicina de la BUAP Josué Cruz Sánchez, son el pan nuestro de cada día y es que montar retenes en los límites con el estado de Veracruz  así como establecer métodos efectivos de vigilancia en las calles de la ciudad, no es negocio y si por el contrario se llega a poner en riesgo el rostro de los ejemplares policiacos poblanos. El hartazgo social fue manifiesto en el pasado proceso electoral, la ciudadanía no se equivocó al desconfiar de los cuerpos policiacos coludidos en el robo a combustible, sin embargo sigue siendo a la ciudadanía a quien menos se escucha y se insiste en  traer modelos de seguridad pública y reglamentos de tránsito copiados de otros estados, como prácticamente todo lo que ha venido legislando este Congreso, es decir, se ha comprado la mayoría de proyectos legislativos a un personaje oportunista que ha obtenido grandes ingresos sin despeinarse y más aun sin ocupar su intelecto, pero son los diputados locales principales responsables del calvario que se vive en materia de inseguridad pública en el estado quienes hasta ahora solo denotan tener el mismo grado de capacidad, criterio e instrucción que los propios agentes policiacos en la entidad.

                                                           Jurídico_rangel@hotmail.com

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Pablo Rangel Sarrelangue

Abogado por la Benemerita Universidad Autonoma de Puebla, Maestro en Derecho Penal por la Universidad Autonoma de Tlaxcala, Ex-Secretario de Juzgado de  Distrito de Tribunal Colegiado y Tribunal Unitario en el Poder Judicial de la Federacion