El gobierno del doctor Rafael Moreno Valle Rosas, se ha caracterizado entre otras muchas cosas, por formar una  estructura del Poder Público absolutamente selectiva, en ciertos y determinados casos hasta discriminatoria. El perfil requerido para enrolarse en las filas de la alta burocracia tiene que ver  incuestionablemente con el color de piel y por supuesto con ficticios estudios de doctorado o maestría, aun cuando estos se hayan obtenido en línea o ha determinado costo.

Es precisamente esta alta burocracia ordenadora la que goza de grandes privilegios, como lo son un salario pronto, expedito y substancioso, ello al margen de sus gastos de representación y algunos otros haberes. El vocablo burócrata deriva de un latin-frances concebido originalmente como bureaucratie, esto es poder y acción de los empleados en las oficinas.

Cuando hoy utilizamos la palabra burócrata para referirnos a los empleados del pueblo, es porque despectivamente el pueblo hace mención a una masa amorfa que se llega a traducir en números y expedientes, con una incapacidad total para utilizar el sentido común, pues sus actos se basan en un esquema de lo que denominan correcto o incorrecto, es decir, por vía de la reiteración de prácticas al cabo del tiempo estos seres llegan hacerse dependientes de lo mediocre.

No obstante lo que expongo en estas últimas líneas, el gobierno Morenovallista se ha encargado de delimitar clases dentro de la burocracia y en su caso a la denominada  masa amorfa la sitúa como burocracia baja chambista, existiendo desde luego una clase de burocracia media ejecutora, propiamente la más servil, diligente, acomodaticia y casi siempre quejumbrosa pues sus aspiraciones son las de ubicarse en la cúspide de la pirámide. En estas tres esferas sociales se sitúan los empleados de los poblanos, ahí puede usted ubicar al policía vial, al delegado municipal, al director de área, al mecanógrafo, al agente del ministerio público, al juez, al magistrado, al señor secretario y obvio al gobernador del estado.

Bajo el anterior contexto podemos advertir a una Puebla dividida desde su esquema mismo de gobierno, lo cual nos permite reflexionar que es precisamente por vía de la división como se ha obtenido la sumisión y el control, lo que no es pecado ni delito, empero si denota un retroceso que puede tener un alto costo. Frente a los masivos despidos de la burocracia  media y baja ha prevalecido tan solo la protesta aislada, situación que no es casual, pues realmente es de cuestionarse, que otra cosa aprehendieron hacer que no fuera obedecer, someterse y trastabillarse entre ellos mismos para congratularse con el superior jerárquico.¿ Duro verdad?, pero es la realidad, sin embargo, las clases que sostiene a los situados en la cúspide de la pirámide poco entienden la lección, es decir que son parte de un pueblo ávido de justicia, de trato, de respeto, que el poder es efímero, que el pueblo cubre sus salarios, no obstante, como concebir esto cuando se disfruta la embriaguez del poder, cuando se cree que  estar detrás de un escritorio es sinónimo de control total, cuando se actúa como lo hace según me dicen en diversos correos, la abogada María Dolores Meléndez Lozano, secretaria de acuerdos del juzgado Primero de lo Civil de Cholula, cuya titular es la llamada “lady justicia” Sandra Perea Iturriaga. Ciertamente la escuela impuesta por el actual presidente del Tribunal Superior de Justicia se rigüe por seis principios, a saber: no escucho, no veo, no sé, no me importa, ¿tiene faldas?,¿es guapa? Se trata de  una escuela filosófica traída de la hermana república defectuosa (D.F), misma escuela que ha sentado sus reales en Puebla, ahora bien, como es sabido que lo accesorio sigue la suerte de lo principal, pues la negligencia, la prepotencia y el mal trato tendrán que ser la dinámica a resistir en el juzgado Primero de lo Civil de Cholula, como en muchos otros, donde los pies son cabeza. Deduzca inteligente lector, pero en el ejemplo citado últimamente hicieron acto de presencia la alta burocracia ordenadora, la burocracia media ejecutora y la burocracia baja chambista.

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