Más presupuesto público, mayor desarrollo, una gran mentira

  • Alberto Jiménez Merino

Aplicar más de 70 mil millones de pesos anuales contra la pobreza en México no ha garantizado resolverla, todavía las cuentas reflejan 7.5 millones de mexicanos en pobreza extrema y 28 millones por debajo de la línea de bienestar mínimo. La pobreza no sólo no se ha resuelto, amenaza con aumentar si no se hace algo de más fondo.

Por estos días nuestros legisladores estarán aprobando el Presupuesto de Egresos de la Federación 2015, números más o menos señalan que estará de 3 a 7 por ciento superior a lo aplicado en 2014. Casi siempre acudimos a un presupuesto histórico, porque es mayor que el año anterior y se siente bien bonito informar que “logramos un mayor presupuesto, mayores recursos, ahora si vamos a progresar”.

Y muchos pensamos que con mayores números en el presupuesto se puede lograr más. Esta, es la primer gran mentira, porque cuando no hay planeación ni estrategia, con más o con menos recursos, da exactamente lo mismo. Es tanta la necesidad que hay en la población, que la demanda de recursos generalmente supera lo disponible. Cuando no tienes estrategia, atender la demanda es lo más cómodo, fácil e inútil que uno puede hacer.

La estrategia debe partir del real conocimiento que se tiene de los problemas de la gente, de un diagnóstico objetivo, diferenciando los deseos y las necesidades y, con ello, mantener un equilibrio sano entre éstas. Roma no se hizo en un día, por ello dividir la atención de los problemas en etapas, a varios años, puede ayudar a dar viabilidad presupuestal a muchos que no pueden atenderse en un sólo año.

Es aquí donde está la importancia del diagnóstico de abajo hacia arriba y de adentro hacia fuera, desde las comunidades más apartadas hacia las cabeceras municipales. Es un proceso caro, también lento, que requiere destinar tiempo, recursos humanos y económicos para conocer a los pueblos, escucharlos, procesar sus problemas, algunos por cierto ficticios, clasificarlos por prioridad, cuantificarlos y dividirlos en etapas. Más caro nos ha costado no hacerlo.

Este ejercicio simplemente no existe. Yo no conozco uno a lo largo de mi vida. Los ejercicios de planeación durante las campañas políticas a lo más que han llegado es a realizar foros públicos durante éstas o ya electos, los funcionarios amplían este ejercicio para escuchar propuestas. Por los resultados en los que nos encontramos ha sido un ejercicio insuficiente.

Ésto lleva inevitablemente a ejercer el poder y administrar sin cambiar nada, adivinando lo que las comunidades y la sociedad necesita, definiendo proyectos, obras y acciones desde las cabeceras municipales y más grave aún desde las capitales de los territorios gobernados, a veces sin la mínima idea del sentir de los gobernados, reforzando una tentación inherente del ser humano con poder, “porque lo mando yo”.

La gente necesita bienestar y riqueza. Los presupuestos públicos a lo largo de los últimos 50 años, sólo han generado bienestar haciendo obras para los servicios básicos de la población y casi nada han hecho para generar riqueza que permita a la gente pagar por los beneficios recibidos. No obstante, abundan obras suntuosas, de poca utilidad y beneficio público.

Las necesidades cotidianas de las personas son agua, alimentos, educación para la vida y trabajo, vivienda, salud y fuentes de ocupación para tener ingresos dignos. Todo esto, cuidando sus recursos naturales, algo imposible porque no se los hemos enseñado.

El abasto de agua es un gran problema para los tres órdenes de gobierno, tan grande que la tendencia en varias ciudades se orienta a privatizarlo sin entender que es un derecho humano. Y en cuanto a las aguas residuales, nunca hay recursos para tratarlas, mejor las seguimos dejando en barrancas y ríos, la salud de la población o la vida de los peces, la economía de las comunidades, no tiene ningún valor.

A la educación se destina casi el 70 por ciento de los recursos presupuestales, se apoya de todo, principalmente obras y equipos, pero no hay mantenimiento de escuelas y, más grave aún, no se trabaja en los contenidos educativos.

Es cierto que no hay presupuesto que alcance, pero es mucho más lo que se puede hacer con voluntad, poniéndonos en los zapatos de las futuras generaciones. Las necesidades de la gente no han ocupado lugares privilegiados en los presupuestos públicos. Los actuales, históricos o no, sólo en algunos casos generan bienestar, pero muy escasamente riqueza.

¡Allí están los resultados! 


 

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Alberto Jiménez Merino

Ingeniero Agrónomo. Exrector de la Universidad Chapingo. Trabajó como secretario en 3 administraciones estatales. Consultor FAO. Tiene 3 Doctorados Honoris Causa y 15 libros escritos. Candidato del PRI a la gubernatura 2019.