Periodismo con dignidad
- Xavier Gutiérrez
Hace doce años, cuando arrancó su proyecto noticioso, le dijeron que estaba loco. Los medios impresos y noticiarios de radio estaban en auge. El empezaba en Puebla con un portal noticioso en internet. Los augurios fueron negativos. Dardos pesimistas le lanzaban por todas partes.
Más de uno guardó silencio y se reservó su opinión.
Él reunió a un pequeño grupo de aventureros. Jóvenes todos, le apostaron a la aventura. En Puebla, el manejo de noticias y comentarios por internet era una novedad. En la misma capital del país había incipientes espacios de este tipo.
Todos se fajaron. Trabajaron como hormigas. Armaron un pequeño grupo de reporteros con una mística espartana común. Reunió el proyecto a columnistas y articulistas de probada experiencia. Un equipo de más de cien en torno a una idea puesta en marcha.
Y empezó a marcar la agenda de los medios. A incidir en el poder público. A dirigir el reflector hacia temas, problemas y personas normalmente intocables de todos los ámbitos sociales.
Todo con un periodismo de calidad más que aceptable. No agresivo ni descalificatorio, más bien sustentado y solvente.
Esto último le dio credibilidad y peso. Y más que eso, respeto. Eso, que a final de cuentas es lo único que sostiene a un periodista, a un medio, a un proyecto. Si no hay esto, se derrumba y se va al bote de la basura, como tantos casos hemos visto.
Vinieron los premios nacionales, los reconocimientos.
Al timón de esto ha estado Rodolfo Ruíz y su equipo.
Ha sorteado la borrasca, vientos huracanados, o el otro extremo: la sequía. La asfixiante sequía. Todo esto eufemísticamente hablando. En lenguaje llano es acoso, aislamiento, hostilidad, infundios, agresiones. Indiferencia. El vacío.
Pero el barco va. Ahí va, viento en popa. Acaba de cumplir doce años E-consulta.
Al timón y a sus tripulantes se les ve, pese a todo, ¡nooo!, por encima de todo, garbosos, enhiestos, resueltos. Una cosa es cierta: gozan de buena salud.
Ni la amargura ni el rencor se advierte en los rostros del ese equipo. Saben que transitar por sexenios, como se mide la historia en este país, es nadar en un mar infestado de tiburones.
Ni son santos ni juegan al martirologio. Siguen, a distancia, las huellas de otros que les han antecedido en la historia del quehacer periodístico de este país. Allá en el horizonte las imágenes de Buendía y Zarco, de Granados Chapa, de Flores Magón y tantos más. Ellos marcan el camino y les inspiran.
Es evidente que en su mira no está la dádiva o las migajas. Los platos de lentejas tienen –siempre han tenido- otros destinatarios.
Su objetivo es servir a sus lectores, a sus seguidores.
Un estilo y modelo de dignidad persistente. De fidelidad al oficio. Nada más. Pero nada menos.
Doce años han servido para mostrar que no conciben una vocación periodística de hinojos, ni obsecuente, menos sumisa.
Tampoco de enfrentamiento, porque las herramientas del periodismo no son las del boxeo. En la vida pública, quien se queja de golpes periodísticos tiene vocación de pera de ring o de almohada de cuadrilátero.
El periodismo al servicio del poder es parte de la crisis del país. Lo saben bien, no se confunden.
Saben que un día, cualquier día, su esfuerzo, su ariete, su brega, se abrirá paso frente a la concepción patrimonialista y discrecional del poder.
Son ciclos de la historia. Lo hemos visto tantas veces en el país.
Asumen su papel. Con modestia, pero con gallardía y dignidad.
(El libro “Ideas para la Vida, ”está en el puesto de periódicos de Doña Mago, en el portal, frente al Salón de Protocolos)
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Reportero y director de medios impresos, conductor en radio y televisión. Articulista, columnista, comentarista y caricaturista. Desempeñó cargos públicos en áreas de comunicación. Autor del libro “Ideas Para la Vida”. Conduce el programa “Te lo Digo Juan…Para que lo Escuches Pedro”.