El poder compra, ejecuta, presiona, aplasta, embellece, lidera, corrompe, pero también DESGASTA.

La orfandad del poder es tal vez el momento donde el réquiem de las glorias, desnuda al personaje que se siente omnipotente, lo deja solo, sin la coraza de súbditos y lacayos que no están más para besarle los pies, pues ha muerto el Rey.

En el análisis de los excesos que se cometen por estos personajes, cuyo control lo quieren tener en todo y sobre todos, saltan sus carencias siempre indispensables para entender, que quien busca el control total, refleja una ausencia de su propio autocontrol y seguridad.

Son muchos los personajes de la historia y de la actualidad que hemos visto caer presos de su propia ambición de poderío. Con ellos, caen en el momento, los peones y bufones, que saltarán del barco antes que la comida se haya extinguido.

Las parábolas nos dan para seguir escribiendo de estos hombres y mujeres que sucumbieron a la inminente adicción de un poder que los aísla y los encapsula con sus propios demonios, los mismos que en la íntima soledad repiten y susurran las palabras hirientes, los insultos, los malos augurios y toda la amargura que en público “no duele”, pero que en la soledad los derrumba.

El poder absoluto de la palabra y las acciones duran lo que tarda en oscurecer la mente de estos personajes con un poco de ficción, pero que terminan por darnos una indignante realidad.

Personalidades ocultas que son un peligro para liderar sociedades saltan en la mentira mejor inventada, donde su retórica ya no funciona, su falsedad se impone y los argumentos se agotan.

La caducidad del poder es implacable cuando se cumplen los tiempos, ésos que siempre llegan acompañados de traiciones, vendettas y secretos que saltarán a la menor provocación.

Quienes hoy viven el protagonismo más abyecto de sus propias ambiciones, saben que la cuenta regresiva siempre está en marcha para acortar esos tiempos de absolutismo.

El poder siempre será un arma con la suficiente duplicidad como para encumbrar o destruir a quien lo posee……..es la magia maligna de creer en la omnipotencia que hoy hace de Puebla un lugar donde el poder tiene afortunadamente fecha de caducidad.

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