Los regalos a Brasil sí están envenenados
- Abel Pérez Rojas
“Los políticos llevan a sus pueblos a la ruina
porque buscan la popularidad a costa de lo que sea”.
El 21 de julio del año pasado le compartí por este mismo medio una interrogante que lamentablemente se ha contestado afirmativamente: ¿Los “regalos” – la Copa Confederaciones 2013, la Copa Mundial de Futbol 2014, los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016 y otros eventos internacionales más- que le concedieron a Brasil están “envenenados”?
En aquél artículo el punto central consistió en hacer un balance entre el llamado “milagro económico brasileño” de la primera década de este siglo y por el cual se le consideró al país amazónico como una potencia mundial emergente, contrastando lo anterior con las crecientes protestas de ciertos sectores que empezaron a señalar la irresponsabilidad gubernamental por aceptar la organización de eventos mundiales con altísimos costos sociales.
Por si fuera poco, en aquél entones hice una cita que no debió dejarse pasar de largo y la cual le reproduzco a continuación: “Como lo afirma The Economist, citado por el diario ABC de España, la organización de unos Juegos Olímpicos se ha convertido en un ‘regalo envenenado’ porque el gigantismo olímpico a final de cuentas lleva a propiciar hoyos financieros, consistentes en rebasar hasta 800% la inversión en infraestructura inicialmente planeada y adquirir deuda hasta por 30 años”.
Hoy podemos afirmar que en efecto, el “regalo” de haber organizado este evento internacional sí estaba “envenenado”, por ello surgen nuevas interrogantes: ¿Cuáles serán los efectos del “veneno” contenido en los “regalos”? Dicho en otras palabras: ¿Cómo encarnará la resaca mundialista en tierras cariocas?
El primer efecto del “veneno” contenido en la “manzana mundialista” evidenció que los brasileños –empresas, trabajadores, gobierno, etc.- no son eficientes, pues en las doce ciudades en las que se efectuaron partidos de la Copa Mundial se dejaron obras inconclusas y algunas de ellas se inaugurarán concluida la justa mundialista. Fue tal la magnitud de los retrasos que una semana previa al Mundial el alcalde de Río, Eduardo Paes, afirmó: “Los preparativos han hecho un daño enorme a nuestra reputación”.
Por otra parte, el segundo efecto del “veneno” puede ser más crudo, porque conlleva poner a la vista de todos una extensa red de corrupción con múltiples contactos, cuyos síntomas consisten en la sobrefacturación en varios rubros, que va de la mano con el incremento del costo de las obras en dos y hasta en tres veces el monto originalmente planeado, el incremento hasta en 500% de las donaciones de los constructores beneficiados a favor de los partidos políticos, principalmente el partido gobernante de la presidente Dilma Rousseff, el Partido de los Trabajadores.
Como puede ver el segundo “veneno” consiste en la deuda que no podrá pagar esta generación y que indudablemente será un fuerte grillete.
El tercer efecto del “veneno” es más sutil, pero es tan peligroso como el segundo porque tiene que ver con la mentalidad del pueblo brasileño. Después de la inesperada goleada de la Canarinha, 7 a 1, a manos de la selección alemana, y del 3 a 0 ante Holanda, emergió en el pueblo que puso el orgullo nacional en los botines de sus jugadores: indignación, humillación, vejación, incredulidad, minusvalía. El efecto del tercer “veneno” tal vez sea más prolongado que los anteriores, sólo recordemos que el efecto del Maracanazo de 1950 aún está vivo y para muchos brasileños parece que fue ayer.
Por supuesto que hay otros efectos y líneas que debemos seguir escudriñando de lo que he llamado “venenos” de los “regalos” que le hicieron a Brasil, más adelante los seguiremos revisando, por ahora me quedo con una frase de Mario Vargas Llosa de su artículo La careta del gigante:
“El mito de la Canarinha nos hacía soñar hermosos sueños. Pero en el fútbol como en la política es malo vivir soñando y siempre preferible —aunque sea dolorosa— atenerse a la verdad”.
¿Usted qué opina?
(abelpr5@hotmail.com / @abelpr5 / facebook.com/PerezRojasAbel)
Opinion para Interiores:
Anteriores
Poeta, comunicador y gestor de espacios de educación. Estudió Derecho (BUAP), Maestría en Formación Permanente y Doctorado en Educación. Ha impartido conferencias y cursos de posgrado en instituciones públicas y privadas. Su obra poética consta de cinco poemarios. Es fundador de Sabersinfin.com.