El Modelo de Convivencia, la alternativa para la Violencia

  • María Teresa Galicia Cordero
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Martín López Calva  en su colaboración, destaca el sencillo arte de vivir juntos en toda su complejidad, Laura Bárcenas explica muy bien porque es importante la disciplina y una nalgada a tiempo, el rector de la UPAEP afirma que los valores combatirán el bullying  y que hay falta de talento docente y directivo para afrontar las situaciones. Por su parte,  la federación alista estrategias contra el bullying mediante la incorporación de materiales para “desarrollar habilidades emocionales” en los bachilleratos.

Ante el tema del bullying, los medios de comunicación aprovechan los accidentes que ocurren en las escuelas, para estar repitiendo una y otra vez lo que sucedió en dos escuelas mexicanas la semana pasada y se acusa a los maestros de ser quienes no  cuidaron la disciplina en la escuela ni en el salón de clases.  Alfredo Furlán, investigador educativo y especialista en el tema  de “Convivencia, disciplina y violencia” en las escuelas nos recuerda  que: “La violencia está calando fuerte en México”, y si, en este país tan complejo  las familias y sobre todo las comunidades escolares, hemos sido rebasadas de manera importante.

Los docentes están desconcertados, ya que por un lado los responsabilizan de lo que pasen en las escuelas, pero por el otro, tienen casi prohibido llamar la atención de los estudiantes con riesgo de ser sancionados y acosados también.

Si bien, los docentes pueden ser los promotores de una convivencia pacífica promovida desde las escuelas, el tema de la violencia y su origen requiere mucha información y formación.Hay que distinguir los orígenes de la violencia y sus posibles direcciones, para no equivocarnos al repetir que el bullying  es su única manifestación.

El problema central  derivado es: ¿Cómo encarar en la escuela los problemas de convivencia?.

Primero tenemos que aceptar que las diversas manifestaciones de violencia no están ajenas al contexto donde se producen, es un fenómeno multicausal y complejo, que se construye  social, económica, cultural y politicamente, por lo que las maneras de enfrentarla pueden ser tan diversas  como contextos hay. Como clarifica Bazdrech “la violencia es resultado de la exclusión”, por tanto, la violencia ni se origina ni se agota en la escuela.

Los trayectos formativos de cada estudiante en su paso por la escuela, pueden profundizar o contrarrestar las desigualdades  preexistentes y favorecer la exclusión. La  organización de la escuela, la disciplina interna, las prácticas de enseñanza de los maestros, la comunicación entre docentes, con el directivo, los alumnos y entre ellos mismos, aspectos que promoviendo la equidad pueden hacer la diferencia.

El estado de la investigación sobre procesos y prácticas de disciplina (Furlán 2013), documenta a partir de diversos trabajos, la estrecha vinculación entre prácticas de enseñanza y situaciones de convivencia.

 Tres son los temas prioritarios :

  • Las normas y reglamentos impuestos en las escuelas deben de ser revisados, ya que no son consensuados por los padres ni por los alumnos,  a veces ni por los docentes. Para todos los actores educativos son letra muerta mientras no ocurra algo grave, no promueven competencias para la vida y si promueve, como en muchos otros aspectos de la vida social cotidiana, arbitrariedad e impunidad, lo que propicia la subordinación a la autoridad.
  • El trato equitativo al alumno, el rezago escolar o la repetición aparece asociada a expresiones basadas en la recriminación, la desantención, la burla  no sólo por sus pares, que desencadenan situaciones de bullying, sino también por los maestros  que tal vez sin tomar conciencia de ello,  crean o acentúan la desventaja de los más desfavorecidos.

La Encuesta Nacional de Exclusión, Intolerancia y Violencia en Escuelas Públicas de Educación Media Superior (Székely, 2008), puso en evidencia los altos niveles de intolerancia entre estudiantes de este nivel educativo: a uno de cada tres alumnos de bachillerato no le gustaría tener un compañero con un color de piel diferente, de baja condición económica, de otra religión o con ideas políticas distintas. Asimismo, la mitad de los estudiantes encuestados estaban en contra de compartir su espacio escolar con indígenas,personas con discapacidad o con personas homosexuales. En días recientes,Rodolfo Tuirán,subsecretario federal del nivel de educación media superior,afirmó que la violencia se ha reducido el 15 por cientoentre 2011 y 2013, los que la sufrieron son un 11 por ciento, pero que en los últimos doce meses uno de cada tres alumnos-de 4.5 millones de alumnos-ejerció algún tipo de violencia, los que ejercieron bullying son el 4 por ciento del total lo que significa que 180 mil alumnos son urgentes de atender y que el 73 por ciento de jóvenes con conductas violentas han sido víctimas de agresión en casa.

  • La necesidad de trabajar con los docentes en estrategias para el desarrollo de empatía, es decir, desarrollar la capacidad de reconocer y aceptar al otro. El aprecio y el respeto ante la diferencia es la vía para garantizar una convivencia armoniosa en los espacios escolares. Se ha olvidado en muchas  escuelas que las actividades pedagógicas deben de partir no sólo de la reflexión académica para desarrollar el pensamiento critico, sino también de la reflexión valoral para favorecer el razonamiento moral. La investigación educativa nos muestra que cuando las prácticas de enseñanza se fortalecen, las alteraciones y faltas de disciplina se reducen considerablemente. El clima escolar se daña de manera constante aumentando o exacerbando los niveles de violencia al reproducir prácticas inequitativas o discriminatorias, en el aula y en la escuela y que cuando se aplican métodos disciplinarios de manera rígida, inconsistente o injusta desde el punto de vista de los alumnos aflora la violencia en cualquiera de sus formas.  

Las  estrategias que solo atienden las expresiones de violencia directa tiene resultados no duraderos, porque dejan intactas las causas origen de la violencia, en cambio las estrategias de carácter amplio centradas en identificar y resolver los factores que generan comportamientos violentos tienen resultados positivos, porque fortalecen la reflexión y el diálogo, por ejemplo la elaboración, seguimiento y ajuste de reglamentos escolares alimentan la corresponsabilidad.

Pero para ello, hay que modificar la estructura y la organización escolar, en la que se sigue privilegiando el “vigilar y castigar”, para integrar a los padres de familia y a los alumnos en apoyar a quienes presenten rezago académico o social, así también para visibilizar y combatir las formas de exclusión, discriminación e intolerancia para los estudiantes, docentes, los padres de familia o sus familias, las acciones estarán encaminadas para la reconciliación o la reinserción de quienes han ejercido algún acto de violencia.

Hay que apostar a la convivencia en su máxima expresión,  ya que tiene que ver con el tejido humano que construye y posibilita el aprendizaje, que enlaza sus  interacciones construyendo comunidades de aprendizaje en un sentido de responsabilidad  en la acción común y en el aprendizaje del otro. Hay propuestas institucionales que pueden guiar a los docentes y directivos en esta tarea:EducaciónCiudadana, Educación en Valores, Educación Cívica y Ética, Educación Intercultural, Educación Inclusiva, Cultura de la Legalidad, Perspectiva de Género, Educación para la Paz y los Derechos Humanos, Educación para la Democracia o el programa Construye T y las Cinco Estrategias para Mejorar el Clima Escolar que acaba de anunciar el Gobierno Federal.

Se informó de manera reciente que se realizará un programa piloto relacionado con los entornos en los que vive el estudiante para coadyuvar a las autoridades educativas de cada escuela, a los maestros, a los padres de familia y a los propios alumnos, a identificar señales de los alumnos que puedan estar vinculadas con conductas que desencadenen la violencia.

En Puebla, se ha puesto en marcha el Violentómetro, esquema diseñado por el Instituto Politécnico Nacional (IPN) en el que se establecen alertas para determinar en qué nivel de violencia se encuentra la convivencia escolar y con ello establecer líneas de acción a seguir, forma parte  de la Estrategia Estatal para Promover la Convivencia Escolar en la que se contempla la participación de alumnos, padres de familia y docentes.

Todas esas estrategias no deberán ser aisladas y deberán de ser de carácter amplio insertadas  en un modelo de gestión para la seguridad de las escuelas. Insisto en destacar que los valores y la confianza son el punto de partida para construir procesos de convivencia escolar que favorezcan el aprendizaje de los alumnos y motiven las relaciones de respeto y solidaridad entre los miembros de la comunidad escolar.

Termino comentando que habría que considerar si dentro de los 172 millones pesos que se invertirán para fortalecer el entorno escolar y atajar los casos de bullying dentro del Programa Nacional de Prevención Social de la Volencia y la Delincuencia, existen estrategias de carácter amplio relacionadas con la convivencia.

Referencias

Bazdresch,M (2010) “Vivimos en una cultura de la violencia”.En : Orígenes de la violencia en México. Foro Interdisciplinario. Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres - INCIDE, México, pp.83-91.

Furlán , M, Spitzer T  (2013) “Convivencia ,disciplina y violencia en las escuelas” 2002-2011.COMIE .México  en Seminario FLACSO 2014.

Székely, Miguel (2008). “Encuesta Nacional de Exclusión, Intolerancia y Violencia en Escuelas Públicas de Educación Media Superior” . SEP.México

Tuirán R.  en Prensa, 27 y 28 de mayo del 2013.

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María Teresa Galicia Cordero

Doctora en Educación. Consultora internacional en proyectos formativos, investigadora social, formadora de docentes e impulsora permanente de procesos de construcción de ciudadanía con organizaciones sociales. Diseñadora y asesora de cursos, talleres y diplomados presenciales y en línea. Articulista en diferentes medios.