La hospitalización primero en plena campaña y después la negativa a debatir gratis en el canal 2 de Televisa con Joaquín López Dóriga y en el programa radiofónico de Carmen Aristegui, despierta duda y titubeo sobre el estado que guardan las cosas en el cuartel general de Gustavo Madero. Los motivos esgrimidos para evadir la confrontación son muchos, lo real es que el ex presidente nacional del PAN va a la baja en las preferencias de los panistas poblanos y veracruzanos.
En Puebla y en otras entidades del país, operadores realizan una profusa campaña a favor de Gustavo Madero. Lo mismo hacen proselitismo con presidentes municipales de manera directa, que envían correspondencia para invitar a los panistas para que asistan a los diferentes espectáculos que se ofrecen en la Feria de Puebla. Lógico todo gratis.
Tienen como meta convencer a la mayoría de los 13 mil 500 panistas inscritos en el padrón de Puebla, pero como dice el dicho popular, “la burra no era arisca, la hicieron”, y ahora los panistas, con más malicia, están tomando lo que les están dando, pero finalmente a la hora de la verdad, el próximo 18 de mayo, triste y lamentablemente votarán por Ernesto Cordero. Bueno eso es lo que dicen las vacas sagradas del PAN poblano, que se la están jugando con el ex secretario de Hacienda.
Los aduladores de Gustavo Madero, cuya actitud provoca inseguridad e indecisión, insisten en que su “gallo” va arriba en las preferencias con 61 por ciento a favor, contra 39% de Ernesto Cordero, y atribuyen la estadística a una empresa, más que patito, patazo. La realidad es que al menos en Puebla y no se diga Veracruz y otros estados, todo está consumado a favor de Ernesto Cordero, principalmente por el efecto de las poderosas redes sociales.
De allí que los panistas poblanos ortodoxos, tienen fe y confianza en que Ernesto Cordero rescate al Partido Acción Nacional de la caída libre que tiene, así como de la brutal división que existe por la lucha de intereses y por acabar con la corrupción que ha aflorado entre sectores panistas, que han ocupado cargos públicos. Ojalá y no se equivoquen, pues Ernesto Cordero no canta mal las rancheras y en esto de la política simplemente no hay palabra de honor.
Ellos, enloquecidos con su dogmatismo, -¿lo tendrán todavía…?- siguen al pie de la letra los principios de Gómez Morín, que decía hay que lograr el poder, sin perder al partido, ahora lograron el poder, pero perdieron el partido. Los principios e ideologías quedaron atrás. Cosas de la vida. SALUCITA DE LA BUENA.
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