Atrás quedaron los buenos deseos de Antonio Gali Fayad para que los plebiscitos en las 17 juntas auxiliares de Puebla capital se llevaran en orden y tranquilidad. Los asesores del alcalde capitalino le mintieron. Le aseguraron que todo estaba bajo control y que podía salir a los medios de comunicación, para declarar que la jornada electoral sería ejemplar.
Nada más alejado a la realidad.
El saldo de los plebiscitos: enfrentamientos, quema de boletas y urnas, bloqueo de accesos a las comunidades y retención momentánea de funcionarios municipales en las juntas auxiliares de San Sebastián de Aparicio, San Miguel Canoa, San Jerónimo Caleras, Santa María Xonacatepec y La Resurección.
Queda claro que la violencia en las juntas auxiliares, orquestada por grupos de choque, obedece a la partidización soterrada. Los plebiscitos en dichas comunidades empezaron a enardecerse desde el momento en que el cabildo municipal de Puebla aprobó de manera ilegal la incursión de partidos políticos en el proceso electoral. Se dio marcha atrás de manera vergonzosa, pero el ambiente ya estaba caldeado.
Hay que ser claros, legal o ilegal, siempre los partidos políticos han tenido injerencia en las juntas auxiliares que, triste y lamentablemente las miran como un verdadero botín electoral y como instrumento de manipulación. Las autoridades auxiliares, siempre sujetas a las dádivas del presidente municipal, no cuentan con los recursos económicos para satisfacer necesidades de servicios a la comunidad.
Siempre olvidadas y carente de servicios, las juntas auxiliares, algunas de ellas sin razón de seguir manteniendo el status, como San Baltasar Campeche, Ignacio Zaragoza, La Libertad, Romero Vargas, San Jerónimo Caleras y San Felipe Hueyotlipan, -absorbidas por la mancha urbana-, se han convertido en botín de partidos políticos y en negocio para alcaldes auxiliares que por ley, tienen la facultad de expedir actas de nacimiento, controlar el registro civil y participar, junto con comisarios ejidales, en la compra venta de inmuebles, que en algunas ocasiones las operaciones están fuera de la Ley.
En fin que al alcalde poblano Gali Fayad, le salió el tiro por la culata y en lugar de orden y tranquilidad, hubo desorden y anarquía en 5 de las 17 juntas auxiliares, donde se determinó suspender los plebiscitos, independientemente de que también en 15 juntas auxiliares del interior de la entidad fue suspendido el proceso electoral y en otras 22 los plebiscitos fueron reprogramados.
Sin embargo, después de todo el desorden, para Guillermo Aréchiga, Secretario de Gobernación Municipal, la jornada electoral fue “positiva” y para Luis Maldonado, Secretario General de Gobierno, los acontecimientos violentos estaban “previstos”. Que pena. SALUCITA DE LA BUENA.
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