Mafias y más mafias

Detectar un nuevo “chupón” sobre ductos de Pemex, simplemente ya no es noticia. Las gigantescas tuberías tendidas a lo largo y ancho del país, están plagadas de perforaciones clandestinas para el robo de combustible. Pemex y autoridades locales y federales lo saben, pero por interés económico y  conveniencia propia, se vuelven cómplices de los “ordeñadores”, que ya no son ladrones, comunes y corrientes, sino verdaderas mafias organizadas.

En esta ilícita actividad, que cuesta al gobierno de México, miles de millones de pesos anuales, participan muchas personas. Es una cadena humana, organizada para robar. Se empieza por los encubridores de Pemex, los que colocan “chupones”, los que extraen el combustible, los que transportan y quienes comercializan el gas y gasolina robada. Es una actividad altamente productiva, tanto para el que roba como para el que compra el combustible.

 Es de todos sabido que los ladrones y encubridores de combustible están afuera y los cómplices dentro de Petróleos Mexicanos. Colocar un “chupón” no es tarea fácil. Las mafias deben tener comunicación con trabajadores de la para estatal para eliminar potenciales riesgos y aún así son muchos los derrames y explosiones.

A lo largo y ancho de la geografía poblana, existen cientos de kilómetros de ductos. Una gran parte de la tubería ha sido penetrada por brocas de alto poder para la colocación de poderosas mangueras. Habitantes de San Martín Texmelucan, Huejotzingo, Xoxtla, no se muerden la lengua para señalar que elementos ministeriales, agentes del ministerio público, autoridades municipales y hasta “modestos” policías saben de la existencia de los  “chupones”, por lo escandaloso y notoria que resulta el robo del combustible.

Nuestros confidentes  comentaron que pipas de combustible se llenan a la vista de todo el vecindario sin rubor alguno. El problema detona, en el aspecto legal y mediático, cuando no hay acuerdos entre ladrones y cómplices. Las autoridades disimulan y no actúan, posiblemente por marcados intereses económicos.

No puede ser.

Diariamente en medios de comunicación se informa sobre la detección de perforaciones clandestinas y del peligro que representan los derrames de combustible. Por su parte, Pemex da cuenta de los gastos exagerados para el traslado de cuadrillas del sector Ductos para controlar las fugas, además de las pérdidas millonarias por el robo de combustible.

Todas son alegres declaraciones, pero nada se sabe sobre las los resultados de las supuestas  investigaciones que se dice, inician con la presentación de las denuncias. No se necesita hacerla de Sherlock Holmes para detectar a los ladrones de combustible. Simplemente hay que investigar a concesionarios de gasolineras o darse una vuelta en comunidades donde en casas particulares se vende el combustible. ¿Será muy difícil…?.  SALUCITA DE LA BUENA.

fomca_49@yahoo.com.mx    

  

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