¿Verdad o Mentira?

  • María Teresa Galicia Cordero
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Muchos se habla de las grandes reformas que se han hecho en el país, que históricamente han sido un parteaguas y que el firme propósito es el de atender los intereses del pueblo, de  aquellos que siempre han estado en pobreza, en situaciones de exclusión, discriminación y marginación.

Siempre se  alaban las decisiones de las autoridades gubernamentales, se difunden sus grandes hazañas y cuando en el centro del  debate está alguna situación de órden público de posibe rendición de cuentas, aparece un distractor que hace olvidar a los mexicanos los grandes y graves problemas que enfrentamos. El futbol, Los espectáculos difundidos y apreciados por buena parte de la población relacionados con Televisa y sus estrellas o con los canales de Salinas Pliego. Todo a modo para que creamos que estamos viviendo en un país en desarrollo, aunque la realidad nos muestre, como lo escribe Sara Sefchovich, que vivimos en “El país de las mentiras”.

La mentira  aparece de muchas maneras en el discurso público y es lo que agrede, lo que molesta, lo que incomoda. Al ver o escuchar las noticias sorprende la manera en la que la mentira  aflora en cualquier momento, tanto que a veces, los que las dicen, se las creen. Muchos se escudan en la Constitución, hablan de su  filosofía, de su escencia, de su situación rectora en las grandes decisiones del país, pero en los hechos: ¡zas¡, porque  casi nadie obra con  justicia. La justicia social es uno de los términos más usados pero menos aplicados en la realidad cotidiana. Nadie contraviene la idea de hacer leyes, de reformarlas o de actualizarlas, pero deberían de funcionar y ponerlas al servicio de todos.

¿Quién no ha sabido sobre actos en los  que se  simula, invisibiliza y desaparecen en los hechos los mecanismos de verificación seguimiento y protección de los derechos  humanos de la mayoría?. Expuestos como siempre  los más pobres, los marginados  y hasta los de la clase media trabajadora.

En nuestro país se crean Instituciones por todos lados y por ello se cree que las cosas deberían de funcionar, y no es así. No por inaugurar una gran presa, se está logrando que el agua llegue a quien lo necesita; o que por crear un Instituto del Deporte, el deporte de los mexicanos evolucionará, ya no ser el mejor, sino para tener un nivel competitivo.

Un ejemplo: Ante el señalamiento de que el decreto de legislación secundaria contraviene la reforma constitucional e invade funciones del IFETEL, los defensores de la propuesta del Ejecutivo se desgarran las vestiduras argumentando que  cumple con el principio básico de generar condiciones para que haya más competencia en telecomunicaciones y radiodifusión ¿a quién le creemos?.

Por su parte, los especialistas señalan que la SCT, el IFETEL y los legisladores tienen que sentarse a esclarecer lo que se tiene que hacer en apego a la reforma constitucional y para generar verdaderas condiciones de competencia en el mercado de las telecomunicaciones, pero como siempre, se argumenta que no hay tiempo, hay que apobar, aprobar, aprobar porque así  lo indican las alianzas partidistas. La misma situación se está presentando con el asunto del IFAI y el del INE.

 Me preocupa el tema relacionado con la televisión, que sigue favoreciendo a los grandes monopolios. Todos vivimos de manera cotidiana, las graves deficiencias de la televisión abierta y comercial, TELEVISA y TV AZTECA,  en donde el nivel de propuesta intelectual  en los contenidos es escaso o de plano no existe. No forman, deforman.

He leído el término “telebasura” aplicado por el amarillismo, la denigración, los chismes, el entretenimiento banal y la trivialidad así como la exaltación del morbo que se manifiesta en su programación, pero que  desgraciadamente eleva el “rating”. Habría que analizar también, si esta televisión a la que tanto criticamos es el reflejo de nuestra sociedad y del gobierno que tenemos.

Se ha comentado de manera insistente en estos últimos días, la situación de México hace veinte años y la historia se repite. Algunos actores siguen ostentando el poder sin que nadie los llame a cuentas, sólo la escenografía cambia y el pueblo, todos nosotros,  mirando y preguntándonos si existe la esperanza de un futuro mejor. Pensar sirve, sentir sirve, pero a final de cuentas, persiste el desequilibrio y la injusticia.

Muchos de los problemas que sufrimos en  México se resolverían más rápido si todos buscáramos desde el inicio la verdad y la dijéramos con toda claridad. Nada más cierto que  el lema de la Universidad Iberoamericana : “La verdad nos hará libres” .

En usted queda la reflexión.

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María Teresa Galicia Cordero

Doctora en Educación. Consultora internacional en proyectos formativos, investigadora social, formadora de docentes e impulsora permanente de procesos de construcción de ciudadanía con organizaciones sociales. Diseñadora y asesora de cursos, talleres y diplomados presenciales y en línea. Articulista en diferentes medios.