Por décadas han existido movimientos de lucha por parte de las mujeres, quienes han buscado  igualdad de derechos y de condiciones de vida equiparable a la de los hombres; lamentablemente vivimos en un mundo que tradicionalmente ha marginado y ejercido violencia hacia este segmento de la población, por la única razón de su género.

Sin duda, la participación activa de las mujeres contribuye a la paz, la seguridad internacional y el progreso social. Dentro de los mandatos de Naciones Unidas, la preservación de la paz internacional y el combate a la pobreza han sido prioritarios, destacando el papel desempeñado por la mujer.

Entre las iniciativas de Naciones Unidas para el desarrollo de la mujer están: la habilitación de la mujer y a su disfrute de los derechos humanos, actividades de asistencia al desarrollo, igualdad de género además de su participación en los diversos aspectos del desarrollo económico.

Las Naciones Unidas han buscado que las distintas sociedades hagan conciencia de la importancia de la participación de las mujeres. Por ello el 16 de diciembre de 1977 la Asamblea General invitó a todos los Estados a que proclamarán, de acuerdo con sus tradiciones y costumbres nacionales, el 8 de marzo de cada año como Día de las Naciones Unidas para los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional.

Un fecha para conminar a que se sigan generando las condiciones favorables para la eliminación de la discriminación, desigualdad o exclusión contra la mujer y para lograr su participación en el proceso de desarrollo social. Lo que implica el respeto su pleno a sus derechos, la no violencia e igualdad de género

Para las Naciones Unidas, la discriminación y la violencia contra las mujeres son la más extendida violación de derechos humanos en el mundo. Además  de ser  los principales obstáculos para el desarrollo, genera inestabilidad en las sociedades, impide el progreso hacia la justicia y la paz y atenta contra la gobernabilidad democrática.

Si bien las manifestaciones de violencia contra las mujeres varían de un contexto social, económico y cultural a otro, sigue siendo una realidad devastadora en nuestro país. Datos de la ONU en Mujeres -basados en la encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2011 - muestran que cinco de cada 10 mexicanas mayores de 15 años han sufrido por lo menos algún incidente de violencia emocional, económica, física o sexual.

Trece de cada 100 mujeres en México -13.5 por ciento- han sido víctimas de ataques físicos. En cuanto a las agresiones sexuales, a siete de cada 100 -7.3 por ciento- les han exigido o han sido obligadas a tener relaciones sexuales o forzadas a realizar acciones que no les gustan. El reporte agrega que cuatro de cada 10 mexicanas (42.4 por ciento) han sufrido violencia emocional con humillaciones, menosprecio o privación de su libertad. Y dos de cada 10 mujeres (24.5 por ciento) son objeto de violencia económica.

En este contexto, en que más de la mitad de la población se enfrenta a brechas de género en todos los ámbitos, la  presente Administración considera que para llevar a México hacia su máximo potencial es fundamental garantizar la igualdad sustantiva de oportunidades entre mujeres y hombres.

Por lo que la perspectiva de género ha sido contemplada en la política pública como principio esencial, permitiendo un avance importante en su capacidad de cerrar la brecha de generó en esferas clave como la salud, educación, participación política y laboral.

Por ello, en el año 2013 México fue ubicado en el lugar 68 de los 136 países evaluados por el Foro Económico Mundial (WEF, siglas en inglés) en materia de equidad de género, subiendo en un año 16 puestos en la lista de países evaluados.

El Gobierno de la República ha concentrado esfuerzos importantes para promover y hacer vigente la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres para alcanzar las metas de un México incluyente.