De El Colegio Electoral -de la XXVI Legislatura, 1912-1914-, escribió:

“A pesar de sus dictámenes drásticos y arbitrarios en contra de algunos diputados, éstos lograron vencer con la nulificación de dichos dictámenes, y pudieron ingresar a las curules cincuenta y tantos ciudadanos que formamos una guardia que muchas veces venció en los debates a la mayoría ‘renovadora’, en ocasiones hasta descompletando el quorum de la asamblea; y entre esos independientes entraron precisamente Lozano, Moheno, Olaguíbel y García Naranjo, también fueron aceptados los católicos y los antirreeleccionistas”.

“La Cámara tiene también sancionada su democracia y su independencia, como única en México, excepción hecha de la Constituyente del 57, con sus innumerables debates contra el gobierno maderista, con su virilidad para interpelar a los Secretarios de Estado, y con su energía, valor personal y civil, y patriotismo efectivo, al enfrentarse contra el absolutismo militar de Huerta”.

En relación a la muerte de Madero, destaca:

Una de las versiones oficiales fue el parte del mayor Francisco Cárdenas, jefe de la escolta encargada de conducir a Madero y a Pino Suárez a la penitenciaría la noche del 22 de febrero de 1913. Cárdenas dijo que en cumplimiento de su misión fue atacado “por las calles de Lecumberri por una partida de hombres armados que trataban de liberar a los prisioneros. Con motivo de la refriega que se trabó en aquel momento, habían sucumbido los personajes citados. Informado de este parte oficial, el presidente Huerta convocó inmediatamente a los miembros de su gabinete para enterarlos del suceso lamentable”.

“¿Cómo fue posible que el presidente Huerta y sus ministros pudieron suponer que el pueblo mexicano iba a creer que un grupo de maderistas se iba a lanzar a la aventura de libertad a su antiguo jefe, cuando durante 10 largos días, en la decena trágica, no habían hecho nada para evitar su caída?”.

“Por lo que a mí toca, le di gracias a Dios por haberme inspirado a dejar la dirección de La Tribuna dos días antes”.

“De lo contrario, habría tenido que publicar el boletín y colocarme en la siguiente disyuntiva: o aceptaba su posible veracidad o aparecía como un crítico de la nueva situación”.

En octubre de 1913, Huerta nombró a García Naranjo ministro de Instrucción Pública.

En sus Memorias recuerda que su ex jefe bebía a diario coñac, sin emborracharse, era calculador, frío, tortuoso, sanguinario y por añadidura, inexpresivo.

Al triunfo del movimiento constitucionalista, en julio de 1914, García Naranjo tuvo que exiliarse en el extranjero.

Publicó numerosos libros, entre ellos Porfirio Díaz, Simón Bolívar, El Quinto Evangelio y Bajo el Signo de Hidalgo, en cuyo capítulo El Verdadero Juárez, establece un diálogo con la sombra del reformador y lo describe como ser humano, con cualidades y defectos, con aciertos y errores.

“Los renglones que siguen no son un discurso, sino de una fantasía que publiqué en La Prensa, de San Antonio, Texas. En aquél tiempo no era yo un católico practicante, ahora sí, pero continúo creyendo que la Revolución de Ayutla fue salvadora y que Juárez es uno de los hombres más grandes de México”.

“Entonces, creí encontrarme con un ídolo y me encontré con un hombre. Creí encontrarme con un Juárez frío, calculador. Y lo hallé con alma diáfana y riente.”.

“Vuestra generación -me habló el reformador- ha ido haciendo abstracción de mi personalidad, hasta convertirla en símbolo. Yo no fui así, sino todo lo contrario, humano en todos mis actos”.

“Tres o cuatro episodios más o menos heroicos, en los que aparezco siempre en la misma actitud impasible, con el mismo gesto hierático y murmurando el consabido apotegma: ‘El respeto al derecho ajeno es la paz’”.

- De manera, señor, que vos también supisteis de inquietudes.

“En haberlas vencido estriba mi mayor orgullo. Dudé al renunciar a la carrera del sacerdocio; dudé al afiliarme en el Partido Liberal. Mi formación moral fue la de todos los seres humanos… Con mis debilidades cincelé mi fortaleza”.

- Durante la Reforma, ¿No estuvo el pueblo de vuestro lado?

 “Si lo estuvo, pero no espontáneamente sino urgido de circunstancias premiosas. Apoyó lo que hice cuando ya el asunto no tenía remedio. En el momento de obrar, no conté sino con una pequeña pero entusiasta minoría”.            

“¿Cómo suponer que el pueblo fanatizado por 300 años, iba a aceptar de pronto la separación entre la Iglesia y el Estado? Fue necesario hacerlo. Ese es mi triunfo, haber hecho una cosa que mereció la confirmación del futuro”.

“No había a mi derredor interés de medro material; se trataba sólo de servir a la patria… Bajo la forma idolátrica no debe persistir el culto juarista. La Guerra de Reforma fue a muerte. Yo sufrí intensamente con aquella campaña implacable...”.

“Vencí, pero no es mi victoria lo que me ufana, sino verla ratificada unánimemente hasta por mis enemigos”.

En otra de sus obras, García Naranjo, elogió a Benito Juárez Maza, el día de su muerte. Presidía el duelo el señor Madero, contra quien había estado en  pugna Juárez Maza.  

"Jamás se envaneció con los honores ni se plegó incondicionalmente a la voluntad de los poderosos. En su corta gestión gubernamental del  Estado de Oaxaca, cruzó por un momento difícil  en que entraron en conflicto los poderes locales y el Ejecutivo de la Federación; y entonces Benito Juárez, hijo, adoptando una actitud de energía  indiscutible, supo sacar avante, con dignidad y con lustre, la soberanía de la Entidad Federativa que tan atinadamente le había confiado la dirección de sus destinos”.

"Los oaxaqueños quedaron encantados, pero, como lo había presentido, el Presidente Madero se sintió profundamente lastimado con aquella loa, y me clasificó entre sus enemigos políticos".

Nemesio García murió en la ciudad de México el 21 de diciembre de 1962. Hace 51 años.

Mis correos:

vivereparvo45@yahoo.com.mx

vivereparvo45@hotmail.com