En el contexto de los derechos y las obligaciones

  • Alejandro Armenta Mier

Los derechos humanos son derechos inalienables e inherentes a todos los seres humanos, sin distinción alguna de nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen nacional o étnico, color, religión, lengua o cualquier otra condición.  En este contexto son universales, interrelacionados, interdependientes e indivisibles.

En México los Derechos Humanos se reconocen constitucionalmente en la reforma a su Carta Magna el 10 de junio del 2011, incorporándolos en su artículo primero y elevando a nivel constitucional la tutela de estos. Siendo la Comisión Nacional de los Derechos Humanos de México -CNDH por sus siglas- la principal entidad gubernamental encargada de promover y proteger los derechos humanos en México; principalmente ante abusos cometidos por funcionarios públicos o por el estado.

La CNDH define a los Derechos Humanos como el conjunto de prerrogativas inherentes a la naturaleza de la persona, cuya realización efectiva resulta indispensable para el desarrollo integral del individuo que vive en una sociedad jurídicamente organizada. Estos derechos, establecidos en la Constitución y en las leyes, deben ser reconocidos y garantizados por el Estado.

En México, los Derechos Humanos constituyen uno de los ejes sobre los que descansa el Estado de Derecho, los cuales han ido abriéndose paso con la participación de las diversas fuerzas políticas y sociales. En este contexto, la CNDH juega un papel determinante, al tener a su cargo la protección de esos derechos.

Nuestro país participa en el objetivo universal de difundir y proteger el pleno goce de los derechos humanos. Por eso, ha promovido la creación de organismos que se encargan de velar por ellos, tanto en el orden federal como en los estados de la República.

La promoción y protección de los derechos humanos ha sido una de las mayores preocupaciones para las Naciones Unidas -desde 1945- cuando los países fundadores de la ONU acordaron impedir que volvieran a suceder los horrores de la Segunda Guerra Mundial.

Tres años después –en 1950- la Asamblea General enunció que el respeto a los derechos humanos y a la dignidad de las personas son los fundamentos para la libertad, justicia y paz en el mundo, por lo que invitó a todos los Estados miembros y a las organizaciones interesadas a que observaran como Día de los Derechos Humanos el 10 de diciembre de cada año, en el que se conmemora este concepto como ideal común de todos los pueblos y todas las naciones.

Así mismo-en diciembre de 1993- la Asamblea General de las Naciones Unidas -a partir de la recomendación de los delegados presentes en la Conferencia Mundial de Derechos Humanos- estableció el mandato del Alto Comisionado para la promoción y la protección de todos los derechos humanos, lo que ha permitido que una voz autorizada e independiente hable en favor de los derechos humanos en todo el mundo.

Es así, que este año se conmemora el 20º aniversario de la creación del cargo de Alto Comisionado para los Derechos Humanos, la Oficina del Alto Comisionado apoya a los defensores de los derechos humanos y acerca los derechos humanos a las personas; realiza actividades de promoción, supervisión y capacitación; contribuye a reformas legislativas y de políticas que facilitan una mayor rendición de cuentas por las violaciones de los derechos humanos e impulsan esos derechos.

Es importante mencionar que los derechos humanos incluyen tanto derechos como obligaciones. En el plano individual, así como debemos hacer respetar nuestros derechos humanos, también debemos respetar los derechos humanos de los demás. Por otra parte, los Estados asumen las obligaciones y los deberes en virtud del derecho internacional, de respetar, proteger y realizar los derechos humanos.

Siendo que la obligación de respetarlos significa que los Estados deben abstenerse de interferir en el disfrute de los derechos humanos, o de limitarlos; la obligación de protegerlos exige que los Estados impidan los abusos de los derechos humanos contra individuos y grupos; y la obligación de realizarlos significa que los Estados deben adoptar medidas positivas para facilitar el disfrute de los derechos humanos básicos.

La lucha por la defensa y promoción de los Derechos Humanos se ha enfocado de manera importante a las personas y grupos vulnerables ([i]); quienes ocupan un espacio creciente en las agendas legislativas de las políticas públicas, con especial atención a los procesos de vulnerabilidad social de las familias, grupos y personas. Es por ello, que el Plan Nacional de Desarrollo (PND 2013-2018) incluye dentro de sus diversos objetivos y estrategias el priorizar la atención de grupos vulnerables para prevenir la violación de sus derechos humanos.

Asegurar el respeto a los derechos humanos constituye una tarea que implica la restitución en el goce de tales derechos y el desarrollo de esquemas mediante los cuales sea posible prevenir su violación.

Por ello, será crucial que funcionarios de todas las dependencias y de todos los niveles tomen acciones de reconocimiento de sus obligaciones, y de la responsabilidad gubernamental de proteger los derechos de los mexicanos. Además de dar apertura a mesas de diálogo y espacios de participación que permitan la interacción entre el Estado y la sociedad civil; sustentos que permitan un México más justo y respetuoso de los derechos humanos.

 

 

[i] El concepto de vulnerabilidad se aplica a aquellos sectores o grupos de la población que por su condición de edad, sexo, estado civil y origen étnico se encuentran en condición de riesgo, lo que les impide incorporarse al desarrollo y acceder a mejores condiciones de bienestar.

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Alejandro Armenta Mier

Maestro en Administración Pública, presidente del Senado de la República y presidente de la Comisión de Hacienda. Más de 34 años de su vida dedicado al servicio público. Mis principios: ser útil, agradecido y acomedido.