KO a la revolución

  • Raúl Torres Salmerón

El PRI y el gobierno federal olvidaron la historia de México. Las celebraciones con motivo del aniversario 103 de la Revolución Mexicana, ni siquiera fueron anunciadas, aseveró el secretario federal de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong, cuando dijo la semana pasada que no se podía cancelar algo que se había programado, como el tradicional desfile deportivo conmemorativo del hecho histórico.

Ni los panistas en el poder presidencial  ---Vicente Fox no canceló los desfiles y Felipe Calderón realizaba una ceremonia en Los Pinos--- se atrevieron a cancelar las ceremonias. El actual gobierno federal de Enrique Peña Nieto ante las censuras y las criticas improvisó un mini desfile militar para conmemorar el aniversario.

Imperdonable error histórico y político del régimen federal.

Habría que recordar las palabras del ex Presidente Adolfo López Mateos, de origen mexiquense por cierto, en las celebraciones de 1960 por el 50 aniversario de la Revolución:

“Fue el primer movimiento popular de este siglo que propugnó la idea de justicia social como el único medio para forjar la verdadera prosperidad y grandeza de las naciones. Esta afortunada circunstancia nos convoca en la vanguardia de las luchas sociales. Los revolucionarios abrigamos la certeza de que en el mundo del futuro la humanidad se verá libre de injustas desigualdades y discriminaciones, de la miseria y de la guerra. Y a la construcción de esa era superior México habrá contribuido con su pensamiento y con el tenaz esfuerzo de sus hombres”.

ALGO DE LA CRÍTICA

En La Crónica, Juan de la Cosa escribió: “El cumpleaños 103 de la Revolución Mexicana no tendrá ni pastel ni desfile. El movimiento armado de 1910 llegó a gozar de gran prestigio dentro y fuera del país, por ser la primera revolución social de los tiempos modernos. Hoy está de capa caída.  La imagen del Monumento a la Revolución en Plaza de la República que sirve de  campamento para los maestros de la CNTE ejemplifica su postración.

“Como el Monumento está ocupado y los maestros no tienen para cuándo irse, el recuerdo del inicio de la Revolución, el tiroteo aquel en casa de los hermanos Serdán en Puebla, se recordará en lo oscurito, casi en silencio,  como si nadie quisiera acordarse del movimiento que dio lugar al Estado mexicano moderno, cuyo programa de gobierno está contenido en la Constitución del 17”.

El Senador de la República por el PT, don Manuel Bartlett censuró al presidente Peña por no realizar festejos revolucionarios. Ya antes había señalado respecto a la reforma energética “que esos intereses extranjeros pretenden borrar todo rastro de la Revolución Mexicana que aborrecen desde el primer disparo, por su carácter de revolución nacionalista y definitivamente social”.

El diario 24 Horas publicó una encuesta de Rodrigo Galván de las Heras, donde el 37% de encuestados dice que debe celebrarse mucho el aniversario de la Revolución y otro 37% cree que algo, es decir, el 74%.

No obstante seis de cada diez entrevistados consideran que el ideal de la democracia efectiva ya no está vigente en nuestro país

Respecto a los íconos revolucionarios mencionan a Emiliano Zapata, pues tres de cada diez personas consultadas lo nombraron cuando se les preguntó por el personaje más representativo de la época; le siguieron Pancho Villa y Francisco I. Madero.

El periodista Jacobo Zabludovsky escribió a principios de semana su columna en El Universal titulada Adiós al desfile, “que no es asunto frívolo conmemorar acontecimientos notables con desfiles populares, ni cuestión menor su cancelación. En el primer siglo de la era cristiana, para no remontarnos a la prehistoria, las batallas ganadas por Trajano fueron celebradas con desfiles triunfales en la Roma agradecida al español que agrandó sus dominios al someter a Dacia, vencer a Decébalo, restablecer la paz interior del Imperio y elevarlo al más alto grado de prosperidad. La historia ofrece miles de ejemplos y mis contemporáneos han de recordar los primeros desfiles del 20 de noviembre, en ese México protagonista de un movimiento popular de campesinos y obreros vencedores de una dictadura y transformadores de un sistema social y económico obsoleto, para ponernos de lleno en el siglo XX.

“La Revolución Mexicana antecedió a la bolchevique. Los comunistas celebraban también con un gran desfile la Revolución de Octubre y en 1967 presencié en la zona de invitados junto al Mausoleo de Lenin el paso de soldados, tanques y cohetes al celebrarse 50 años de la llegada del soviet al poder. Los nazis hicieron de sus marchas un acto deslumbrador, con escenarios y coreografía desafiantes de un mundo apático que no vio la verdad detrás del espectáculo y pagó caro su error. Ambas celebraciones, la comunista y la nazi, desaparecieron con los regímenes que las crearon. No antes. Y así ha ocurrido a lo largo de los siglos y de las distancias terrestres.

“Se ignora, para desconcierto general, cuando el Partido de la Revolución regresa al Poder Ejecutivo y el gobierno del Distrito Federal es encabezado por un candidato triunfante de la izquierda. Para los dos gobernantes es un primer 20 de noviembre en que son ellos, juntos o separados, quienes deciden si la lucha iniciada en 1910 merece o no dedicarle, como quien enciende una vela, el recorrido callejero de algunos miles de hombres y mujeres, habitantes de un país deudor de sus antecesores, más de un millón de ciudadanos anónimos, que murieron para hacernos vivir mejor”.

HISTORIA DEL DESFILE

Manuel Ajenjo, en El Economista documentó que según consigna el Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana (INERMH), en 1917, por primera vez en la ciudad de México se organizó una manifestación masiva para celebrar el 20 de noviembre, fecha del inicio de la Revolución Mexicana. No volvió a realizarse ningún evento conmemorativo hasta el 20 de noviembre de 1928, cuando se efectuó, para evocar el comienzo del movimiento de 1910, una carrera de relevos.

Al año siguiente, por el mismo motivo, se llevó a cabo un desfile militar-deportivo en el Campo Militar de Balbuena. Posteriormente, el 20 de noviembre de 1930, un desfile similar se efectuó en las calles del centro.

En el año de 1936, por decreto del Senado de la República, el festejo se hizo oficial, aunque no fue sino hasta el año 1941 cuando del Primer Mandatario del país, el poblano Manuel Ávila Camacho, presidió el desfile que se hizo tradicional en la capital y en las entidades federales de la República, para celebrar la gesta histórica que modernizó al país -según se decía año con año.

CELEBRACIONES EN PUEBLA

En la más pura tradición priista, habrá que reconocerle al gobernador panista Rafael Moreno Valle Rosas   --- poco adicto a presidir actos oficiales que recuerdan la historia--- que estuvo en la ceremonia poblana del Centésimo Tercer Aniversario de la Revolución Mexicana, y entregó el Premio Estatal del Deporte 2013 a jóvenes atletas de alto rendimiento, así como la medalla 18 de Noviembre.

Encabezó la guardia de honor en el monumento a Francisco I. Madero e hizo entrega de la Medalla 18 de noviembre a María Luisa Cruz Manjarrez, quien la recibió en memoria de Gilberto Bosques Saldívar, profesor, periodista, político y diplomático mexicano.

Incluso, la celebración del inicio de la Revolución en Puebla, el 18 de noviembre fue un corto evento donde el Secretario de Educación Pública, un tal Jorge Alberto Lozoya, presidió la ceremonia en el monumento de los Hermanos Serdán, donde hubo una guardia de honor y se colocó una ofrenda floral.

Más revolucionaria, Antorcha Campesina realizó en Tecomatlán, un desfile conjuntamente con autoridades del municipio. Incluso hubo elección de la Reina que presidió los festejos, Aremy Véliz Santos.

Otra organización poblana, la FROC, conmemoró la fecha con una marcha con cinco mil delegados froquistas, donde el dirigente René Sánchez Juárez dijo que la clase trabajadora no ha tenido beneficio alguno con la reforma laboral que fue aprobada en la administración federal pasada.

En fin, como escribió Octavio Paz (México 1914-1998) en su Canción Mexicana:

Mi abuelo, al tomar el café,

me habla de Juárez y de Porfirio,

los zuavos y los plateados.

Y el mantel olía a pólvora.

Mi padre, al tomar la copa,

me habla de Zapata y de Villa,

Soto y Gama y los Flores Magón.

Y el mantel olía a pólvora.

Yo me quedo callado:

¿de quién podía hablar?

raultorress@hotmail.com

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Raúl Torres Salmerón

Abogado. Periodista. Ex Director de La Voz y El Sol de Puebla, El Heraldo y El Popular. Ex Director de Comunicación Social del Gobierno Estatal y en dos Gobiernos Municipales.