País sin liderazgo

Una de las premisas básicas para que una organización humana funcione adecuadamente, sea gobierno, negocio o hasta la propia familia, es el que cada uno de sus integrantes sepa con seguridad hacia dónde dirigir sus esfuerzos para lograr los objetivos del grupo.

Desde luego que quienes deben tener más claridad en el este asunto son los líderes del proyecto, quienes están obligados a transmitir la idea y convencer de la misma a los integrantes del equipo a fin de que no existan impedimentos que hagan fracasar el esfuerzo de todos. 

Es ahí donde precisamente los gobiernos de los últimos años han fallado, no importando el tinte partidista que haya prevalecido, los cuales han sido absolutamente incapaces de dirigirnos hacia un rumbo claramente determinado, dejando que grandes tramos del ejercicio de gobierno se encuentren sin control y permitiendo que algunos sectores de la sociedad, principalmente empresariales, tengan su propia opinión acerca de la importancia que tiene el beneficio colectivo sobre el particular para lograr ser un país justo, lo que se ha traducido en desigualdad e injusticia.

Debemos reconocer que los mexicanos perdimos una gran oportunidad de cambiar el destino  de nuestro país en el año 2000, en el que obteniendo una victoria histórica sobre 70 años de predominio  del PRI se eligió a Vicente Fox, un producto del marketing político, sin analizar a fondo si este tendría un soporte intelectual, ideológico o por lo menos de salud mental que pudiese inyectar el entusiasmo suficiente para desmantelar las estructuras corruptas y anquilosadas del viejo régimen; todos conocemos la historia: no se logró el cambio prometido y el sistema se fortaleció en sus vicios.

Después  de una dudosa elección, siguieron los seis años del calderonismo, en los cuales el país perdió su sentido histórico, ampliándose la brecha de la pobreza y generándose el peor conflicto social de los últimos tiempos: la delincuencia organizada, resultado de la pobreza, el desempleo, la falta de oportunidades y la corrupción.

Con estas tristes experiencias, entre la frivolidad del Foxismo, y la ceguera del Calderonismo, los ciudadanos votantes de este país, que no hacen la mayoría, decidieron el futuro del país regresando al pasado, tras un obscuro proceso de compra del voto y un gasto de campaña excesivo procedente de  los negros entramados de los poderes facticos de este país.

En el presente día los mexicanos nos encontramos metidos en una dinámica sin destino final; así como por puro ejemplo el desempleo avanza cuando se nos ofreció que disminuiría, cada día el salario de los pocos empleados es menos remunerador, la inseguridad se acrecienta a pesar de los esfuerzos de mantenerla en un bajo perfil en los medios de información, en muchas regiones del país hay ingobernabilidad, la violencia social se incrementa y el tejido social se desmadeja.

Todas estas cosas nos permiten ver la necesidad del surgimiento de un liderazgo con una clara visión de estado que logre conjuntar los esfuerzos de las grandes mayorías trabajando intensamente para lograr el país que todos deseamos.

A pesar de que hay quienes no les gusta hablar de mesianismos, la realidad es que la historia nos enseña que en las peores crisis emergen hombres o mujeres de la sociedad, con la personalidad y el carácter suficientes para cambiar el rumbo de las cosas y creo que ese es el momento que está por llegar para México ya que es muy evidente que los liderazgos formales de este país  no corresponden a los tiempos que enfrentamos.

Opinion para Interiores: