Sos, sos...sos
- Eduardo García Anguiano
Por fotografías difundidas en las redes sociales en Venezuela, hemos sabido de los restos incendiados de un avión de matrícula mexicana, sus posibles ocupantes, ruta de viaje y declaraciones oficiales sobre su destrucción.
De lo hasta hoy conocido no se desprenden conclusiones importantes, sólo la inferencia de que el avión no ha sido el derribado, sino nuestra imagen y postura ante el mundo.
Recopilemos las declaraciones: las identidades de los pasajeros eran falsas, burlaron los controles del aeropuerto de Querétaro, citaremos al embajador de Venezuela, demandamos información, queremos explicaciones de lo que sucedió; esto es lo conocido por los medios de comunicación sea por cautela o por la escases de datos propios.
Del lado venezolano: derribamos 30 aviones, no permitiremos que nuestro espacio aéreo sea violado, transportaba cocaína, el gobierno mexicano defiende a narcotraficantes; declaraciones aderezadas por el folklore de su dirigente.
Nuestra debilidad es interna, repasemos algunos hechos de los últimos años:
- El asesinato de un narcotraficante por payasos.
- El cadáver de un criminal se fugó.
- Un ajusticiado con billetes sobre el cuerpo.
- Capo que cobraba en la nómina magisterial oficial.
- Perros encarcelados por sospechosos de asesinato.
- Un traficante fue liberado porque el juzgado era incorrecto.
- Policías que disparan a vehículos de diplomáticos.
- Agentes de la ley que suplantan a secuestradores.
- Reos que escapan de penales de alta seguridad.
Con los antecedentes inmediatos que tenemos, realmente es difícil esgrimir una postura sólida y respetable en temas de seguridad ante el interlocutor de los pajaritos y observador de las apariciones de su líder extinto.
¿Por qué se afirma esto? porque la imagen del país construida a lo largo de años fue derribada durante los dos últimos sexenios: la violencia y el narcotráfico en México son más conocidos hoy en el mundo que los principios de la política exterior mexicana y la manera de emplearlos en la escena internacional.
Ojalá tengamos un desenlace satisfactorio sobre el incidente y que nuestros negociadores recuerden las palabras de Juan María Donoso Cortés, filósofo, parlamentario, político y diplomático español: “Lo importante no es escuchar lo que se dice, sino averiguar lo que se piensa”.
@EGAnguiano
14 de noviembre de 2013
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Sociólogo y maestro en Administración Pública. Ha laborado en el gobierno federal y gobiernos locales en áreas de seguridad y gobierno. Ha sido profesor en la Universidad de las Américas Puebla, el IMIDECIP y el INAP. Escribe la columna Operación Seguridad.