Una revolución en perspectiva (II)…
- Juan de Dios Andrade
En ocasiones, por la feroz persecución que desataron Obregón y Calles contra la Iglesia Católica y la consiguiente Guerra Cristera, olvidamos las terribles injusticias sociales derivadas tanto del gobierno de Juárez como del de Porfirio Díaz. En el primer caso, fue notoria la mano dura empleada contra la menor protesta de los campesinos, en su mayoría indígena, por la mala situación en que estaban. El régimen de Díaz, a su vez, implantó un sistema cruel y autoritario que llamó la atención de algunos visitantes extranjeros que llegaron al país por corto tiempo a principios de siglo XX. Sobre todo para los de origen italiano fue evidente que el gobierno de Díaz se asemejaba a la Mafia siciliana y no faltaron los que la catalogaron como tal. A la par del malestar nacional y de las críticas que comenzaron a manifestarse en periódicos y revistas, tuvo lugar una confrontación en Estados Unidos mediante varias publicaciones, incluyendo libros, que señalaban lo que estaba pasando en México…
Lo anterior era el anuncio de que estaba llegando al final la era de las revoluciones burguesas y se avizoraban las revoluciones sociales. Como lo hicieron notar algunos especialistas, fue en 1905 cuando arrancaron los movimientos revolucionarios de tipo social, pero fracasaron. Se trató de las que se vivieron en Rusia e Irán. En los dos países los campesinos vivían en la miseria y de suyo en franca esclavitud…
En el caso de México y aunado a lo que vimos el lunes pasado, hay que agregar el peso específico que tuvieron los grupos religiosos provenientes de Estados Unidos, especialmente metodistas. Varios de sus pastores hicieron acto de presencia desde los albores de la Revolución mexicana e incluso en la lucha de caciques y caudillos que se generó por la muerte de Madero…
“El fracaso del proyecto ideológico…”
El hecho de que tanto Juárez como Díaz fuesen miembros del mismo partido, de carácter liberal, sirve para probar que el siglo XX se inició con un rotundo fracaso su proyecto ideológico. Como lo han señalado investigadores, sobre todo extranjeros, la libertad y la igualdad pregonada por los sectores liberales no eran entendidas por ellos mismos como realidades para todos, sino para unos cuantos. Considerando que desde la Revolución francesa los ilustrados recurrieron al manoseo conceptual, en México ocurrió algo parecido. En Francia se hacía alusión al pueblo y a la importancia de su participación, pero en algunos textos de las figuras representativas de la Ilustración se dice claramente que cuando hablaban de “pueblo” no entendían por tal “el estúpido populacho”, sino que se referían a ellos, los ilustrados. Por eso no entiendo que en ciertos libros se diga que con la Ilustración y la Revolución francesa empezó la era de la democracia. Eso refleja o escasa capacidad de lectura y análisis o mala intención…
En México, cuando los liberales hablaban de libertad e igualdad lo hacían pensando en los que formasen parte de su espectro ideológico. Es decir: libertad e igualdad pero sólo para los que compartiesen el ideario liberal, no para todo el pueblo. En honor a la verdad, en el ámbito conservador también se perciben ejemplos en el mismo sentido, lo que nos ayuda a concluir que, al margen de quién ganase la lucha entre ambos bandos, el resultado iba a ser casi el mismo. Para principios del siglo XX, México se había quedado sin opciones viables dentro del pensamiento político moderno…
“Entre el más acá y el más allá…”
La Revolución mexicana comenzó a gestarse por los desacuerdos entre las generaciones más jóvenes que vieron con desencanto el incumplimiento del ideario liberal y que se fueron acercando a otras opciones, sobre todo ácratas y las mezclaron con algunas tesis liberales. No podía ser de otra manera: en el origen de la Revolución de 1910 hubo una marcada influencia anarquista, pero también vinculada a los círculos espiritistas y masónicos. No toda la masonería se alzó contra Díaz, quien de hecho era el jefe de todos los grupos. Hubo conflictos al interior de las vertientes castrenses y en el terreno civil, en donde se practicaba el espiritismo, concluyeron que podían “comunicarse” con el “más allá” para que los fundadores del liberalismo les dijesen cómo corregir el rumbo, especialmente Juárez…
Como lo vimos hace ocho días, Madero estaba entre los anteriores. Esto nos arroja una lectura importante, pues existe la duda sobre si Madero era “revolucionario”. Es obvio que recurrió al “pasado” (Juárez) para resolver un asunto de su presente…
“Una revolución bifronte…”
Comparando la óptica maderista y zapatista, se nota más que Madero no apostaba por un cambio de fondo propiamente. Hablaba de “Sufragio efectivo, no reelección” pero sin pretender modificar sustancialmente el sistema liberal imperante. Tal vez le faltó visión a Madero o quizá se debió a que él mismo y su familia provenían del esquema liberal instalado por Juárez y Díaz. Esta fue la causa principal del desacuerdo entre Madero y Zapata, pues el suriano estaba convencido de que la democracia requería libertad y la libertad estaba vinculada a la tierra. Para Zapata, el ideal maderista era impensable sin el reparto de tierras porque de otro modo el campesino no podría actuar libremente en las elecciones y me parece que tenía razón. De pasada, cabe precisar que Zapata pensaba en un reparto de tierras que fuesen propiedad de los campesinos…
No había posibilidad de acuerdo sin que uno de los dos diese marcha atrás en sus convicciones: Madero no quería tocar el sistema de haciendas y Zapata creía que dicho sistema era la causa de la desgracia de los campesinos. Es interesante observar que dentro y fuera del país se publicaron varias críticas contra Madero porque precisamente se entendía que los cambios de fondo no iban a cristalizar como se pensaba…
“La revolución conservadora…”
¿Fue consciente Madero de que su aventura no tenía sentido? Logró acabar con la dictadura de Porfirio Díaz con cierta rapidez y facilidad, pero no fue capaz o no quiso darle nuevo rumbo a México y pronto los otrora críticos del porfiriato se volvieron sus acérrimos enemigos. De haber tenido éxito el intento de los hermanos Serdán, dos días antes del estallido “oficial” de la Revolución maderista, ¿habría inclinado la balanza a favor de un verdadero cambio? Es difícil asegurarlo. Uno de mis maestros decía que el “si yo hubiera” no era tiempo pasado sino tiempo perdido. Es lo que en filosofía se llama “futuribles”: lo que pudo haber sido pero no fue. Son cosas de la vida…
Es verdad que Madero intentó salvar su ideal democrático y que ante el pánico que cundió entre liberales y masones por el éxito del Partido Católico Nacional en las primeras elecciones, tendió la mano a los católicos para salvaguardar los resultados electorales, pero no se entendieron. De un lado, la cúpula del Partido Católico rechazó la oferta porque Madero era masón y espiritista, y del otro, Madero se codeaba y respaldaba a gente adversa a la Iglesia Católica. ¿Qué habría pasado si Madero y los católicos se hubiesen entendido? ¿Habrían logrado frenar a los extremistas que buscaban arrebatarle el poder a Madero? En el polo violento se vivía un forcejeo entre el ala huertista y el eje Reyes-Félix Díaz. Sumado a los que se espantaron con el avance católico, pronto todo se volvió una mezcla explosiva…
(Tercer parte: próximo lunes; jueves: análisis político)…
Hasta entonces…
Comentarios: confinespoliticos@yahoo.com
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Politólogo. Analista político y asesor. Especializado en historia y política mexicana, geopolítica y geoestrategia, Historia de las ideas políticas, teoría política y análisis de escenarios. Autor de la columna Confines Políticos