¿De qué hablan los hombres en las bodas?

  • Alejandra Fonseca

Todo comenzó cuando una amiga, al salir de una boda, le preguntó a su marido: “¿De qué estaban hablando cuando se quedaron solos en la mesa?” Él directo, sincero y concreto como es, le respondió: “De las mujeres.” Ella, curiosa, repreguntó: “¿Y qué de las mujeres?” Y él comenzó el rosario de observaciones que hicieron entre ellos, y dijo:

“Fíjate: todas las mujeres de cierta edad, se quieren ver más jóvenes. Se cortan el cabello muy chiquito, pero entre más chiquito más se les nota la edad. Además, todas esas mujeres, se pintan igual: de rayitos para disimular las canas, ¡y todas quieren ser güeras! Tapan sus cuellos, que las delatan con joyería cada vez más grande y exótica, que contrasta con la frescura y los escotes de las jóvenes. Fíjate, había una señora que parecía que tenía las chichis atrás, en la espalda. Se metió el vestido tan a la fuerza, que su espalda parecía ser su pecho desnudo. ¡Luego se preguntan por qué vemos a las muchachas jóvenes!

“Las mujeres no saben qué hacer para que los hombres las vean y las saquen a bailar: se pasean por las mesas, por los pasillos para que, como si fuera un accidente, se topen con un hombre solo y como que le hacen la plática y se empiezan a contonear para que el otro ingenuo, las invite a bailar. Y una cosa muy curiosa: Por qué los hombres podemos ir al baño solos y las mujeres siempre tienen que ir en bolita, se tienen que acompañar más en bodas y reuniones, cuando es un acto íntimo y solitario, ¿qué se van a oler?

“Está uno en el glamur de la fiesta, y estás baila y baila, y luego les reparten chanclas porque ya no soportan los tacones. Y una mujer que veías de 1.70 termina siendo de metro y medio porque tenía tacones de veinte centímetros. Si así estaban vestidas, cuando se empiezan a desvestir, ¿cómo terminan? ¡Cuántas cosas más no llevaran postizas; la pestaña, la faja que levanta las asentaderas, que quita las llantitas, que levanta las bubis que muchas veces son también falsas, las extensiones en el pelo, las uñas postizas que se les andan cayendo y hay que andar con el colaloka para que se las anden pegando. Y ahora la moda que las uñas postizas también las usan en los pies.

“Y luego, su mirada fija y rostro inexpresivo por el botox, su rostro que no sabes si está hinchado por alguna enfermedad o porque le aplicaron mal el botox, los labios carnoso como de culo de gallina, que es una moda que yo no entiendo, tan bonitos los labios naturales y los rostros expresivos. ¿Te has dado cuenta que algunas mujeres quieren impresionar más con su atuendo y arreglo que la novia, cuando es la novia la que tiene que lucir?

“Después observas que en las mesas donde se reúnen mujeres solas, critican a las mismas mujeres con tanto veneno que terminan siendo más peligrosas entre ellas que las arañas que se devoran a sus machos. Las hay que se les pasa la copa, se desinhiben y se vuelven más efusivas. Y ahí es donde nos quedamos los hombres más sorprendidos porque todo el hechizo, todo ese glamur y elegancia se termina, y se ve su realidad…”

Después de escuchar estos señalamientos, mi amiga reflexionó en voz alta: ¡Que chingón es sólo enfundarse en un traje!”

alefonse@hotmail.com

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Alejandra Fonseca
Psicóloga, filósofa y luchadora social, egresada de la UDLAP y BUAP. Colaboradora en varias administraciones en el ayuntamiento de Puebla en causas sociales. Autora del espacio Entre panes