Un nuevo campo para México

  • Juan Carlos Lastiri

El pasado lunes, en el Estado de Nayarit,  el Presidente Enrique Peña Nieto hizo anuncios oficiales en verdad trascendentes para el futuro del agro nacional. Partiendo de datos estadísticos muy relevantes –al tiempo que lamentables- reflexionó  con los asistentes a su gira sobre la importancia de dar un golpe de timón en materia de atención al campo y a los productores. Pero no como discurso de coyuntura, si no como una verdadera respuesta basada en la urgencia y sensibilidad social de un gobierno que entiende perfectamente lo prioritario que es resolver esta dura problemática. Así, se afirmó que ningún país puede basar su seguridad alimentaria nacional si no produce el 75 % de los alimentos que consumen, según datos de la FAO y en México estamos muy lejos de eso. Por tal motivo el Presidente admitió que hay que hacer y tomar medidas urgente para ir revirtiendo una situación que se ha reflejado en un campo cada año más disminuido y un 25 % de la población mexicana que vive de aquel, que solo consigue sobrevivir y está en condiciones de pobreza y rezago.

Lo que se pretende alcanzar durante esta gestión es lograr del sector primario (el que se dedica a la producción de alimentos) y para quienes viven y dependen de esta actividad, el  hacer de ella una actividad mucho más productiva, mucho más rentable, que genere ingresos dignos a las familias que viven  de ésta, para que se convierta en una palanca muy importante del desarrollo nacional.  Pero, al mismo tiempo, que contribuya a la generación de los alimentos que consumen los mexicanos.

Para construir el nuevo rostro del campo mexicano y hacer de éste un campo justo, productivo, competitivo, rentable y sustentable, en beneficio de sus familias y comunidades, el Gobierno de la República pone en marcha diversas estrategias al interior de la Administración Pública Federal, llevando a SAGARPA como el conductor de esta nueva política de Estado y la cual va marcando directrices. Dentro de estas líneas estratégicas el Presidente Peña enumero: elevar la productividad de los pequeños y medianos propietarios. Aumentar el uso de fertilizantes y semillas mejoradas. Incrementar las zonas cultivables de riego. Abrir la llave del crédito a productores y emprendedores del campo. Crear un sistema de información que contribuya a sincronizar la oferta y la demanda de productos en el mercado nacional. Actualizar y simplificar las leyes, normas y reglamentos en el sector, para incentivar las inversiones y generar más empleos.

Como vemos, las líneas de acción son muy puntuales y pasan por varios de los cambios estructurales ya iniciados o en proceso, a saber, la Reforma Financiera, que hará accesible el crédito a los micros y pequeños productores agropecuarios. Además, se complementa con las grandes propuestas que en materia de Política Social se han echado andar, ya que un nuevo campo va de la mano con los objetivos básicos planteados para la Cruzada Nacional contra el Hambre, sobre todo en el incremento de la productividad, como herramienta para ir disminuyendo la falta de acceso a una alimentación nutritiva y sana para los 7.01 millones de mexicanos y mexicanas reportados en esta carencia.

Por lo tanto, desde reformas estructurales hasta la modificación del andamiaje jurídico, implica la apuesta del gobierno de la República para transformar al campo nacional. Y a manera de metáfora, el Presidente comparó a su gobierno con la actividad de la mayoría de los presentes en el acto, al expresar que: “Eso es lo que queremos para el país. Y por eso lo que hemos venido sembrando: Nuevas transformaciones, cambios estructurales, que posibiliten realmente que México tenga este horizonte de prosperidad y desarrollo para todos los mexicanos.”

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