“Los sistemas de espionaje prueban que
MATRIX EXISTE,
porque operan en una realidad distinta
a la de los ciudadanos”
Abel Pérez Rojas
En los últimos meses han salido a la luz una serie de revelaciones sobre las acciones de espionaje de los Estados Unidos (EU) hacia diversos personajes, países y organizaciones internacionales.
Desde hace mucho tiempo el sentir popular indicaba que los norteamericanos, como primera potencia mundial, meten sus narices –y el resto del cuerpo- en asuntos de toda índole.
Seguramente las filtraciones sobre las acciones de espionaje de los vecinos del norte continuarán: ¿Hasta dónde los mexicanos estamos compenetrados con asuntos tan delicados?
En noviembre de 2010 Wikileaks publicó 250.000 documentos clasificados sobre lo que pensaba la diplomacia norteamericana sobre diversos líderes mundiales.
Por aquellos días, diversos medios informaron que entre los cables de finales del 2010, se encontraron investigaciones norteamericanas en torno a la salud mental de la presidenta de Argentina, Cristina Kirchner; también se supo de las instrucciones para espiar al secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Kimoon, y a los embajadores de los países miembros permanentes del Consejo de Seguridad.
También se han publicado las actividades de espionaje norteamericano Luiz Inacio Lula da Silva, ex presidente de Brasil y a su sucesora, Dilma Rousseff.
México no se ha escapado de la actividad de espionaje estadounidense, porque como se reveló hace unos pocos días por TV Globo, la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) espío al candidato Enrique Peña Nieto y a nueve de sus más cercanos colaboradores.
Por si esto fuera poco, recientemente el periódico británico The Guardian reveló que la NSA pagó millones de dólares a gigantes de Internet – Google, Yahoo, Microsoft y Facebook – para la vigilancia masiva de las redes sociales y teléfonos, a través del programa de espionaje masivo Prisma.
Pareciera que nadie se ha salvado del sistema de espionaje de los Estados Unidos y también pareciera que todo lo puede resolver la diplomacia, porque no obstante la filtración masiva, ninguna nación involucrada ha roto relaciones diplomáticas por tal motivo.
Sin embargo, cabe la pregunta: ¿qué pasaría si potencias como Rusia, China o incluso los países del Oriente Medio estuvieran espiando a Estados Unidos? Seguramente la declaratoria de la Tercera Guerra Mundial estaría en puerta.
Los alcances hegemónicos de Estados Unidos se revelan con claridad: ninguna nación se arriesga a protestar para que el gigante no se incomode y mande sus misiles por atentar en contra de su seguridad nacional.
La semana pasada Rubens Barbosa, ex embajador brasileño en Washington, dijo a la AFP, en relación a la tensión entre Estados Unidos y Brasil con motivo de las actividades de espionaje que: "Esto no es una crisis, va a solucionarse. Es una divergencia que será superada (...) El espionaje existe en Francia, en Inglaterra, en China (...) Todo el mundo espía a todo el mundo" (terra.com.ar)
Si una persona cualquiera afirmara que el espionaje existe en todas partes, no tendría mayor relevancia, pero que lo afirme un ex embajador de un país protagonista en el mundo, como es Brasil, eso sí es motivo para detenernos a pensar sobre muchas implicaciones.
Por ejemplo da pauta para preguntarse: ¿Cuáles otros países están espiando a México? ¿Cuáles son las líneas de investigación que habrá en curso en relación al actuar de los mexicanos y de sus gobernantes? ¿Hay batallas entre servicios secretos en territorio nacional? ¿Cuál es el actuar de las agencias de inteligencia nacional en todo este embrollo?
Como puede ver caro lector, las filtraciones sobre los servicios de espionaje norteamericano son sólo una micro muestra de lo que está sucediendo verdaderamente detrás de la realidad con la cual nos contentamos.
¿No le parece que los mexicanos estamos literalmente en pañales ante lo que sucede verdaderamente en el mundo, y por supuesto en nuestro país?
Abel Pérez Rojas (abelpr5@hotmail.com / @abelpr5 / facebook.com/abelperezrojas) es poeta, comunicador y doctor en Educación Permanente. Dirige Sabersinfin.com.
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Poeta, comunicador y gestor de espacios de educación. Estudió Derecho (BUAP), Maestría en Formación Permanente y Doctorado en Educación. Ha impartido conferencias y cursos de posgrado en instituciones públicas y privadas. Su obra poética consta de cinco poemarios. Es fundador de Sabersinfin.com.