Por la redignificación de la mujer Indígena

  • Alejandro Armenta Mier

La población indígena de México forma parte de los estratos más pobres y desfavorecidos de nuestra sociedad, con frecuencia, sus niveles de vida están por debajo de los promedios nacionales y regionales así como de los mínimos de bienestar estipulados internacionalmente.

Las desigualdades por condición de género obedecen a la persistencia de patrones culturales que se expresan en comportamientos de trascendencia primordial en el curso de vida de las personas y que, si bien no son exclusivas de los grupos indígenas, sitúan a las mujeres en mayor desventaja social. Siendo así que las mujeres conforman el segmento de mayor marginación y presentan los índices más elevados de analfabetismo, rezago educativo, desnutrición, escaso acceso a los servicios de salud,  entre otros.

Las mujeres Indígenas tienen un papel preponderante en la recomposición del país en su conjunto, por lo que es necesario que las grandes distancias de marginalidad y la riqueza se reduzcan, dando lugar a nuevos modelos de desarrollo de acuerdo con sus expectativas culturales, sociales, políticas, económicas y de justicia.

En tiempos modernos, entre los grupos indígenas, los hombres tienen más probabilidades de ser educados que las mujeres y por tanto toman decisiones para la comunidad.  Se observa un importante rezago de las mujeres en materia educativa,  dado que el 43.1% de las mujeres indígenas mayores de 15 años no sabe leer y escribir. Además del poco acceso a servicios básicos, como el de salud, donde el 7% de las mujeres no reciben atención medica cuando la necesitan (2010).

Son diversos los problemas que enfrentan las mujeres indígenas y por los que hay que trabajar en áreas como el acceso a la tierra, territorio y recursos naturales; la procuración y administración de justicia; los índices de mortalidad materna, el VIH y la violación de derechos sexuales y reproductivos; la violencia de género, la paramilitarización y militarización, el desplazamiento interno, el acceso a la educación y la cultura en su propio idioma. La mujer indígena vive de manera directa las consecuencias del fenómeno migratorio, no tiene acceso al conocimiento y manejo de las nuevas tecnologías

Los esfuerzos dirigidos a atender las carencias las mujeres indígenas en ocasiones han resultado ser poco efectivos debido a las barreras culturales y lingüísticas. Actualmente, existen diversas organizaciones que apoyan a las mujeres indígenas en la manifestación y exigencia del derecho a la vida y al bienestar social así como a construir una conciencia colectiva partiendo del respeto a la diversidad cultural.

Por lo que será un trabajo importante por parte del Gobierno de la República, garantizar las condiciones para la existencia de mayor seguridad, justicia y equidad para las mujeres de los pueblos indígenas, mediante el diseño de estrategias integrales que aseguren el respeto a los derechos humanos.

Se debe promover el desarrollo económico de los pueblos y comunidades indígenas, en donde las mujeres, a través de la implementación de acciones orientadas a la capacitación, desarrollo de proyectos productivos y la comercialización de los productos generados -de acuerdo con su cultura y valores- puedan asegurar el ejercicio de los derechos de los pueblos y comunidades indígenas en materia de alimentación, salud, educación e infraestructura básica.

Las mujeres indígenas son portadoras de sabiduría ancestral, por ello en el marco de la celebración del día de la mujer indígena -que se celebra este 5 de septiembre- hago un llamado a la sociedad y  a las organizaciones, a fomentar el respeto y orgullo por este sector de nuestra sociedad, gracias al cual podemos conservar costumbres y tradiciones importantes además de una diversidad de lenguas que permiten que nuestro país sea representante de una gran riqueza cultural y diversidad.

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Alejandro Armenta Mier

Maestro en Administración Pública, presidente del Senado de la República y presidente de la Comisión de Hacienda. Más de 34 años de su vida dedicado al servicio público. Mis principios: ser útil, agradecido y acomedido.